Transparencia y democracia
Ayer decretó el Gobierno de España una nueva Ley llamada de la Transparencia. Sorprendente que una cualidad física como la transparencia se decida por ley. Estamos ante un metáfora, no sé si acertada. Esta ley pretende que estén al alcance del público el conocimiento de las acciones de todas las instancias públicas: gobiernos, autonomías, ayuntamientos...( Pero lo que es transparente es atravesado por la luz y puede no verse si la transparencia es total, aunque lo que pretende la ley es que se haga visible lo que hoy no lo es. Sería mejor título Ley del Desvelamiento, ley que descorra los velos que velan los actos públicos que no lo son.)
Primero sorpresa: ¿pero no lo estaban ya? Pues no, por lo visto vivíamos en un país en el que no estaban al alcance de los gobernados las actuaciones de los gobernantes. Después, vergüenza. ¡Tras treinta y tres años de democracia la acción pública no era pública! Así que éramos como los siervos a quienes sus amos no tienen que dar cuenta de lo que hacen. De nuevo he recordado el texto que ya comenté aquí de Etienne de La Boetie, "La servidumbre voluntaria" para explicarme esta cuestión. ¡Y eso que la izquierda - que se jacta de ser defensora de libertades y derechos - ha gobernado durante más de 20 años de esta democracia!
¡Ay, no éramos ciudadanos de pleno derecho! Por eso me ha llamado la atención el trato discreto y escaso que los medios de comunicación inexistente le han dado a esta noticia. Como queriendo que pase desapercibida o, al menos, que no tenga la relevancia que merece. Y no la tendrá. Es para evitar la vergüenza a los gobernantes al hacerse evidente que actuaban con nocturnidad toda la vida, para no quedar deslumbrados en su acción a obscuras. Y también para evitarnos la vergüenza a los administrados. Tan ineptos que no querían enterarse de lo que pasaba, que aceptábamos sin rechistar nuestra condición de servidumbre.
Como en un chiste, tras el efecto buscado-la transparencia- aparecen las realidades reprimidas: la irresponsabilidad de gobernantes y la sumisión de los gobernados. La alegría por un logro queda ahogada por lo que nos descubre. De pronto se transparenta la mala calidad de nuestra democracia y tratamos de pasar de puntillas sobre ello. En fin, que toda la vida hemos sido siervos y señores en Hispania.
No acaba aquí nuestra decepción: en algunos medios comentan que en los Estados Unidos toda la acción pública es publicada y accesible inmediatamente a todos los ciudadanos. Hasta la agenda diaria del Presidente de la nación. Y desde la Constitución americana, hace más de doscientos años. Antes que nosotros llegáramos a Cádiz.
Fíjense que intolerable amargura para quienes siempre han denostado al Imperio del Mal americano haber descubierto que el presidente George Bush publicaba todo lo que hacía. Mientras que aquí no nos enterábamos de la misa la media de lo que hacían nuestros gobernantes con nuestro dinero.
Quizá los españoles aprendamos algún día que la democracia y la libertad no son frutos de la tierra, que no nos son debidos por nadie, que son solamente el resultado de un acto que los sujetos deciden. Los sujetos de derecho. Que no nos los garantiza ningún Otro. Que dependen de nuestros deseos.
Ha resultado ser un buen golpe a nuestra presunción. A ver si aprendemos...