lunes, 21 de junio de 2010

La Ley y el Padre

M. nos ha traído la evocación de un película-La cinta blanca- que no vi, pero de la que se ha hablado mucho este año. Por lo que nos dice parece que trata del daño que causa una ley muy severa que mantiene un padre. El estrago de la severidad que llega a hacer cruel la aplicación de la ley. En este caso, por lo que leo, el código de comportamiento familiar. Y cómo tras esa moral estricta se despliega la perversidad. Leí una crítica que planteaba que la película venía a explicar la génesis del nazismo.
En psicoanálisis se sitúa la ley moral como emanada de la autoridad del padre. Es Moisés bajando con las tablas de la Ley, con el Decálogo de los preceptos básicos de la moral de una sociedad. Todas las sociedades tienen mitos o religiones para explicar la fundación de las leyes que les rigen. Freud, basándose en el drama de Sófocles, creó el mito de Edipo, en el que une el temor a la autoridad paterna en el niño con la aceptación de la renuncia a la satisfacción de determinados modos de satisfacción. La aceptación de que hay goces prohibidos. Es una historia que hace referencia a la prohibición del incesto en todas las sociedades humanas. Lacan usará el concepto del Nombre del Padre para dar forma a través del lenguaje a este proceso por el que un sujeto accede a transformar ese goce primigenio en otros goces que siempre serán sustitutivos. Y a la asunción de ideales para la vida.
Pero el Ideal que proclama la Ley, es un ideal, o sea irrealizable, por eso siempre se producen modos de satisfacción que escapan a la ley. A veces cuanto más elevado es el Ideal más efectos perversos se producen. Siempre tenemos ejemplos de ello: el ideal patriótico y de pureza racial de los nazis produjo la mayor perversión de la historia. Esto es Auschwitz: el producto de la aplicación estricta y rigurosa de las leyes emanadas de ideales grandiosos.
Es cierto que no es posible desvelar todo lo que en una sociedad responde a goces ilegítimos. Ni en un sujeto. Tiene razón Ali cuando dice que no se puede vivir totalmente en la verdad. La verdad tiene que ver con nuestros modos de satisfacción y siempre choca con el Ideal. La verdad nunca está en el Ideal. Es la cuestión del Idealismo, como filosofía o literatura. Miente sistemáticamente.
Cada sujeto tiene que encontrar su modo de transitar entre la ley, con sus ideales indispensables para la convivencia social y familiar, y sus modos de gozar, de realizar sus pulsiones. Es lo que Lacan llamó el semblante: ese personaje, esos modos de estar y de hacer, eso que mostramos al mundo y que nos sirve para arreglárnoslas con nuestras exigencias de satisfacción. Un saber hacer que nos facilita la vida.

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8 comentarios:

Anonymous Ali ha dicho...

Entiendo que el " SABER HACER QUE NOS FACILITA LA VIDA" tiene muchas maneras de vivir la vida. Creer que "tu" verdad es unica ante el resto de la gente, es una manera habitual de la sociedad que nos aleja de lo subjetivo dando paso a "esto es asi". Me asusta encontrarme con gente que no relativiza la vida,que no exista mas que su manera de hacer, su manera de ubicarse por encima de los demas, y me asusta sobre todo el daño que esto pueda acarrear. Lamentablemente su recorrido suele ser tajante, duro y por supuesto mas tranquilizador por ser menos arriesgado porque como bien dice Iñaki, sus palabras nunca "se causan" ni se ponen en duda.

24 de junio de 2010, 21:55  
Anonymous Anonymous ha dicho...

Hola a todos de nuevo. Os sigo con interés aunque no publique muchos comentarios. Os animo a seguir con temas tan interesantes
Un saludo.

27 de junio de 2010, 21:34  
Anonymous El Pirata del Caribe ha dicho...

He visto que ahora estáis en esta nueva dirección. Es más fácil de encontrar. Gracias

27 de junio de 2010, 21:50  
Anonymous Anonymous ha dicho...

nymous dijo...

Cuando ví la peli tuve la misma sensación que M.Un hombre que de su moral hace ley y ajusticia a su pueblo.Solo un maestro se interroga y le interroga.Me pregunto porqué el pueblo callaba.¿Por qué las personas nos identificamos con los semblantes de un padre, de un lider cruel? ¿por qué consentimos?
24 de junio de 2010 01:55

27 de junio de 2010, 22:55  
Anonymous M ha dicho...

Hola! Gracias a Iñaki por la nueva entrada tan aclaratoria e interesante, espero que sigamos aclarándonos con esas puertas tan interesantes que ha abierto. El nombre del Padre, el Ideal y el semblante.
Me animo con esto del semblante y la Ley y el padre a comentaros un tema que ahora vuelve a estar en todos los medios de comunicación las mujeres musulmanas y las 7o más formas de taparse, velo, burka, etc.
Siempre me ha interesado este tema. Cuando veo a alguna mujer tapada me dan ganas de hacer algo...
Es difícil de soportar que no tengan libertad para ir como nosotras. Leí una novela de Orhan Pamuk que tocaba en profundidad este tema tan complejo, pero con todo respeto a Pamuk que me encanta entiendo más este tema con el comentario de Iñaki: es cuando el Ideal ( la mujer como sagrada, que nadie la mire) cuando se producen las grandes perversiones; para que no te miren te obligo a taparte para que te respeten, en ese mensaje perverso las mujeres algunas dicen gracias; como leía a una chica musulmana que decía que así tapada era mejor persona y ayudaba a los demás hombres también a serlo.
Hasta hace poco me posicioné a favor (suavemente) de que se prohibiese en Europa a las mujeres salir tapadas, pensando que era lo mejor para ellas ( que frágiles son los pensamientos absolutistas como nos decía Ali)hasta que escuché en la radio a una periodista que vivia en Alemania que comentaba que estaba muy preocupada con estas leyes, porque abocaban a las mujeres a quedarse en casa, a no ir al colegio, universidad, trabajo, etc.También decía que porqué la ley en vez de perseguir a la mujer tapada no perseguia al hombre que estaba detrás.
Me gustaría que comentaseis qué pensais de éste tema. Parece que en Lleida están a punto de aprobarlo.

1 de julio de 2010, 1:05  
Anonymous MARIA JOSE ha dicho...

HE LEIDO LO QUE HA ESCRITO IÑAKI VIAR Y ME HA PARECIDO MUY INTERESANTE

1 de julio de 2010, 19:06  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Sobre este tema de la mujer...tan complejo,creo que lo hacemos así por el afán humano de controlar todo en nombre de la verdad o la mentira, da igual. Lo fácil tendría que ser DEJAR, dejar a la singularidad de cada uno vivir, surgir...Estariamos llenos de creatividad y viviriamos en un mundo colorista, diverso. También como decía M. he escuhado muchos comentarios estos días sobre el "velo" y "las monjas" (da un poco de risa a veces, si logras tomar distancia) pero las palbras que se juegan todo el tiempo es PROHIBIR o NO PROHIBIR.

3 de julio de 2010, 13:22  
Anonymous Ana A.B.V. ha dicho...

Yo sí vi la película "La cinta blanca" y cuando salí del cine tuve la sensación de que no era precisamente el padre el personaje más perverso (incluso me pareció más perverso el maestro y otros personajes)y también pensé que todos los de nuestra generación (tengo 58 años) hemos vivido situaciones mucho peores que las que aparecen en la peli. Pero quizás no la comprendí bien.
Respecto al concepto del Nombre del Padre creo que lo he entendido.. y las leyes emanadas de ideales grandiosos... y que no se puede vivir en la verdad.. y el semblante y el saber hacer que nos facilita la vida... todo eso creo que lo he comprendido. Lo que me resulta muy difícil, no de comprender, sino de cómo hacerlo, es lo que dice (Iñaki Viar)sobre que para transitar entre la Ley y el gozo de nuestras pulsiones tenemos que asumir unos ideales indispensables para la convivencia social y familiar... para mí ése es el gran problema: ¿Qué ideales son los indispensables para la convivencia social y familiar? Además, ¿no has dicho que los ideales son irrealizables? ¿no habéis dicho que la verdad choca con el ideal? yo cuando llego a este punto, como que me derrumbo, como que me caigo por el precipicio. Para vosotros ¿cuáles son esos ideales indispensables?
Demasiadas preguntas y ninguna opinión. Ya dije en el artículo anterior que yo no soy psicoanalista, solamente una expaciente. Todo esto me parece muy interesante y me encantaría que me contestarais, aunque sé que éste solamente es el segundo artículo de los seis o siete que ha escrito Iñaki Viar. Un saludo.

5 de octubre de 2010, 23:01  

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