viernes, 31 de diciembre de 2010

El tiempo

Calendario solar maya

Como siempre se trata de eso que sé lo que es, pero que si me preguntan no sabría explicarlo. Un Año Nuevo puede ser el tiempo cronologico. El que medimos por el movimiento de los astros, ese tiempo que se cuenta, que nos acota y nos emplaza a nuestras tareas de la vida.
Pero ese tiempo que es más allá de la medida, ese tiempo que se hace corto o largo, que fluye, se escapa, o que es feliz o apesadumbrado, ¿cómo se mide? ¿o cuánto vale? Vale lo que hagamos, lo que seamos capaces de hacer.
Para los melancólicos el tiempo se detiene en el sufrimiento y les paraliza; quizá el mayor de todos los sufrimientos. Para los maníacos el tiempo es un cometa veloz que les empuja hacia delante. En todo caso hacia un mal lugar, porque es un goce imparable.
Lacan señalará el valor o medida lógica del tiempo: el instante de ver, el tiempo de comprender y el momento de concluir. Su subjetivación se realiza en segundos, pero también en años. El tiempo del inconsciente es un tiempo lógico, el que necesita un sujeto para responsabilizarse de lo que espera y saber lo que desea.
¿Es el recuerdo volver a vivir el tiempo pasado? Pero el tiempo siempre es pasado, desde cada instante vivido.
Pronto voy a cenar con mi familia, se repetirán los pequeños ritos familiares de siempre. Mientras escucho a María Callas, la sacerdotisa Norma que canta a la Casta Diva, la diosa del bosque a la que pide que aplaque el ardor de los hombres y que reine la paz en los corazones. En Nochevieja, hace más de cincuenta años, mi padre ponía esta música que me encantaba. Hay un tiempo que no pasa, que nos acompaña hasta el final. A veces conseguimos esos momentos que van a perdurar por siempre.
Que este nuevo año le traiga de esos buenos momentos, será lo que valga el año, su verdadera medida.

48 comentarios:

Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Viar, qué tema entre dificilillo y dificilillísimo.
(¿Comienzo retórico habemus? "Ni me pregunten; porque no sé responder a), tampoco sabría explicar b) ni, finalmente y sobre todo, subrayar c). Así pues, a), b) y c)". Disputa con lo inefable y una parte tiene que quedar siempre en la tiniebla, pero nos cuenta de María Callas y va la Callas cantando, de tiniebla en tiniebla.

Pues yo voy a hacer tiempo porque necesito más y más tiempo, por ejemplo, este que no menciona, el atmosférico. Con el tiempo he descubierto cuánto me gusta hablar del tiempo, de los meteoros que nos obligan a compartir sensaciones y a veces nos hacen sentirnos pequeños y casi campesinos. Ese hablar por hablar con el que manifestamos una forma simple de lealtad a la especie, la de trabar contacto, arañando compañía en el camino. Pongo ejemplo con traducción parloteo-sentido:
"Menudo frío". (Quiere decir: "Me doy cuenta de que nos acabamos de encontrar en este ascensor tan pequeño, tú y yo, con lo grande que dicen que es el universo).
"Sí, esta mañana estaban las aceras congeladas". (Quiere decir: "Es verdad, y además he oído que es eterno, qué azar tan enorme cruzar nuestros pasos, aunque sea un instante tan breve, ni un suspiro comparado con la historia de una piedra cualquiera").

Se dice que lingüísticamente el concepto de tiempo es una construcción derivada y secundaria, porque se categoriza en términos espaciales, que son más básicos: los significados del 'antes' y 'después' son espacio-temporales, pero experimentamos la espacialidad y tal vez solo pensamos el tiempo. ¿Cómo puede una abstracción angustiarnos tanto? Entre el espacio y el tiempo está la meteorología y todos los ascensores, colas y salas de espera de la vida. La música es tiempo, el ritmo es tiempo, la palabra es tiempo y la poesía es tiempo: ("Palabra esencial en el tiempo", decía anoche en la disco del belén el señor Antonio. No os podéis ni imaginar lo bien que baila).

Postdata: No es por emprenyar (o sea, que sí es; esto es de primero de diván), pero solicito firmas para sustituir el idioma de la felicitación de la foto de esta entrada por la lengua de otro imperio que nos sea más familiar, incluso completamente familiar y hasta muy maternal para ni sé el porrón de millones; vamos, el imperio español.

2 de enero de 2011, 1:48  
Blogger M ha dicho...

Nati, no te hacen falta firmas, la iba a cambiar ahora, aunque por motivos diferentes, porque ya a día 2 de enero a mi vista ya no le apetece algo tan navideño, así que ahora me dedico un poco a ver qué encuentro por ahí que pueda sujetar comentarios durante unos días sin verme con una copita de champán una y otra vez.

2 de enero de 2011, 12:57  
Blogger helena ha dicho...

Querido Iñaki.
Brindo por ese tiempo que no pasa. Por los momentos dulces que perduran y nos acompañan.
Por la constancia del pasado. Por sus frutos. Por la posibilidad de inventar pasados nuevos en mi agenda nueva... ¡¡Brindo por tí, por mí y por todos quienes nos quieren y nos acompañan!!

(P.S.) ¡Me gustan muchísimo estos días!

2 de enero de 2011, 14:30  
Blogger Ali ha dicho...

Yo también brindo por tí helena, a mí también me gustan estos días de navidad, el tiempo de navidad también es un tiempo más allá de la medida,es lo que queramos hacer como si no queremos hacer nada, mirar, charlar sin tiempo ó con quien antes no tuvimos ó no quisimos darle nuestro tiempo. Para acordarnos de nuestro "atrás", nuestras añoranzas, el tiempo nos sirve para olvidar y para recordar.
Por un lado nos dá miedo el paso del tiempo,pero por otro, no nos volveríamos hacia atrás, el tiempo nos ha hecho saber sobre nuestro deseo, cada instante vivido en nosotros, el tiempo es oro, es individual, son nuestros semblantes frente a la vida.
El tiempo es la constitución del sujeto.

2 de enero de 2011, 18:38  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola ¿Cómo estais? espero que bien. He estado trabajando todos estos dias y no he tenido mucho tiempo para participar. Bueno Feliz año para todos. Dicen que "año nuevo ,vida nueva", pero está visto que no.It´s impossible.Empiezo diciendo : voy a cambiar de vida, dejo de fumar ( esto con la ley este año igual es posible), voy a hace spining, leeré, seré buena, pero.... al poco, al poquico ya estoy con lo mismo, con lo del año pasado.Vaya goce.Me gusta mucho una canción de Pablo Milanes que empieza así: El tiempo, el implacable, el que pasó,
siempre una huella triste nos dejó,
qué violento cimiento se forjó
llevaremos sus marcas imborrables.

Las teorías psicologicas dicen puede usted con voluntad, dejar de fumar, dejar de comer, dejar de beber etc.
Pero no tienen muy buenos resultados. Al sujeto humano no le alcanza con la voluntad y un poquito más de tiempo.
Mientras tanto....hago mías las palabras de Iñaki: tiempo de ver, tiempo de comprender y tiempo de decidir.Un beso

4 de enero de 2011, 21:41  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Haiku de la gripe para Viar-san:

Gripe de Enero,
helada la montaña
miras la luna.

Un cerezo de bronquios
en las nieves de Fuji.

4 de enero de 2011, 22:53  
Blogger Ali ha dicho...

Me encontraba en casa tranquila, leyendo vuestras entradas, y algo sentía con el tiempo que no me encajaba del todo. Me asusta encontrarme con la gente "siempre responsable",ordenada que no se permite salir de sus límites en los que se propone estar.
Nos pasamos la vida por un lado responsabilizandonos con nuestras vidas, con las vidas de nuestros hijos, y por otro, nos tira la irresponsabilidad, el dejarnos llevar fuera de nuestro tiempo. Hay momentos que necesitamos vivir sin ver,ni comprender, fuera de la vorágine de nuestro tiempo, también esto es deseo, deseo de "otra cosa"fuera de las tareas de nuestra vida. Quizas esto hizo que Nati pusiera un rincon en nuestro Belén
para cansados de...de lo que sea, nunca se sabe.

6 de enero de 2011, 14:03  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Fuera del tiempo, ¡ah, qué alivio inmenso!
Escapar por fin de la rueda de las reencarnaciones (también llamada en austriaco repetición). Claro que la vía más reputada para alcanzar ese nirvana no es la loquera irreflexiva, sino un camino lleno de normas y límites, el ascetismo y la sabiduría: ejercicio físico, vida saludable, música y matemáticas. Así se lo digo yo a mi friqui zampabollos catorceañero, cuando se tumba en el sofá a descansar de haber dormido demasiado (se los juro) y, mientras, le atizo en la cabeza con la pleyesteision: ¡un poquito de superyó, hijo mío, por favor! (a susurro limpio se lo digo: ¡que con mucha ascesis y esfuerzo personal seguro que a una de estas te asalta un temporal de felicidad, carne de mis carnes!).
Cese el goce que es un goce y me va a llevar a renacer una y otra vez besuga. Este camino está ciego, y encima el ambiente entre tantos superyoes, superellos, superhéroes y supervillanos se vuelve irrespirable. Salgo al balcón y, hélas, mi alma de fumadora de 2010 parece haber transmigrado íntegramente al 2011. Que mientras fumo me digo he de dejarlo; y entre el he de y el debo esa alma zoquete, que no sabe hablar pero es que es mi alma, me envía señales de humo a cuatro euros la cajetilla diaria de señales.
Este verano leí una noticia llegada de los USA que me llamó mucho la atención. Un psicólogo jubilado enfermo de cáncer y depresión daba testimonio de las virtudes de una sustancia experimental derivada del LSD, prima hermana de los tripis o algo muy parecido. Decía que le iba genial ("¡está que lo flipas, colega!"). Por lo visto, el secreto antidepresivo de la droga de marras era que ayudaba a romper las barreras del yo, las mismísimas fronteras entre los pronombres personales, permitía al sujeto olvidarse de sí mismo y abrazar el mundo. Y resulta que ahí afuera había alegría y colorines (como los de Lucy in the Sky with Diamonds). ¿No es esa la manera de salir del tiempo? La idea del tiempo se aloja en la consciencia y me responde que soy la misma sujeta, la que siempre fuma pensando en dejar de fumar y todas aquellas que aparecen en la cinta sin fin de la memoria y que me suelen producir tanta extrañeza. ¿Y esta tía qué quiere?, ¿y esa tía quién es?
(M: gracias por la nueva imagen, que ha acabado con mi conato protestón y me tiene los pensamientos de punta).

6 de enero de 2011, 20:30  
Blogger Ali ha dicho...

Entre la conciencia y el inconsciente,
entre la responsabilidad e irresponsabilidad,
en el tiempo y fuera del tiempo,
en el goce y el deseo,
es fácil confundirse, el tiempo no se detiene, nos repetimos, comprendemos, pero !qué dificil decidimos!
Nati: yo también quiero dejar de fumar, si encuentras la solución, corre a contarla al blog.

8 de enero de 2011, 15:47  
Blogger M ha dicho...

“El instante de ver, el tiempo de comprender y el momento de concluir. Su subjetivación se realiza en segundos, pero también en años”.

El tiempo de ver, y….de concluir.
Voy a contar un cuento, resumidito:
…el maestro se quitó un añillo que llevaba y le pidió al muchacho que fuese al mercado y que no lo vendiese por menos de una moneda de oro porque tenía que pagar una deuda. El muchacho rápidamente salió cabalgando hacia el mercado. Cuando el muchacho mencionaba que valía una moneda de oro todo el mundo se reía de él. Volvió donde el maestro triste y apesadumbrado porque no le podía ayudar en el pago de la deuda.
El muchacho abatido le dijo as u maestro, no creo que pueda engañar a nadie para conseguir por este anillo una moneda de oro. El maestro, sonriente (ellos siempre son así de majos) le dijo: vuelve a montar en tu caballo y vete a ver al joyero. ¿Quién mejor que él podrá saber el valor de este anillo? Pero no se lo vendas, vuelve a aquí con él. El joyero le dijo que podría conseguir ahora 50 monedas de oro para comprárselo pero con el tiempo conseguiría 80. El muchacho partió contento y rápido a contárselo a su maestro y éste le dijo: tú eres como ese anillo y sólo puede evaluarte un verdadero experto ¿por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

8 de enero de 2011, 17:04  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

M., ¿es un cuento trampa? Bueno, entro al trapo porque me ha dejado encandilada y rebotada a partes variables. Me parece una parábola consoladora y estimulante, que enlaza como una flecha con una fantasía infantil muy profunda, de la que me doy cuenta que me he servido inconscientemente en la vida para acarrear los grandes fardos de los trabajos y los días: el Señor Joyero. Pero la adulta que quiero ser no puede creer que seamos sortijas, ni que debamos esperar algo semejante a un buen precio y, sobre todo, no puedo creer que existe el Gran Tasador. Como decía Woody Allen, "Dios ha muerto, Nietzsche ha muerto y yo mismo, últimamente, es que me encuentro fatal".
No me gusta nada usar imágenes pecuniarias para explicar al hombre (a los y las titis, quiero decir), aunque este tipo de representaciones está por todas partes porque se presentan como vehículos de interés evidente (en esta cosa del capitalismo que dicen). Hace no mucho me enfrasqué en contemplarme como una empresa que tenía que reorganizar: producción, dirección y gerencia, le quise poner una agradable sala de juegos para el proletariado, pero ni por esas; qué mal rollito, por favor. (Es como tararear "La Barbacoa" de Georgi Dann, tan detestable como imposible despegarse de ella). Hay unos versos de Machado (señor Antonio), que contrapongo al cuento porque aun utilizando un símbolo semejante su filosofía es muy diferente:
"Moneda que está en la mano / tal vez se deba guardar. / La monedita del alma / se pierde si no se da".
Y la cosa es que cuando pienso en Machado también me acuerdo del maestro que me lo puso delante de los ojos (le recuerdo cada día, y si se me olvida uno al otro doblo) y veo por qué son tan fecundas esas ilusiones, los milagros del azar y la suerte de hallar algunas personas muy singulares que te añaden valor (y valentía), aunque más que Joyeros-Tenderos ellos sean Joyeros-Llenos de Joyas. Y, sin embargo, el mismo Machado decía también algo que me costaba entender pero que ahora aprecio:
"Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá un valor más alto que el de ser un hombre".

Ali, fumo desde los catorce años y lo he dejado siete u ocho veces. Es muy fácil, como decía Anónimo, solo hace falta fuerza de voluntad y un uno de enero. Mi verdadero gran secreto (bajo siete u ocho llaves) es por qué demonios vuelvo.

9 de enero de 2011, 0:37  
Blogger M ha dicho...

Nati no es un cuento trampa,:-)
Habla de posicionarse como sujeto y no como objeto. De la libertad de ser; !tan difícil! De la autoestima y de poner los límites. El principio del cuento quizás aclara más pero pensaba que igual lo conocías y por eso lo he resumido. El anillo es solo, y sobre todo, el valor que tiene cada ser humano aunque alguien se lo salte y le pise.
Por eso lo de hay un tiempo para ver-te.
Pero como todo cuento tiene otros muchos dentro como los que tú cuentas que están genial.

9 de enero de 2011, 1:40  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Ah, cómo me gusta la idea de que todos los cuentos llevan dentro otros cuentos que cuentan más y más cuentos, gordos de comer cuentos. Eso sí que es hacer tiempo y / o escapar del tiempo.

9 de enero de 2011, 10:23  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

He estado leyendo un librito sobre poesía clásica japonesa (¡cualquier coooosa con tal de no trabajar!), muy codificada en forma y fondo, las sílabas, los temas. Uno de los principales es el tiempo, y la dialéctica entre la fugacidad primaveral del canto del ruiseñor y de las flores del cerezo, y la permanencia en el retorno cíclico de las estaciones. Por lo casi nada que sé, los japoneses hacen gran arte con lo esencialmente efímero (papel, flores, caligrafía), mucho significado en materia no perdurable, que contrasta bastante con nuestra necesidad de solidez y duración. Cuando Viar (Viar-sensei) observa que el tiempo siempre es pasado, dice que la sustancia del relato personal es el tiempo. Pero me parece que era Ana (¡Anaaa!) quien decía que en sus recordaciones psicoanalíticas había sustituido las relaciones temporales por una sintaxis diferente. Y creo que eso demuestra también que el sentido que la cronología garantiza no es inapelable. Viar nos deseaba buenos momentos y antes también hablaba de buenos momentos que perduren. Yo a menudo me veo sitiada por manadas de momentos que si son buenos resultan dolorosos y si son malos los quiero bien lejos. Así que me he atado un moño y, huyendo de la bilis negra a lomos del cometa Manía, he canjeado el "vale por buenos momentos" del regalo de Viar, por unos "momentos artísticos japoneses", para hacer sentido con lo fugitivo.
(Solía ser Nati, ya no soy).

13 de enero de 2011, 1:35  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Nota (por dar la nota).
Ver mi nuevo nombre electrificado sobre mis palabras, me ha resultado justo lo que ya temía: de mal gusto, incorrecto, posiblemente ofensivo, de mí y contra mí. Exhalemos haciendo descender el diafragma: qué buenas razones para no evitarlo.
Mi elefante de guerra es una de las pinturas de la iglesia mozárabe de San Baudelio de Berlanga, que arrancada de sus muros esteparios ha acabado en el Prado, donde tuve la suerte de contemplarlo una vez hace muchos años (he ido después pero lo tienen guardado). Este elefante es un perrazo castellano de patas fuertes, que enseña la carita seria de medio perfil, fea y asustada pero también algo enfadada, que apunta apenas unas orejas minúsculas y parece mecer la trompalengua que le sale de la boca, como repasando su menesteroso descolmillamiento. Eso sí, el improbable elefante de guerra soriano, que no es ningún mendigo, porta muy airoso un lujoso castillo en la espalda.
Esta estampa inverosímil salió de la imaginación del maestro de Berlanga, que en su vida había visto un elefante, pero ¡ay!, habría leído los libros. Y dibujó un bicho emocionante, hecho solamente de palabras, nacido de la fantasía al servicio del pensamiento. El mensaje del maestro (Berlanga-sensei) en pura síncopa de siglos me atiza (el fuego y en el cráneo, al mismo tiempo) como un tiempo permanentemente parlante, interrogante, confuso, chistoso, turbadoramente imperfecto.

13 de enero de 2011, 14:28  
Anonymous Ana ha dicho...

Aquí estoy y ya no vuelvo a decir nada sobre marcharme o quedarme… ¿Qué ocurre? Pues que el tema del tiempo me fascina… Y que vuestros comentarios también me mueven a escribir… En fin, que soy un desastre… y gracias por vuestros últimos comentarios…
Iñaki Viar habla de lo que dice Lacan sobre el tiempo, sobre el tiempo lógico: el instante de ver, el tiempo de comprender y el momento de concluir… y también habla sobre Norma, los galos y los romanos (Julio César conquistó las Galias) (por cierto, esa aria es magnífica, a mí me gusta mucho)… después M habla sobre los cuentos que tienen en su interior otros cuentos… y Nati sobre que el tiempo es música y ritmo y poesía y una dimensión espacial, y sobre lo efímero… y Ali comienza a decir que entre la conciencia y el inconsciente, y dentro y fuera del tiempo… y yo mando a paseo todo lo dicho por mí en la entrada anterior y escribo:

¿Os acordáis cuando en el colegio traducíamos y analizábamos sintácticamente a César, frases parecidas a éstas?:

“César, cuando, salido el sol y vistos los enemigos, la ciudad vió, a la ciudad se acercó”

Si analizamos esta frase vemos que hay una oración principal que tiene a su vez en su interior,una subordinada temporal y que tiene a su vez dos oraciones de abalativo absoluto con valor temporal-causal… (Los cuentos de M, unos metidos dentro de los otros)

Pues yo hice una especie de pupurri con esta frase, analizándola sintácticamente y psicoanalíticamente y venga a encontrar “tiempo” por aquí y “tiempo” por allá… y el ver “ver” por aquí y por allá (tiempo de ver) y al final quedó así:

César, [cuando, [salido el sol] y [vistos los enemigos,] la ciudad vio,] a la ciudad se acercó.

César: yo
Sol: paz, curación. (En realidad el sol es mi padre: cuando se hizo consciente lo inconsciente, lo que para mí significó mi padre) (calendario “solar”)
Enemigos: obstáculos, crisis, angustias.
Ciudad: el psicoanalista, después: yo misma.

Oración principal: César a la ciudad se acercó --- y si hacemos las sustituciones quedaría “ Yo a mi psicoanalista - a mí misma me acerqué”
Oración subordinada adverbial temporal: cuando la ciudad vio---- y si hacemos las sustituciones quedaría: “cuando vi al psicoanalista- a mi “yo “
Oraciones subordinadas adverbiales temporales de ablativo absoluto, coordinadas entre sí y con valor causal en los participios absolutos: salido el sol y vistos los enemigos--- y si hacemos las sustituciones quedaría: “después de ver los obstáculos, crisis, angustias y de sentirme curada (porque salió el sol)”.

Así que la frase final sería la siguiente:
“Yo, [cuando vi que, [después de y porque había comenzado una nueva etapa, la del psicoanálisis, porque somenzó a salir el sol] y, [ después de y porque había analizado los obstáculos y los traumas,] podía acercarme a mí (a mi “yo”)], me acerqué a mi yo.”

Instante de ver: “vistos los enemigos” “la ciudad vio” (En Lacan ¿es cuando los presos se ven unos a otros los discos blancos?)
Tiempo de comprender: toda la etapa del psicoanálisis, pero en el que el factor “tiempo” es crucial… (en Lacan ¿es el tiempo que dedica cada uno de los presos a esperar las reacciones de los demás al verse mutuamente los discos?)
Tiempo de concluir: “yo me acerqué a mi “yo”•: lo inconsciente se hizo consciente y actuó. (En Lacan: ¿es cuando cada uno de los presos decide decir de qué color es su disco?)
Espero haberme explicado con claridad y bien, aunque es verdad que este tema, como dice,Nati, es un poco dificilillo, aunque, desde mi punto de vista, es también apasionante.

15 de enero de 2011, 0:56  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Ah! Y también me ha parecido muy interesante un artículo que he leído en Internet titulado "La intervención grupal, el tiempo lógico y la constitución subjetiva " en el que se habla de lo que dice Viar que dice Lacan. si escribís el título del artículo en Google os aparecerá el artículo.

15 de enero de 2011, 1:19  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Oriente Ana, Liza Minnelli sale a recibirla. "Willkommen, bienvenue, wellcoooooome....".
He leído el artículo, y he visto que había un acertijo lógico. A mí estas cosas siempre me sumen en reflexiones bastante profundas: ¿Por qué solo puede salir uno?, ¿quién ha elegido la prueba?, ¿lo sabe el juez, ¿los tres son hombres-hombres o hay también hombres-mujeres?, ¿cuánto tiempo llevan detenidos?, ¿se puede fumar en esa comisaría?
El milagro del día ha sido que he visto poesía en la Guerra de las Galias. Adonde ya no me llevas es a las ecuaciones: ¡aaah, no!, aquí me paro y no me muevo, que por algo me he puesto yo Elefanta.
Y ahora, orta luce brillantísima, me piro a corretear por las calles y bendecir el sábado con elefantísiticos trompicones.

15 de enero de 2011, 12:14  
Blogger M ha dicho...

El tiempo y los acontecimientos
Yo estaba con el tiempo lógico y un acontecimiento de mi padre me ha puesto en el acontecimiento cronológico, en “el que medimos por el movimiento de los astros, ese tiempo que se cuenta, que nos acota” (Iñaki). Ahora un mes me parece un gran regalo y me gustaría pararlo pero lo que haré es dejar…ir, respetar… el tiempo, acompañar y querer.
Voy contando los días uno a uno que es como nos han dicho que tenemos que contar lo que le va quedando a mi padre. (M. deja… no lo hagas, sólo aprovecha)
Cuando leí la entrada de Iñaki (me parece que ha pasado un siglo) no me imaginaba que tendría una arista nueva para mí. Ahora un mes me parece un gran regalo y lo vivo como un año.
En conversaciones con mi padre se junta en sus palabras el tiempo lógico, lo que quedó vivido, con el tiempo de arena. Lo agarramos y me veo como si quisiéramos parar los granitos de arena pero se nos escurren y lo aceptamos.
Recuerdo que cuando Iñaki puso la entrada del acontecimiento yo escribí sobre los maravillosos, sobre los positivos e Iñaki también hablaba de los tristes o negativos, no pensé que tan pronto me podía pasar éste, tan temido.
Bueno me sacudo fuerte… y me meto en el blog y veo que tenemos novedades (qué bien!) Elefante en Guerra, (encantada de conocerte) me queda pendiente ver ese cuadro que tan maravillosamente has comentado y que tanto le debió de gustar a Nati y veo que Ana (besos!) ha escrito; genial todo lo *que sabes hacer* con las oraciones y el psicoanálisis, ¡precioso ¡. Me queda pendiente leer el artículo que comentas/táis.

16 de enero de 2011, 13:23  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Los siento mucho, M.
Te mando un abrazo.

16 de enero de 2011, 14:30  
Anonymous Ana ha dicho...

M, cariño!, yo también lo siento mucho: es un dolor que rompe el tiempo y ese trozo te acompaña como una luz que te reconforta y te protege para siempre. Un beso.

16 de enero de 2011, 15:33  
Blogger Ali ha dicho...

Cambiamos de año, pero la vida sigue, nos hacemos buenos propósitos, deseamos que el nuevo año sea mejor..pero no hay nada que pare lo que tanto nos ha hecho agarrarnos a la vida, y nos queda tan solo la idea de pensar que ésta es así,que es "ley de vida", que nos quedaran los recuerdos de los que nos hablaba Iñaki, y que podremos vivir con ellos.
Iñaki, nos puso una entrada preciosa sobre el nacimiento de un niño, y M nos expresa el final de la vida; en el nacimiento parece que nos queda todo un tiempo para ver,entender,preguntar,expresar,confundirse,amar y soñar.En el reloj de arena, se nos viene el tiempo encima, el de concluir, está bien pensar y ver, que concluir está dentro de nuestro tiempo, y que también podemos tener un buen momento, si sabemos aprovecharlo, mirarlo,detenerlo a nuestra manera, y dejarlo ir.
!animo M. que sé que estás ahí! beso

16 de enero de 2011, 17:26  
Anonymous maite ha dicho...

Hola M. Las próximas codornices a las uvas que haga llevarán el apellido de tu papa.Un beso Maite.

16 de enero de 2011, 21:08  
Blogger Ali ha dicho...

Ana: me encantaría que me dijeras, el porqué defines a el tiempo "tan crucial", en la etapa de comprender en tu psicoanálisis, y no porque no me parezca importante, ya que es el que todos necesitamos para ir viendo-nos.
Me parece fenomenal tu vuelta, creo que la esperábamos, nos ha venido muy bien que te gustara el tema del tiempo. Está muy bien tu análisissintactico-psicoanalítico de las frases tan importantes en tu vida.

18 de enero de 2011, 12:10  
Blogger M ha dicho...

Un beso fuerte y miles de gracias a Elefante de Guerra, Ana y Ali; Maite a mi padre le encantará es un *precioso* guiño como me dijiste.

18 de enero de 2011, 14:05  
Anonymous Ana ha dicho...

Cuando vamos contando una historia, nuestro cuento, aunque no pensamos que estamos falseando hechos o situaciones, sin embargo, estoy segura, los falseamos en el mismo momento en que ocurrieron (esto lo podemos comprobar en nuestros hijos :¡cómo falsean los hechos sin darse la mínima cuenta!) y otros muchos hechos habrán sufrido las transformaciones propias que las personas ejercemos sobre nuestros propios recuerdos. El tiempo, con sus nuevas experiencias, va transformando nuestros recuerdos… Por eso, lo que dice Iñaki Viar, la pregunta que hace “ ¿Es el recuerdo volver a vivir el tiempo pasado?” Pues yo creo que no… ¿Por qué? Pues por lo que he dicho: un ejemplo: un hombre hecho y derecho cuenta una experiencia suya, ocurrida en su infancia, que es mentira, que no la ha vivido nunca, pero él está convencido de que es suya… ¿Qué ha pasado? Pues que se la ha oído contar tantas veces a su hermano que está convencido de que esa experiencia que solamente la ha vivido su hermano la ha vivido él y no su hermano. ¿Es esto grave? Pues yo no sé lo que dirán los psicoanalistas pero yo creo que no, porque como no somos nada más que relaciones a través del tiempo pues ¿Qué importa? El asunto es que vivamos con nuestro equilibrio, que encontremos “la paz en nuestro corazones” (como le pide Norma a la diosa), que nos curemos los que hemos ido a un psicoanalista porque habíamos caido en una crisis. Pero, a pesar de que muchos hechos hayan sido falseados o sean auténticamente falsos, son parte de nuestra historia y los asumimos y los integramos a nuestro proceso de psicoanálisis, y por eso decía yo en alguna entrada anterior que mi vida cronológica había como desaparecido, que apenas había oraciones temporales, que toda mi vida era como adjetivos o aposiciones, a veces, eso sí, unidos por nexos causales. Y bueno, hay también otro tema del tiempo muy relacionado con el psicoanálisis: cuando de repente el psiocanalista nos corta y nosotros nos quedamos, eso, “cortados”, y salimos a la calle pensando por qué nos ha cortado en ese punto “tan tonto” y no nos ha dicho nada sobre aquel otro punto “tan importantísimo” que creíamos que era…Y lo más importante: que las personas queridas que murieron hace ya muchos años, siguen, hoy y ahora, en nuestro corazón, en nuestra mente, en todo nuestro cuerpo, y nos acompañan y nos reconfortan.
Bueno, esto es lo que yo opino, o lo que yo siento, Ali... Me ha encantado cómo has dicho lo de "detener el tiempo a nuestra manera y dejarlo ir..." en mi opinión, ahí está la clave de conseguir la paz en nuestros corazones, en saber hacer eso.
Elefante de Guerra: Thank you very much!... Cuando lo desees estoy dispuesta a discutir acaloradamente sobre el problema de lógica, que, por cierto, yo lo conocía como un problema de sabios, de sombreros, y que no están en ninguna cárcel, y no tenían nada que ver con Lacan… Lo efímero ¡cómo me gusta todo lo que dices sobre ello! Yo pienso que lo escrito es tan efímero como lo hablado… Ahora esto se ve más claro, debido a Internet, los foros, los chats, los emails, los blogs…pero solemos tener cierta tendencia a pensar que lo escrito, escrito está, y como que tiene más peso, más entidad y yo en eso no estoy de acuerdo. Y por otra parte, lo efímero, tanto lo escrito como lo hablado, o lo que existe, está, se ve o se siente, puede ser tan eterno como lo que solemos considerar eterno:

“Etiam capillus unus habet umbram suam”
Publilio Siro, Sententiae

M, preciosa, un beso.

18 de enero de 2011, 22:47  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Pongo todas mis arrobas de elefanta a la sombra de ese pelo: Ana, suscribo tu planteamiento de pe a pa. Se recuerda con el presente, y siempre se transcuerda, discuerda y neocuerda (con el cuore, que en latín es esa misma cuerda cordial y, a veces, un verdadero incordio).

19 de enero de 2011, 14:43  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Lo que no me gusta es decir falsear para hablar en general de recordar, porque me parece preferible reservar ese verbo para las ocasiones. Así no levantamos de momento el cuadrilátero para Verdad (con bonito calzón de estrellas) y Falsedad (ese púgil tan negro), ¿sin quedarnos, por favor, en el paticorto relativismo a ultranza? Yo creo que la memoria tiene personalidad, por no decir, que será mucho decir, que la memoria es la personalidad. Eso, jugando un poco con la polisemia y la confusión, porque memorialístico es una cosa, y memorístico (ojo, connotado negativamente para sus usos habituales) otra. Somos sorprendentemente ligeros al referirnos a ella: nos reconocemos sin problemas desmemoriados para muchos asuntos, igual que malos dibujantes o carentes de oído musical; nada que ver con ser tonto o mala persona, eso no declaramos serlo nadie, aunque lo podamos sospechar. (Que la vida da ocasiones a tutiplén). Yo, que había solido creer en mi buena memoria (elefanta que es una), he tenido ya maravillosas oportunidades de comprobar cómo mi memoria flaquea, se vacía y ausenta o, sencillamente, fabula. Qué asco más horroroso.
Súmese a sufrirse en las visiones de las huellas dejadas en la memoria de los demás. ¿Será posible que haya que renunciar a que los demás confirmen los propios recuerdos, incluso a formar parte de los recuerdos de los otros? ¿Y a no controlar la forma en que el prójimo te percibe y siente en medio de las cosas? Ay, señor, a ver si va a ser verdad que el infierno est l'autre.

(Cierto Diego que ha salido por ahí arriba no es un lector de este blog, sino un adolescente okupa que está castigado, haciendo memoria).

19 de enero de 2011, 20:31  
Blogger Ali ha dicho...

Muy bonita exposición Ana, sobre el tiempo y el recuerdo, y totalmente de acuerdo con elefante de guerra, que se recuerda con el presente.
Mi madre murió hace 20 años, y desde luego, que la recuerdo con el presente, que es muy distinto al de entonces y soy consciente de la transformación de mi recuerdo actual. Solo puedo recordar, que fue la causa de mi entrada en análisis,seguramente falseada por mí, pues no tengo recuerdo de haber hablado nunca de ella. No importa si fue causa, si fue verdad, pero sí fue parte de mi proceso.
La relación con mi madre ahora, está claro que es una relación a través del tiempo, yo soy madre ahora, y mi madre fue parte de mi historia.
Lo que está claro, es que lo efímero, lo perecedero, lo cercano, lo que fué y lo que es, seguirá siendo eterno.

19 de enero de 2011, 23:23  
Anonymous Ana ha dicho...

Elefante de Guerra nos ha expuesto de una forma magnífica la relación entre la memoria y la personalidad, llegando incluso a decir, que la memoria es la personalidad ¡De acuerdo, Elefante de Guerra! Y yo quisiera añadir que la memoria (la personalidad) es lo que analizamos cuando hacemos psicoanálisis y que, como consecuencia de esa análisis, la modificamos: modificamos las "palabras" las "frases", y al final, cambiamos una frase por otra (haciendo las sustituciones) y es curioso cómo una vez cambiadas, una vez hechas las sustituciones, hay un "tiempo", después de hacer psicoanálisis, en el que el proceso continúa él solo: un tiempo en que nuestra cabeza sigue su curso y, cada vez mejor, no para de arreglarse: el proceso continúa hacia adelante, y aunque no lo verbalicemos, no importa, porque él solo tiene la energía suficiente para avanzar sin su ayuda y sin la nuestra. No necesita de nuestra voluntad, no necesita que nadie lo guíe, porque todo va encajando poco a poco. Parece como si en el momento de acabar el psicoanálisis cada componente de ese "mecanismo" (que Elefante de Guerra lo llamaría "memoria" o "personalidad"), cada "palabra" de esa "gran frase" estuviera en su lugar nuevo correspondiente, pero aún sin encajar, sin asentarse. Y después, a medida que pasan los días, las horas, esas "palabras" acaban por fin en su sitio,en el nuevo lugar al que las hemos ido asignando después de mucho esfuerzo y dolor a lo largo del psicoanálisis: hasta entonces habían estado en su nuevo lugar, pero como sin demasiada fuerza, como si estuvieran en un lugar nuevo que acaban de conocer y al que no están familiarizadas, siempre bajo la mirada atenta del psicoanalista y de nosotros, simepre vigiladas. Pero después, no, después, al contrario, son ellas las que a veces nos sorprenden, las que nos avisan y nos recuerdan su nuevo lugar. nosotros no tenemos que hacer nada: ellas solas son las que trabajan. (Me estoy refiriendo a los recuerdos, a la memoria, a la personalidad.

20 de enero de 2011, 22:35  
Blogger Ali ha dicho...

Al hilo de la memoria y la personalidad, he intentado descubrir un poco la relación entre ellas, que más bien puede parecer un tanto metafórica más que real, como bien dices elefanta(qué cosa dá,escribir tu nombre en femenino).
Mientras que la personalidad, nos lleva a pensar en alguien con unas cualidades determinadas de caracter y temperamento, la memoria, es el recuerdo de experiencias cognitivas, afectivas, conductuales.
La personalidad irá madurando ó no, a través del tiempo, pero también está en los genes de cada uno, osea está y se puede mover, la memoria, la transformamos con el presente, aquellas experiencias de afecto ó conducta,pueden hacer que exista una transformación, pero..diríamos que esto es lo mismo?

21 de enero de 2011, 14:41  
Anonymous Ana ha dicho...

Ali: yo creo que lo que está muy claro en psicoanálisis es que hacemos "consciente lo que estaba inconsciente" (como tú bien decías en otro comentario) y eso modifica, transforma nuestra memoria y eso necesariamente transforma nuestra personalidad: no creo que memoria y personalidad sean lo mismo (por algo tienen diferente nombre): quizás el problema esté en que la personalidad sea como una especie de cliché que se ha forjado en nuestra infancia (y a lo mejor también hay algo genético- yo de eso sí que no entiendo nada-)y que las modificaciones que se hayan dado a lo largo de la vida hayan sido mínimas (porque quizás lo que nos aporta el psicoanálisis sea simplemente un conocimiento, aunque sea mínimo, de cómo somos,) pero eso tan mínimo puede ser suficiente para curarnos de una crisis (lo del pelo y su sombra), y problemas que antes del proceso de psicoanálisis nos llevaban a una crisis de personalidad (porque yo creo que tener una crisis es un poco eso, tener una crisis de personalidad) ¿por qué cuando lo inconsciente se hace consciente, se incorpora a nuestra memoria, nos curamos? si solamente transformamos la memoria, ¿por qué nos curamos? Creo que en estos momentos estamos con un problema de conceptos teóricos y de precisión, pero creo que tanto tú, como Elefante de Guerra y yo sabemos que el psicoanálisis cura y cura porque hay una transformación de la memoria... el resto, lo de la personalidad, pues lo que digáis.

Apunte: la palabra "persona" viene del griego y significa "máscara", la máscara que se ponían los actores en el teatro y esos actores se aprendían de memoria su papel.

21 de enero de 2011, 23:38  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Ah, otra cosa! ¿Por qué las personas que sufren Alheimer o demencia senil cambian totalmente de personalidad al perder la memoria o al tener transtornos de memoria?

Ali, guapa: no tengo ninguna intención de polemizar (y eso que a mí me encanta el debate a lo loco): lo que digo lo digo sinceramente, con ganas de llegar a algún punto en el que nos comprendamos: y si no lo hacemos, no importa: que cada una diga lo que le petece y se acabó. Que para eso también estamos aquí.
Continuando con el tema del tiempo: He encontrado en un diccionario de filosofía que dice "La representación intuitiva del tiempo, la duración temporal de las vivencias interiores,-el tiempo psíquico-, es inmediatamente percibido por el "sentido temporal", que en virtud de circunstancias psicológicas puede apreciar la longitud del tiempo trnascurrido. Se llama "tiempo psíquico de presencia"la extensión de tiempo inmediatamente presente a la percepción temporal. Su duración se fija en 6 y 12 segundos." Y yo me pregunto- perdona Elefante de Guerra por volver a las andadas- ¡esos 6 a 12 segundos son los que necesita cada sabio para percibir el color de los sombreros de los demás y discurrir el color del suyo?
En este mismo diccionario se dice que "el instante constituye un elemento indivisible del tiempo, un corte en el mismo, puesto que la extensión del tiempo es continua no puede construirse con instantes..." Entonces, si, como dice Ali, intentamos parar a nuestra manera el tiempo, ¿lo que podemos atrapar es un instante? ¡Qué bonito, atrapar un instante!¡ Y después dejarlo que se marche dulcemente!Eso sí que me parece precioso.

22 de enero de 2011, 1:01  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

22 de enero de 2011, 2:14  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

¿Conque ordenando la cacharrería, eh? Pues allá que voy.
Ana, lo de que "por eso son dos palabras distintas" me ha llegado al alma o ánima, espíritu, esencia, hálito e incluso al mismísimo meollo de la médula. Yo quería decir el otro día una cosa impresionista, entendiendo la memoria como actividad (y no como depósito) y considerando a todas las humanas iguales en sus condiciones y características de especie, precisamente por Miss Genética esa, princesa de algunas loterías (por lo que yo sé, la genética es lo que nos hace ser distintos de la mosca del vinagre, pero solo por la umbra de un capillum). O sea, con una memoria humana común de partida, luego cada memoria humana tiene un estilo en sus modos, en sus realizaciones, en sus productos. Y ahí es donde yo quise pegar el brinco metonímico (del efecto a la causa), o tal vez sinecdóquico (de la parte-memoria, al todo-persona), que dar saltitos es lo que más me gusta en mi nueva personalidad ("un elefante se balanceabaaaaa") o estilo: sí, señora etimóloga, el punzón con que dibujamos la memoria y la desmemoria. (Muy bueno lo de las máscaras y los papeles "par coeur").
Yo también me quedé enganchada con la frase de Ali de detener el instante y dejarlo ir, y me resultó dolorosa.
Ali, si te sabe mal elefanta, llámame por mi epiceno, que es el que figura en el carné. Pero si se trata de escrúpulos normativos, te advierto que el femenino está en el DRAE desde 1803 y en la lengua ni te cuento. Me he acordado de "tigra", la pobre, forma preferida hasta hace nada y que igual alguien piensa que se la ha inventado Leire Pajín, entre patada y patada (al diccionario, quiero decir). Y mi médica, que dice que es médico, y a mí me parece de perlas, que yo también soy un hombre, pero médica como tal vive en el DRAE desde 1899 (en la acepción pertinente, claro: "la que se halla legalmente autorizada a ejercer la medicina"). ¿A que no viene a cuento? Pues sí viene, sí, porque demuestra que el pasado está lleno de futuro, si uno quiere hacer memoria y fijarse bien. Y lo divertida que es la memoria de los diccionarios.

22 de enero de 2011, 2:18  
Anonymous Ana ha dicho...

¿Cacharrería, dices? ¡Lo mío era una cristalería, y no os cuento cómo ha quedado después de que Ali y un elefante (para más inri, de guerra) han entrado... y aquí estoy yo, tragicómica total, sin saber si reirme o llorar como una loca. ¡Please! ¿Sabéis hablar o escribir sobre algo que no sea meramente decriptivo sin recurrir a metáforas o a metonimias? Me imagino que los que entendéis a Lacan lo podréis hacer, utilizando esas fórmulas... ¿o no? Pero entender esas fórmulas me parece muy difícil: si alguien quiere darme clases particulares me ofrezco como alumna. Mientras tanto me quedo aquí, en mi cristalería, buscando trozos que merezcan la pena guardar, otros que pueda encolar con disimulo y a ver qué hago con todas estas hojas de diccionarios etimológicos y filosóficos todas rotas, arrugadas... ¿Sabéis lo que os digo? que me gusta esta cristalería, aunque menos mal que no vivo de ella, que si no hubiera salido detrás de vosotras con armas de guerra.
Bueno, siguiendo con las metáforas, metonimias, sinécdoques y etimologías:tengo la sensación de que os he entendido y de que, aunque yo no me haya explicado bien, también creo que me habéis entendido.
Me ha encantado el elefante que se balancea sobre la tela de una araña, ¡Con ese paño de tela se pueden hacer muchas cosas!¡Tendré que poner sobre esa tela mis pobres cristales! y un cristalito refleja un recuerdo: la de una persona que quiso romper el tiempo con palabras,frases, música, escritura, humor y mil cositas más y se curó.
Fórmulas... volveré a intentar comprenderlas.Si vosotras las sabéis ¿ por qué no decís de vez en cuando alguna y nos explicáis a los que no sabemos?

22 de enero de 2011, 12:53  
Anonymous Ana ha dicho...

Efectivamente, el pasado está lleno de futuro, a rebosar. Recojo mis hojas, las aliso bien con la manos y las vuelvo a guardar en las estanterías, para volver a ellas, al pasado, cuando quiera hablar sobre el presente. Y los añicos de cristal han quedado todos formando una figura preciosa: me gusta el nuevo aspecto de mi cristalería. Aquí me quedo. mirando a la calle a través de mi cristalera rota.

22 de enero de 2011, 14:28  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Querida Cristalana: por si los acasos aquí hubiera un tuerto y me estuvieras incluyendo en el vosotros. Yo, a Lacan, no lo he leído nunca. Hala, qué burra. Burra, no: elefanta. Hace muchísimo leí cosas de Freud, que es incomparablemente mejor que lo que de él anda por el ambiente, pero me pasó como con los yogures que me comí, que masivamente fueron a parar a las alcantarillas de mi barrio (o sea, que no lo recuerdo mucho) pero lo mejor de él actuó en mi intestino y llegó a la sangre, y se convirtió en cosas que creo, aunque no lo sepa. Ahora mi relación con el psicoanálisis es más o menos como la que tengo con el microondas: está en el centro del medio de la mitad de mi cocina y le tengo un altarcito con flores y tapete fino, porque me alimento básicamente de lo que guiso con él. Sé que no debo meter dentro cucharillas ni tampoco un gato, poca cosa más. Y aunque suelo decirme que quizá a estas alturas debería haber leído el manual de instrucciones como es debido, tampoco estoy segura de que un libro tal exista (y si lo hay, es que no sé dónde lo he puesto, ¿a que lo dejé en el congelador?, señor, qué cabeza). Pero no pienso estudiar electrónica, son intereses y vocaciones bastante distintas. ¿A que no sé hablar sin metáforas? Poooos sí sé, pero no me sale, es por la paquidermitis, que me hace de chaleco con refajo y me protege un poquito. Me gusta cómo escribe Viar las cosas psicoanalíticas y cómo va desplegando los conceptos y también fintando y trayendo citas y memorias, pero si te fijas, aunque no es oscuro tampoco se dedica a dar todas las explicaciones, y eso siempre hace un hueco para que entre quien lee. Y cuando leo los comentarios veo que cada uno pone algo que a veces es muy importante para él, pero otra lo es solo para mí y lo veo y lo guardo aunque no lo comente. Y me gusta cómo cuentas tú las cosas, porque sueles ser franca y cristalina (aparte de griega y latina), pero no me sale hacerlo igual, o no quiero, o ni puedo ni quiero, o no me acuerdo.

22 de enero de 2011, 15:23  
Blogger Ali ha dicho...

Me pierdo, porque cuando voy a contestar, ya os habeis ido a otro lugar. Cuando he leído esta mañana "el instante", me he puesto alerta y se me cruzaban un montón de cosas a la vez.El instante para mí, es individual en cada uno de nosotros, y por eso es tan personal,humano y sensible, que es complicado poder expresarlo.
Ayer, me tocó hablar con un profesor del cole de mi hijo,cosa que me causa bastante angustia,porque voy pensando que es dificil que nos entendamos, pero ví mi respuesta a su pregunta como si se tratara de un instante, como si con la mirada y mi contestación,tuviese que creer en mí aunque fuese imposible para él. Ese instante, ese corte del psicoanalista en una sesión de análisis,es el que ayuda a ver, a ver algo distinto, algo que hace que el ser humano sea único, irrepetible y que puede llegar a ser un reto a alcanzar,(mi hijo es un buen reto).
Cuando hablé del padre de M, parar el tiempo a nuestra manera sería ese instante único,de cada uno de dar, lo que cada uno quiere hacer de eso,fuera de ese tiempo real y duro que le persigue.

22 de enero de 2011, 19:04  
Anonymous Ana ha dicho...

Muy lejos de mi deseo es que alguien de este blog cambie su forma de escribir, cuando precisamente lo que me impulsó a entrar en este blog fue la forma de escribir tan bonita, tan clara y tan brillante que tenéis: si me hubiera encontrado todo lleno de fórmulas o expresiones parecidas no creo que hubiera entrado y en concreto, la del micro-ondas es muy clara y va al grano y forma un macro--------oleaje que es la leche (hoy, como también otros días, me he reído un montón). Yo intenté leer a Lacan pero no lo entendí, así que desistí. De Freud sí que leí algunos libros y me encantó. Pero también me ocurrió que mientras hacía psicoanálisis prefería no leer demasiado porque me identificaba con todo, especialmente con algunas enfermedades, y cuando tenía un período bueno prefería descansar de esos temas y tampoco leía. De acuerdo en que Iñaki Viar escribe muy bien: a mi me gusta mucho.

Ni griega ni latina: soy vasca. Y los vascos y las vascas somos somas gentes gentas que vivimos vivimas o en Bilbao o en lugares cercanos a Bilbao, por lo tanto hemos podido nacer en donde nos da la gana y en el tiempo que nos da la gana: así que, vale, también soy griega y latina, pero por ser bilbaina.

Hay instantes irrepetibles, únicos, que nunca se olvidan, que dejan huella y que son eternos, Ali, y lo que dices sobre la mirada, sobre el instante en que se cruza una mirada y se dicen tantas cosas que sería imposible decirlas con el lenguaje hablado o escrito, y que no solamente se dicen sino que también percibes la respuesta del otro. ¿Es eso el instante de ver que nos habla Iñaki que dice Lacan? ¿Son esos los de 6 a 12 segundos que dice ese diccionario divertido de filosofía? (que es Walter Brugger, S.I, Diccionario de Filosofía,(traducción de José María Vélez Cantarell), Editorial Herder, Barcelona,1969, pág.464-465)

22 de enero de 2011, 21:04  
Anonymous Ana ha dicho...

Pido, por favor, que me borréis el comentario anterior porque he puesto algo de lo que me he arrepentido. Muchas gracias.

22 de enero de 2011, 23:35  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Ay madre! Esto no se borra. Bueno, no importa: asumo la fantasmada, la fanfarronada bilbaina del segundo párrafo y se acabó: al final también el psicoanálisis nos enseña a asumir nuestros fallos y afrontar las consecuencias.

23 de enero de 2011, 1:54  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

¡Halaaaa! Es que si no lo vedo no lo credo: ¡Cuánta exposición pública!
Pues yo la última que borré fue porque había puesto el conque separado, ¡menos mal que me di cuenta! Que las retatarabuelas de una fueron bautizadas en la cueva begoñesa del Serengeti, y yooo, antes muerta que incorrecta. (Señora Valentina: arrepiéntase de sí y ore, no dé mal ejemplo).

23 de enero de 2011, 11:23  
Anonymous Ana ha dicho...

A la que se columpia en la tela de una araña: ¿Quíén es la señora Valentina? bueno, ya sé que soy yo, pero ¿por qué Valentina? Mejor no me contestes, porque tuve bastante ayer con el descalabro de la tienda, y además, aquí estoy, toda arrepentida y orando para que no cunda el mal ejemplo... Eso del conque junto o separado tampoco lo entiendo: yo lo escribo separado. ¿Qué es un conque junto? Me parece que nos estamos alejando del tema...

23 de enero de 2011, 21:21  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Valentina de valer y de valor. ¿Conque amontonando plegarias con que redimirte, eh? Pues después te hago unos coros, que ahora no tengo con qué. (Y si no pega se clava).
Hablando de valor y temblor, la escena que cuenta Ali de su momento de ser ante el profesor de su hijo y la demostración de nuestra Valentina me han parecido ejemplares, me las llevo a la guerra de mañana (con los hombres y con mis entrañas).

23 de enero de 2011, 23:03  
Anonymous Ana ha dicho...

Lo contingente: el tema de la contingencia sí que tienen que ver con el tiempo: todo es contingente en nuestro devenir: las cosas pueden o no pueden ocurrir. A veces nos cuesta aceptar la contingencia, que es diferente a la genética, ¿Y la relación entre genética y contingencia? y la contingencia también es diferente a la causa y efecto. Y también hay una paradoja: que cuanto más dejamos a la contingencia actuar más verdadero llegará a ser el asunto, o la relación entre las personas: me estoy acordando de la película del Show de Truman, cuando al final de la películo el protagonista se lanza a lo contingente, o en "El mercader de Venecia" de William Shakespeare, en el que el cofre de plomo sería el "contingente", porque es en el que se supone hay mayor "riesgo" y es el que les lleva a los protagonistas a un amor verdadero.

Y escaparse de sí mismo y del tiempo para buscar y encontrar memorias llenas de alegría:

[...] yo me vi tan ajeno
del grave mal que siento
que de puro contento
con vuestra soledad me recreaba,
donde con dulce sueño reposaba,
o con el pensamiento discurría
por donde no hallaba
sino memorias llenas alegría.[...]

(Garcilaso, Égloga)

23 de enero de 2011, 23:19  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Ah! ¡Ahora me he dado cuenta que has puesto conque todo junto!¡y con que separado y con qué con acento! ¡Toda una lingüista! ¡Muy bien! ¡Thank you!

23 de enero de 2011, 23:31  
Blogger Ali ha dicho...

!bueno.. no sabía que también tenemos un momento de ser, aparte del instante de ver, el tiempo de comprender y el momento de concluir.
No sé si la escena puede ser valerosa, ó simplemente somos madres, tenemos experiencia, nos aburren las mismas palabras,cortamos con los discursos generales..qué sé yo..
no estoy para guerras, a no ser que me lleves sentada en tí..cómoda, lenta y segura, elefanta.

23 de enero de 2011, 23:49  

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