lunes, 11 de abril de 2011

La elección


Freud introdujo el concepto de "elección de objeto", en sus Tres ensayos sobre teoría sexual. Se trata del objeto del que esperamos satisfacción sexual. Por tanto, esa elección configurará en gran medida nuestro destino. Por ejemplo: heterosexual u homosexual. Freud considera que es ésta una elección del inconsciente en los primeros años de la vida. ¿Son siempre todas las elecciones de nuestra vida determinadas por el inconsciente? O sea ¿somos unos inconscientes? Pues sí. A ver cómo me explico... Somos inconscientes de lo que ha elegido nuestro inconsciente, que siempre se anticipa. Y este axioma del psicoanálisis no es demostrable. Como todos los axiomas matemáticos, hay que aceptarlos para poder construir luego sobre ellos. Pero el psicoanálisis no es la matemática. Por eso su demostración, la teorización sobre ello, los sueños, los actos fallidos, los lapsus, los síntomas, es un saber sobre una experiencia. Aquí hay una elección: ¿considero verosímil la existencia del inconsciente, o no? La verdad es que no gusta mucho en el mundo de hoy que prefiere otras explicaciones. Antiguamente creían más en el inconsciente, aunque en formas distintas, de tipo religioso. El oráculo, las adivinaciones. Los sabios eran considerados como los que podían adivinar. Es decir que se les suponía una capacidad de interpretar la realidad. Hoy prefieren más no saber. Creer sólamente en las radiografías. Lo cual no está mal, las radiografías, pero no las hay del sujeto. Elegir es lo más decisivo (valga la redundancia) de nuestras vidas. Y, efectivamente, no hace falta esperar mucho para darnos cuenta que siempre hay algo fallido en lo que hemos elegido. Que no alcanzamos el Ideal presentido, el Todo que nos dejaría tranquilos y satisfechos. Que siempre se pierde lo otro. Por eso Freud, en el barco que le llevaba a Nueva York, dijo: no saben que les traigo la peste. Obviamente como metáfora de un saber que destituye todo idealismo. Nuestro Yo se imagina que elige él solito. ¡Fantástico muchacho, lo estás haciendo muy bien! Luego viene la vida, que nos va enseñando. Que la buena elección sería siempre a posteriori, pero no hay segunda oportunidad. Siempre una elección es irreproducible. Y toda elección es ética porque se elige sobre un modo u otro de goce inconsciente. Y del goce elegido el sujeto es responsable. Cuando un sujeto elige ir al análisis es preciso que asuma que él es parte del drama en que se ha metido. Que ha elegido lo que tiene, lo que le pasa. Es esto el psicoanálisis es intratable: hace al sujeto responsable de su vida. Lo cual es difícil pues la tendencia espontánea es hacer responsable al Otro. Aunque bien mirado, quizá no haya mayor bien que hacerse responsable de todas las elecciones que hacemos. Algo de esto dice Lacan cuando se refiere a la libra de carne, de su propio cuerpo, que pone Antonio como garantía del préstamo que le concede el judío. Es decir, que toda elección tiene algo de apuesta y supone que la sostengamos con nuestro esfuerzo, nuestro dolor y nuestra dicha.

58 comentarios:

Anonymous Ion ha dicho...

Viar Sensei:
En primer lugar gracias por haber dedicado tu tiempo a este peliagudo tema. Me ha parecido interesante la idea de que el inconsciente nos determina a la hora de elegir, pero también que tenemos capacidad de elegir, ¿realmente somos libres al elegir?

11 de abril de 2011, 18:52  
Blogger helena ha dicho...

Me ha gustado mucho esta entrada.

Me encanta "el inconsciente". En particular el mío me gusta mas desde que le limé los dientes y las uñas, aunque sea un "bruto", le quiero por eso mismo.
Muchas gracias Iñaki.

11 de abril de 2011, 20:39  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Qué bien por esta nueva entrada sobre la elección!
Decía Iñaki Viar en la entrada anterior que nos olvidamos que "somos seres pobres a merced de las contingencias, caprichosas e imprevisibles como los dioses." Y no sólo en lo que se refiere a las catástrofes de la naturaleza sino también , uniendo al tema de la ética (lo que dice Lacan en la clase sobre la ética (Seminario 7, clase del 6 de julio, la que nos menciona Elefante de Guerra) sobre las religiones, sacerdotes, santos, sacrificios de la carne, etc.), y también a las elecciones que hacemos: decimos que nos ha ocurrido tal desgracia por culpa del Otro (que puede ser otra(s) persona(s) o los dioses). Quiero copiar unos fragmentos de La Ilíada de Homero en los que aparece esta ética, estas elecciones humanas, heroicas, religiosas, divinas, olímpicas: son unos textos muy bonitos, muy divertidos y, sobretodo, son muy bellos:

(Chuleta: aqueos=griegos; dánaos= griegos; Priámida: hijo de Príamo; Tetis: diosa, madre de Aquiles; Cojo: Hefesto; Crónida: Zeus, hijo de Cronos.)

"Al ver a los aqueos, Hera, la diosa de los níveos brazos, compadeciólos, y dirigió a Atenea estas aladas palabras:
- ¡Ah, hija de Zeus, que lleva la égida! ¿Debemos renunciar, pues, a ocuparnos por última vez de los dánaos, que están sucumbiendo? Entonces acabarán su triste destino y morirán bajo el ímpetu de un solo hombre, de Héctor Priámida, cuyo furor se hace intolerable; demasiados estragos ha causado ya.
Atenea, la diosa de los ojos garzos, le contestó:
-¡Ah! Tiempo ha que hubiera debido de perder fuerza y aliento y sucumbir a manos de los argivos en su propia patria; pero mi padre nutre también su furor, y su cruel corazón no atiende a razones [...]
Luego que los troyanos atravesaron en su huída el foso y la estacada, muriendo muchos a manos de los dánaos, se detuvieron amedrentados y pálidos de terror en el lugar donde les aguardaban sus carros y corceles. En aquel mismo instante despertóse Zeus al lado de Hera, la de aúreo trono, en el monte Ida, y, levantándose, pudo ver a los troyanos en completa dispersión, perseguidos por los aqueos, y entre éstos columbró a Poseidón. Divisó también a Héctor tendido en la llanura, rodeado de sus amigos, jadeante y vomitando sangre, porque no era precisamente el más débil de los aqueos el que le había herido. Compadecióse de él, y mirando con sombría faz a Hera, le dijo:
- ¡Oh, maligna Hera! tu engaño ha hecho que Héctor hubiera de alejarse del combate y que sus guerreros se diesen a la fuga.[...]
De este modo se expresó, y Hera, la de los brazos de nieve, obedeciéndole, atravesó presurosa desde los montes ideos al alto Olimpo [...] volando llegó Hera al vasto Olimpo y se encaminó al palacio de Zeus, donde los dioses se hallaban reunidos. Al verla, se pusieron todos en pie, y le saludaron levantando sus copas; y ella tomó la de Temis, que fue la primera que se le acercó diciéndole estas aladas palabras:
- ¿Por qué vienes tan trastornada, Hera? ¿Es que te ha asustado tu esposo, el hijo de Cronos? [...]”
(Continúa en el comentario siguiente)

11 de abril de 2011, 22:25  
Anonymous Ana ha dicho...

(Continuación del comentario anterior)
“Los aqueos siguieron corriendo hasta las naves, y, ya allí, se animaban unos a otros, a la vez que con los brazos en alto y a grandes gritos no pocos imploraban el auxilio de las deidades. Y Néstor, protector de los aqueos, era el que con más fervor oraba, alzando sus manos hacia el estrellado cielo, y decía:
- ¡Padre Zeus! Si hubo en la fértil Argos alguien que quemando en tu honor gordos muslos de buey o de oveja, te pidió que le permitieras regresar a la patria y tú se lo prometiste asintiendo con un movimiento de tu cabeza, acuérdate de ello, ¡oh Zeus olímpico! Aleja de nosotros el funesto día y no permitas que los aqueos lleguen a ser dominados por los troyanos.
Así rogó, y el próvido Zeus, accediendo a los ruegos del anciano, tronó fuertemente. […]
Y Zeus díjole a Hera, su hermana y esposa:
- Por fin has logrado, venerable Hera, la de ojos de novilla, que Aquiles, el de rápidos pies, vuelva al combate. No hay duda que de ti nacieron los aqueos de larga cabellera.[…]
[…] y, entre tanto, Tetis, la de pies de plata, llegó a la incorrruptible morada del dios Hefesto, que deslumbraba como una estrella entre las demás deidades; era de bronce y había sido construído por el ilustre Cojo con sus propias manos. Encontró a éste sudoroso y agitándose en torno a sus muchos fuelles […] En tanto que el dios se hallaba trabajando en estas primorosas labores, se le acercó Tetis, la de pies de plata, y viéndole la bella Caris, que lucía deslumbrante diadema por ser la esposa del ilustre Cojo, la tomó de la mano diciendo:
- ¡Oh Tetis, la de largo peplo, querida y venerable! ¿Qué te ocurre para que vengas a nuestra vivienda donde tan rara vez se te ve? […]
Y Tetis, derramando lágrimas, le respondió:
- ¡Hefesto! ¿Existe entre todas las otras diosas del Olimpo una que haya sufrido tan grandes penas como las que a mí me ha enviado el Cronida? […]”

(Homero, “La Ilíada”)

Es bella y divertida la Ilíada, repleta de pasiones, de nuestras pasiones, y repleta de elecciones que los humanos creen que no son las suyas, sino las de los dioses, las del Otro. ¡Y hasta los mismos dioses se culpan de sus destinos unos a otros! Pero, como dice Iñaki Viar, ahora no decimos que son los dioses los responsables, ni el Otro, ni nuestro propio inconsciente: ahora los dioses de anteayer, el inconsciente y el Otro de ayer, son las radiografías, los genes.
(A mí la pregunta de Ion me parece superinteresante)

11 de abril de 2011, 22:27  
Blogger Ali ha dicho...

Qué fácil decimos lo mal que elegimos en aquel momento, que no supimos elegir lo que nos convenía, que por eso nos va como nos va, es más fácil claudicar que currarlo, es más fácil no pensar y a por otro, es más fácil volver a elegir que saber que realmente tenemos capacidad de elegir. Qué bueno, somos inconscientes de lo que ha elegido nuestro inconsciente.

12 de abril de 2011, 20:56  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Fumar en el balcón es distraído, el mundo se deja contemplar y parece dócil o sereno; desde los tejados de las casas con jardín resulta casi aburrido, vale más trepar por las celdillas de los vecindarios, espiar el interior de los secretos talleres remachadores y dar empujones en alguna plaza abarrotada por el mercadillo. La calle es un invento genial, apenas unas líneas y todo se pone en fila: los fieros gigantes discutibles, los bostezantes leones verdaderos y las damas de hirsutos bigotes; solo hay que tener un poco de cuidado con los chinos de las bicicletas, el tropel de colegiales, los caballeros mendicantes y cierto leopardo (que es de otro sitio, me parece). Y al llevar la vista al frente siempre está el mar, que deja ver su más allá en las noches claras, cuando se oye la música de las verbenas boreales en las soñadas playas de Otra Orilla, llenas de gitanos, osos polares y jirafas.
Pero no es el eco de las zambras lo que más cautiva la atención de la fumadora de balcón, sino uno que otro barco en las aguas: A dónde irán, qué piensan y, sobre todo, por qué flotan los barcos. No sé por qué flotan los barcos sin viento y sin velas, tal vez sea eso sucio y ardiente en la zona de fogones, humeantes barcos fumadores espumando estelas en el mar de Soria.
(Machado comenta a Robert Frost).

12 de abril de 2011, 21:18  
Anonymous Ana ha dicho...

Antonios: Antonio de la obra de Shakespeare y Antonio Machado. Este último nos dice que no, que no hay caminos, que se hace camino al andar, que los caminos son los surcos del azar que han trazado nuestras huellas… Y yo ahora recuerdo que las palabras de los padres dejan huellas psíquicas en los hijos y en estos se va construyendo el inconsciente que va a ser el motor de todas sus acciones y elecciones… Iñaki Viar nos habla de la elección como apuesta que tenemos que sostener con “nuestro esfuerzo, dolor y dicha”. La dicha: ¡Qué bien la dicha! ¡Y nunca mejor dicho, la dicha, porque he descubierto hoy algo que no me ha sorprendido pero que he sentido una gran dicha al descubrirlo! ¿Sabéis qué es?: Pues precisamente la historia de la palabra “dicha”: Ya veréis, es algo “dichoso”, porque resulta que proviene del latín, del participio de perfecto pasivo neutro plural sustantivado del verbo dico,is,ere,dixi,dixi,dixi,dixi, dixi, dictum: “dicta” (=”Las cosas dichas”), es decir, que las cosas dichas son la fuente de “la dicha” ( ¡Ja, ja,!, ya véis que he repetido “dixi”), pero aún soy más dichosa si os comunico que esta palabra , dicta, las cosas dichas, se refería a las palabras que creían los romanos que decían las deidades o las Parcas a los niños recién nacidos… ¡Toma castaña! ¿No es admirable?... para que tuvieran una “suerte feliz” (que es sinónimo de “dicha”)… ¡Toma más castañas!... y que posteriormente se le atribuyó esta significación al participio del verbo “fari” (=hablar), es decir, a “fatum” que pasó al lenguaje vulgar como “hado”- ¡Aúpa etimologías!- que es el sinónimo de destino, sino. ¡Genial, la dicha!¡Genial el lenguaje!¡Genial la Etimología, la Gramática Histórica! ¡Genial Iñaki Viar! ¡Dichosos todos!. Pues yo, desde ahora voy a utilizar la palabra dicha en lugar de “felicidad”, que es un poco chochola, o de “alegría”, que suena un poco a clero, o “suerte feliz”, que es larga y un poco rimbombante.
(Nota: para contaros esta historia he consultado a María Moliner y a Joan Corominas, ahora “Coromines”:¡dichosos ellos!)

13 de abril de 2011, 16:05  
Anonymous Ana ha dicho...

Dice Iñaki Viar que “hoy prefieren más no saber. Creer solamente en las radiografías. Lo cual no está mal, las radiografías, pero no las hay del sujeto.”
Pues yo copio unos párrafos de aquel artículo que me gustó tanto y que os comenté en la entrada anterior, el de Javier Gomá:
“[…] La naturaleza sigue unas regularidades que las leyes científicas explican: precisamente porque los hechos naturales se repiten la ciencia puede ser predictiva. El reino natural se compone de sustancias minerales, vegetales, animales y también humanas, aunque la naturaleza no agota la totalidad de lo humano, porque el hombre presenta además un torso no natural, casi podría decirse que antinatural: la libertad. Las creaciones de la libertad son únicas, imprevisibles, sorprendentes incluso para su autor, y esto presta a las realizaciones humanas, que se suceden sin sujetarse a un criterio uniforme, una dimensión temporal. Solemos excusarnos a diario de mil menudencias pretextando que no tenemos tiempo cuando, bien mirado, lo único que tenemos es tiempo, pues somos tiempo; no entidades repetitivas sino fluyentes, ondulantes. Incurrimos en contradicciones, pues el antes y el después de nuestro decurso vital no coinciden. Más aún, somos una contradicción viviente: la naturaleza nos privilegia con una individualidad autoconsciente, pero nos castiga después dispensándonos el mismo destino cruel que al resto de sus criaturas que no tienen conciencia de sí mismas. De ahí las aporías, los dilemas y las tensiones que conforman el humano devenir.
[…] La ciencia positiva merece máximo respeto, pero el positivismo -el imperialismo de la ciencia- se equivoca cuando asimila al hombre a la naturaleza, aplicando un método que vale para las realidades repetitivas pero no para las narrativas. No el tratado discursivo ni la ley científica sino sólo el mito, que es un relato, hace justicia a lo inaprehensible de la condición humana y sabe captar ese meollo enigmático de su ser.”

(Javier Gomá, La verdad del mito, El País, 02/04/2011)

Ahora una cita sobre el tiempo, sobre lo que dice Javier Gomá , que lo único que tenemos es tiempo (aunque él también dice que somos tiempo):

“Omnia, Lucili, aliena sunt, tempus tantum nostrum est; in huius rei unius fugacis ac lubricae possessionem natura nos misit, […]”

(Séneca, Epístolas morales a Lucilio, Liber I )

( Traducción: Lucilio, todas las cosas son ajenas, solamente el tiempo es nuestro; la naturaleza nos ha enviado a la posesión de solo esta cosa fugaz y resbaladiza, […] )

Y, ahora, me iré unos días por ahí con algunas de esas amigas invisibles que me acompañaban durante mi infancia y que aunque no me leían – yo no sabía leer- y aunque tampoco me escribían – ellas no sabían escribir- pues me escuchaban y nos divertíamos mucho juntas: por ejemplo ahora vamos a bailar la canción “Bailando” con Alaska y Dinarama y después con los Pegamoides (Es que de crías bailamos una canción sobre la “dicha”, exactamente la titulada “La dicha es mucha en la ducha” de Cassen- pero esa no se puede bailar de mayores-) ¿Y para qué vamos a ir a bailar? Pues para eso, para pasar el tiempo, porque eso, el tiempo, es nuestro. ¡Dichosos tiempos aquellos, y dichosos tiempos también los actuales! (si queréis venir alguna de vosotras estáis invitadas)

14 de abril de 2011, 23:56  
Anonymous Ana ha dicho...

Elefante de Guerra: tengo una curiosidad: ¡De verdad que el texto firmado como Machado comenta a Robert Frost es del poeta Antonio Machado o es de la poetisa maravillosa Elefante de Guerra que nos ha dado el pego más fuerte que el de los Pegamoides? ¿A ver si resulta que lo escrito en tu comentario es made Elefante de Guerra y nosotros, aquí, admirados con la boca abierta? Jo, dinos la verdad, no seas.

15 de abril de 2011, 0:06  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

De la pregunta de Ion:
La expresión de Viar "efectos de verdad liberadores" ("Verdad y ficción") me empuja a pensar en la libertad como sensación, algo interior bastante distinto de la libertad como condición. Lo que regulan las leyes y los semáforos (hombrecillo verde, hombrecillo rojo), que proporcionan los espacios de elección que derivan en escoger la bufanda de rayas o una de mariposas, salir con Marieta o quedarme en casa, solo o con leche y dos aspirinas.
¿Horca u hoguera? "Pero dejadme / que yo prefiera / la hoguera, la hoguera, la hoguera./ La hoguera tiene / qué sé yo qué, / qué sé yo qué / tiene la hogueraaaa...", cantamos Javier Krahe y yo). La sensación de libertad parece independiente de todas las condiciones de la libertad, cabe imaginar que aun en las peores estrecheces y rigores los hombres saben sentirse libres; lo he leído en novelas y visto en películas que cuentan las mentiras más verdaderas, las experiencias más inequívocas y embriagadoras, incluso aunque coros de espectadores y participantes se muestren razonablemente convencidos de que se trata de delirios de replicante.

(Ana, que lo flipo; tú eres muy candorosa y yo no soy poetisa, solo soy cartera; eso del martes era carta de guerra contra Robert Frost. Ves, y ahora también estaba pensando en la libertad, como tú, que ni sé qué es pero a veces me la imagino. A mí la que más me gusta es "A quién le importa", pero solo la bailo por dentro).

15 de abril de 2011, 0:22  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Alguien definió al inconsciente como un ente que no existe pero que insiste. Mucho me temo que, casi siempre, es el inconsciente el que elige por nosotros. Es el amigo cabrón que no tiene escrúpulos, que nos incita a liarla parda, y al que debemos domesticar para humanizarnos. Al menos, debemos conocerle.

15 de abril de 2011, 2:45  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Eso, liar a la leoparda (que toda elefanta lleva en su ser).

15 de abril de 2011, 10:27  
Blogger helena ha dicho...

¡Son interesantísimas estas cosas que se os ocurren alrededor del inconsciente y las elecciones...! La "sensación de libertad" y la libertad como condición... Me gustaría escribir algunos barruntos.Esperaré un poco, mientras las palabras...

15 de abril de 2011, 13:55  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

La idea del amigo cabrón ha hecho polluelos en mi mente: me he visto con toda claridad en la fiesta de la embajada de Krisnamurti del Oeste, acompañada por un amigo que, completamente borracho, se ha meado en los floreros, la ponchera y el tapete de ganchillo tejido a mano por la encantadora embajadora. No es la primera vez, le ocurre siempre. Imposible abandonar a ese amigo: es que no es un amigo, es que es una servidora de ustedes y de los señores diplomáticos y su misión. Decía Raymond Carver: "Pero el alma también puede ser una afable hija de puta, /no siempre es de fiar. Y no lo tuve en cuenta". (Palabrotas ha dicho Anónimo, yo solo traigo aquí un poquito de lirismo contemporáneo).
Siempre podemos dejar de asistir a los bailes de gala, pero a) ¡lástima de bombones ferrero-rocher!; b) ay, la Virgen, que esto me recuerda a un cuento de Cortázar, "Casa tomada", vivido en carnes de elefanta aterrada: empiezas dejando las fiestuquis en las embajadas y acabas paralizada ante la sola idea de cruzar el umbral de la puerta de tu casa. El amigo chota se expresa siempre y te persigue hasta el catre, es que es el amo de los fogones. En plata: que te estás diciendo unas cosas importantes y tan ruidosas como la espantosa bronca que ese colega prepara; que más vale que te escuches y, si puedes, entiendas. Deshacer la ficción enajenadora: Esa bragueta es mi bragueta, y "Asturias, patria querida" sale de mi garganta etílica; averigüemos qué ganancia, beneficio, disfrute obtenemos en las locas meadas. Creo que es la opción "conocer" de Anónimo. En cuanto a la opción "domesticar", la considero tan inviable como tratar de pilotar un jumbo sin nociones de vuelo pero con mano dura (o mismamente con cariño). Y maldita sea la imagen de la máquina, pero seguro que todo el mundo creería que, con paciencia, Leoparda es capaz de aprender a leer, y no, no lo es.

15 de abril de 2011, 20:09  
Anonymous Ana ha dicho...

Película verdaderamente muy buena, muy bonita, muy entretenida y que merece la pena ver: " El mercader de Venecia" de Michael Radford, 2005: A mí me parece que es muy fiel al texto de Shakespeare. En mi opinión es una de las películas más bonitas y desde luego que trata sobre las elecciones, la libertad y ¡la libra de carne... de Antonio!
Otra peli estupenda: “La vida de Brian”, en la que hay un buen “chiste” sobre la elección a morir en la cruz (lo digo, Elefante de Guerra, por tu canción de “La hoguera”)
Y ya que voy de pelis, también quiero mencionar la de Woody Allen “Match Point”, que yo creo que también trata este tema.
He leído “La casa tomada” de Cortázar que comenta Elefante de Guerra y realmente es un cuento muy bueno, buenísimo. Os aconsejo que lo leáis (yo lo he leído en Google).
Yo continúo copiando párrafos de mi artículo favorito, el de Javier Gomá (En el primer párrafo, por cierto, habla de los “giros” que a mí me gustan: “In girum imus nocte et consumimur igni” (Ya ves, Elefante de Guerra, a mí también me va más el fuego que la horca, como también me va mucho lo de los Infiernos de don Giovanni, la ópera de Mozart que la comentamos allá por la prehistoria, cuando no sabíamos ni leer ni escribir, guapa, que yo a ti ya te veo muy leída y escribida… ¡Si hasta te he confundido con Machado! Así que no flipes, que escribes primorosamente bien. Por cierto, no te he entendido nada de lo que has dicho sobre una máquina… ¿Será la de escribir?)
Bueno, yo a lo mío:

“ Conforme a la interpretación tradicional, la cultura había nacido al producirse en Grecia el paso "del mito al logos", es decir, la sustitución de la mentalidad mítica y mágica por la racionalidad de la filosofía y la ciencia. En el siglo XX se estaba describiendo el giro inverso: una crítica al "logos" occidental que tenía mucho de vuelta al mito. Claro que el mito que se recupera entonces no es lo que un "logos" excesivamente seguro de sí mismo había imaginado que es: una aleación caprichosa de fantasías coloridas y sugerentes pero completamente irracionales. Se descubre, por el contrario, que hay una verdad en el mito.”

“En términos de Wittgenstein, la ciencia dice mientras que el mito muestra: hay, en efecto, algo en el hombre irreductible a conceptos bien recortados pero dócil a su representación y patentización narrativa. Si se dice, por ejemplo, que Aquiles es al mismo tiempo el más afortunado y el más desdichado de los hombres, tal proposición es absurda para la ciencia, pero la antinomia se deshace si se despliega en una relación de antes-después (afortunado en Esciros, desdichado en Troya) o si comprendemos, como da a entender su mito, que la negatividad de morir joven le proporciona paradójicamente la gran gloria de ser el mejor de todos los griegos.”
(Continúa en el siguiente comentario)

16 de abril de 2011, 11:52  
Anonymous Ana ha dicho...

(Continuación del comentario anterior)
“Esos cuentos folclóricos sobre héroes no respetan la lógica pero son racionales, bien que su racionalidad no es científica sino artística. Como el arte, los mitos seleccionan sus ingredientes de entre lo plural y fragmentario del mundo y, transformando el azar en necesidad, crean con ello la ficción de un orden significativo y unitario que integra lo meramente circunstancial de la experiencia humana en un todo comprensivo y legitimador. Por eso son siempre usados para explicar la fundación de una ciudad o de un pueblo; y por eso en el interior de nuestra conciencia flota también la mitología de nuestra identidad personal, satisfaciendo en nosotros la demanda de narraciones y colaborando con la obligada construcción narrativa de la realidad. Cuando los pintores del Renacimiento vuelven una y otra vez a los mitos grecolatinos y bíblicos, no lo hacen animados exclusiva ni primeramente por motivaciones estéticas sino porque creen que en esas historias transmitidas por la tradición se halla involucrada una profunda verdad humana, no por indefinible menos verdadera.”

(Javier Gomà, La verdad del mito, El País, 02/04/2011)

Respecto al problema que plantean Ion y Anónimo y al que Elefante de Guerra ha empezado a hincarle el diente, yo estoy de acuerdo con Anónimo: creo que mediante el psicoanálisis lo “conocemos” y, o lo vamos “domesticando”, o, al revés, “espabilándolo”, o “asalvajándolo”, según las personas o según los “temas”, es decir, que a lo mejor en algunos asuntos una misma persona es una “chochola” y hay que avisparla un poco y, en cambio, en otros asuntos es un poco o un mucho “bestia”, y mejor “amansarla” un poco… ¡digo yo! No creo que se pueda “cambiar” mucho, pero sí creo que al conocerlo ( al conocer el inconsciente) no nos sorprende tanto y podemos estar preparados o incluso admitirlo de tal forma que mediante el humor (por ejemplo) saberlo encajar en nosotros mismos y en las relaciones con los demás (Estoy de acuerdo con Elefante de Guerra en que no sirve para mucho ni la “mano dura” ni el “cariño”, que lo que sirve es “el saber”; ¡digo yo!). Creo que el humor puede “domesticar” o “espabilar” a eso de lo que estamos hablando. A lo mejor, en lugar de utilizar los verbos “cambiar”, o “domesticar” o “asalvajar” podríamos utilizar el verbo ese que últimamente lo utilizamos tanto: “girar”, hacer un giro, mediante el humor o cada uno mediante lo que pueda, para que nos sintamos bien psíquicamente.

16 de abril de 2011, 11:53  
Blogger helena ha dicho...

Me pregunto cuanto de cuerpo habrá
y será en ese inconsciente cuya estructura lenguajera hace cosas que "yo" no puedo como: "hablar" de varias cosas simultáneamente, elegir simultáneamente opciones contradictorias, convivir con antípodas "irreconciliables"... Hay una simultaneidad de significados, matices, sensaciones...que me llegan en oleadas de oscuridad. También la poesía y la pintura participan de estas... ¿características?. No sé si se trata de una "racionalidad artística". Yo más bien lo opondría a la racionalidad o al menos al racionalismo. Creo que el lenguaje es pura experiencia.

Me pregunto sobre esa especie de "estilo a la cuántica" en cuanto a las elecciones (se me ha ocurrido este "estilo" mirando la foto de la entrada, imaginándo que lo que yo haría sería avanzar por los cuatro caminos al mismo tiemp), un poco aprendido del inconsciente y que parece progresar por desbordamiento. Es decir: optar por todas las posibilidades y a ver qué pasa, hasta cuando dura, por donde explota, cual se cae la primera... por qué caminos circula mejor el deseo. Porque el raciocinio tiene sus limitaciones y en mi opinión hay que echarle una manita con otras cosas (no me refiero a tirar monedas al aire, sino a atender a los barruntos, las intuiciones, las sensaciones...)
Pero elejir "a la cuántica" no se puede todas las veces. Muchas hay que elegir a la "esto o aquello".
Elegir siempre es una pérdida y que servidora siempre falla, en primer lugar porque dejo lo que no elijo (fastidioso siempre). Hace poco hablaba con unas amigas de esto:elegir, (y planear)siempre es un fracaso. Nada sale redondo, ni ideal, ni maravilloso... a no ser que en mis elecciones deje un espacio suficiente al caos, a la sorpresa y a lo aleatorio (¿al inconsciente, al otro semejante, al vacío...?).Es decir: que mis elecciones ¿casi no lo sean?. Las disimulo, las silbo, las despisto o algo así.
Un día, tumbada en un diván, hablaba y hablaba -no recuerdo de qué, me estaría quejando- y "esa voz" que se reía, dijo: <<...¡¡ así que si pones un circo, te crecen los enanos!!...>> y cuando pude pensar, pensé: ...otra vez, la voz puñeteril,¡qué lata, no vuelvo!. Pero después, cuando dejé de pensar, algo brilló en mí como una epifanía. Desde entonces el número fuerte de mis circos es el llamado "¡¡el crecimiento de los enanos!!". Es un prodigio de primer orden. Tengo una lista de espera fenomenal de enanos que quieren trabajar para mí y nunca me falta público. Es el éxito de un fracaso. Un fracaso espléndido, luminoso, sin nostalgias. No diré que me gusta el fracaso, pero lo contemplo con simpatía. Desde luego que hay muchos tipos de fracasos, y que para cada sujeto, cada forma y cada intensidad tendrá un significado distinto, un impacto desigual. Considerar la posibilidad de que mi elección me conduzca al fracaso, me sosiega, de alguna manera...El fracaso es solo la fálta de éxito, de salida. El mayor dolor es retirar el deseo de allí donde lo puse (al elegir, por ejemplo, al involucrarme en un proyecto, al enamorarme...)Ese dolor no es por una elección fracasada, es por renunciar a las ganas de vivir que puse en aquello, y que las tengo que arrancar de allí y llevármelas a otra parte. Ese trajín siempre es doloroso (mas o menos). Quizá siempre "elegimos bien", quizá siempre solo escogemos, quizá elegir sea mas azaroso de lo que creemos, menos "libre" o más, según como se mire... Y ¿la libra de carne? quizá la pagamos siempre.

16 de abril de 2011, 22:25  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Acabo de salir del cine de ver la última de Clint Eastwood, "Más allá de la vida", y mentira me parece aún que a Corteza de Cerebro de Señora le haya resultado infumable de toda infumabilidad (en cuanto a los contenidos, del cine que hay en la peli no digo nada), mientras Leoparda, hecha un nudo, no paraba de llorar. E così via and so on, y este suele ser el plan.
Ana, ¿a que voy y pongo yo aquí en múltiples y sucesivas diócesis todos los "Trabajos de Persiles y Segismunda", que dice Cervantes unas cosas muy bien dichas? (Es broma, y ya sé ya que yo soy la primera que pongo lo que me peta). Es que has conseguido que lea dos-veces-dos el artículo de Gomá, y me gustó (entonces, ¡en el periódico!), pero no tanto como a ti: Hay algo importante que echo de menos, porque creo que la narración mítica no solo no lo enseña todo, sino que el relato transmitido arrastra siempre una pesada y opresiva ganga de verdad consensuada e instituida, ergo limitada. Y a Leoparda los límites le incomodan un cuento, que cuando le mientas la ley de la gravedad se pone hecha una auténtica alimaña y se trepa al techo (y si dices "Boyle-Mariotte" hierve y humea como un puchero cabreado).
Entre la ciencia y el mito, queda un espacio descasado, una rendija oscura por la que estalla la creatividad de los individuos (y me refiero al crear en cada oportunidad que el sencillo vivir nos brinda cotidianamente, no a los oficios artísticos). Eso que es, casi por definición, yo creo, un continuo desgarrar las telas y telones de toooodos los relatos.

Helena, he visto ahora tu comentario y voy a pensar en lo que has escrito sobre "elegir a la cuántica", porque mola mucho.

16 de abril de 2011, 23:20  
Anonymous Ana ha dicho...

Elefante de Guerra, estoy de acuerdo contigo en lo de la pesadez del mito por ser un relato transmitido y consensuado… para mí es como la historia de las palabras: llegamos al origen, a la etimología… y comprendemos. Pues el mito es como la etimología, el origen de nuestra historia colectiva y por eso tiene que ser consensuado y tiene que tener tanto peso como la ley de la graved (noooo, no he dicho lo que te fastidia): es la verdadera etimología, aunque no nos guste. Para mí es como el psicoanálisis: vamos a la fuente, a nuestro inconsciente, a lo “verdadero”, a lo que realmente “somos”, aunque no nos guste.(Y según cómo lo hayan transmitido puede ser precioso). En lo que sí estoy de acuerdo contigo es en que no lo enseña todo (aunque nadie ha dicho eso) y en que entre la ciencia y el mito existe ese espacio en donde se da la creatividad de cada persona y que los relatos de las personas “desgarran los telones de tooooooodos los relatos”.Pues sí, ¡Por eso somos diferentes! pero para desgarrar algo hay que estar cerca de ello, no puede ser algo desconocido, y además, si un relato desgarrra a otro es que es porque los dos son de la misma “pasta” de la misma “sustancia”, y yo creo que no solamente un relato desgarra a otro sino que también un relato “nutre a toooodos los relatos”y ese relato se nutre de toooodos los relatos, y yo creo que es lo que dice Gomá cuando dice : “por eso en el interior de nuestra conciencia flota también la mitología de nuestra identidad personal, satisfaciendo en nosotros la demanda de narraciones y colaborando con la obligada construcción narrativa de la realidad.” (=Ya te he hecho leerlo tres veces, pues ya estoy preparada para la bronca) A ver, ¿ no es cierto que hablamos el mismo lenguaje? Pues sí, como también es cierto que nuestro relato creativo tan personal, tan singular, tan de cada uno particular, lo hemos ido creando justo cuando no sabíamos leer, lo fuimos creando a la vez que íbamos aprendiendo el lenguaje por transmisión oral, con esos relatos de quienes nos rodeaban, nos cuidaban o nos fastidiaban, y esos relatos también tenían sus límites bien marcados y algunos serían muchos más pesados que los grandes mitos y tiene narices que probablemente eran mucho menos “consensuados” porque eran mucho más parciales, reducidos a una pequeña comunidad, a un período de tiempo mucho más pequeño, por no decir minúsculo, si lo comparamos con todos los siglos que han sostenido los grandes mitos. Sino fuera así seríamos todos iguales! Y , lo que tú dices, que el relato de cada uno desgarra los de los demás, y nos quedamos todos sin relatos… completos, pero sí incompletos, y aquí estamos, en este blog, cada uno con su relato incompleto, intentando llenar vacíos, nutriéndonos, con los relatos de los demás (aunque también desgarrándolos). Ya lo dijo Iñaki Viar en la primera entrada: ¡ Saludo a un vacío ! Pero yo creo que es imposible vivir sin un trozo de relato, aunque esté todo roto, es necesario. Y yo os voy a confesar una cosa: me gusta tenerlo todo roto. Y voy a confesar otra cosa: para conservar mi identidad personal también he tenido que echar mano a esos grandes mitos pesados y consensuados que estaban fuera de mi círculo pequeño. Yo creo que es imposible salir de ti misma para mirarte sin apoyarte en algo ajeno no solo a tu pequeño mundo sino también a tu gran mundo: el relato del gran mundo nos ayuda muchísimo, lo necesitamos, porque como dijo Aristóteles: “El hombre es por naturaleza un animal político”.
¡Ah! Y a mí me encantaría que nos copiaras en fascículos los “Trabajos de Persiles y Segismunda” si tú piensas que tienen que ver con los temas que estamos tratando (seguro que sí tienen que ver). ¡Tá bien, procuraré no copiar lo que podéis leer por ahí! Pero no es una promesa…
¡Ah! Y otro secreto: yo no soy muy mítica: los mitos me gustan para de vez en cuando.
Tengo mucha curiosidad por leer lo que vais a comentar sobre la “elección cuántica”: suena como a física ¡Qué difícil!

17 de abril de 2011, 12:06  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

¿Ondeando?
(¡Que ónde ando!)
Menudas pirulas las de esta soleada mañana con internet.

17 de abril de 2011, 13:52  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Me han gustado las cosas que observa Helena. La idea de que siempre elegimos bien es idéntica y complementaria a siempre elegimos mal, que creo que decía Ion con una cita de Sócrates en su petición de marzo ("hagas lo que hagas te arrepentirás").
Yo me estaba preguntando si los sinsabores de la elección no los provoca el propio concepto, que merecería ser replanteado, triturado y rehecho alegre y fieramente. Las encrucijadas y caminos que se bifurcan (a la Robert Frost) son metáforas expansivas que condicionan el pensar del vivir. El dominio origen de esta imagen en el escenario bar, por ejemplo, presenta a un camarero que va ofreciendo arroz o sopa, tú comes, tú pagas, tú escoges: uno o dos; podría haber tres, si te dejan: arroz con sopa (la elección cuántica: después pago); y también cuatro: puah, qué asco, que se lo coma todo Rita. Rancho de cantina aparte, cuando vivimos las dudas, ¿quién es el camarero, dónde está escrito el menú, quién establece los precios? No son elementos tan accesorios, pues que componen todo el conjunto, y las asimetrías y descorrespondencias podrían estar avisando de que se trata de una proyección metafórica inadecuada. El dominio meta es el caminar, nuestros actos, imaginados en la reflexión del futuro como posibilidad, nos imaginamos que los hechos que lo construirán llevan los brazos ocupados en cargar pesados sacos. A veces (¿por qué solo a veces?, ¿por qué no cada vez que inhalo, 60 veces por minuto etcétera?), interrogamos esas sombras. Les hacemos decir, mira qué traigo, ¿ves lo que vendrá?
¿Qué habla en nosotros con la voz de las consecuencias?
Notísima: Es la porroncésima vez que trato de meter esto, ¡y no se queda pegado! He visto después el comentario de Ana, que no estaba cuando he escrito. Ana, comparto muchas cosas que dices sobre nuestra naturaleza discursiva, y por eso no me había gustado tanto el Gomá-3, por lo que, en efecto, ni menciona. Pero, a) la etimología es otra cosa; b) yo a mi relato le tengo poco respeto.

Y creo que lo me gusta de mí, y de todo cristo o semoviente es, sobre todo, la maravillosa fantasía de que somos capaces de deshacernos de los prostitutos relatos. (Hay un señor que se apoda Benjamingrullo, que escribe en el blog de Santiago González y tiene un texto muy bueno sobre el relato, va de cosas político-reales de esas gravemente aristotélicas que dice Ana, pero a mí encontrarlo me resultó muy esclarecedor también sobre otras muchas de la dimensión subjetiva, no dichas ahí pero bastante afectadas).

17 de abril de 2011, 13:54  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Sí, ¡c'est moi, de nuevo! Es que se me ha quedado el dedo de expresarme atrancado en la tecla, a cuenta de pelear toda la mañana para poner mis chilliditos. Uno más: no he visto la peli, pero siempre que he visto y oído representar a Shylock me he enfadado, porque suelen hacer una grotesca caricatura del que me parece el único personaje noble entre un montón de presumidos gilipollas. Me pasa lo mismo con Celestina, que es enorme y la machacan.

17 de abril de 2011, 14:22  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Elefante de Guerra!¡Qué gritos son esos!¡A que te castigo contra la pared!¡Ay, Dios, qué paciencia! Pues a Shylock, a ese personaje de un relato machacado, lo interpreta Al Pacino de una forma magnífica.
Los personajes "malos" de los grandes escritores son eso, grandes: por eso esas obras son clásicas, por eso nos gustan. Dices que los demás son gilipollas, pero no te creo demasiado: todos son Shakespeare. Y lo mismo ocurre con Celestina. Es lo que me pasa a mí con Antígona, que me parece tonta del bote, pero comprendo que no lo es, que es un gran personaje. ¡Ay, qué difíciles somos!

17 de abril de 2011, 15:00  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

¿Antigona, has dicho? Menuda creída cargante. ¡Que la empareden ya!

17 de abril de 2011, 17:14  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Estar castigada en casa tiene premio. Acabo de encontrar dicho con exactérrima brevedad lo que no dice Gomá:
"Los poetas líricos perpetúan los valores más antiguos de la Tierra. Afirman la experiencia del individuo frente a la de la tribu" (Georges Simic, "Una mosca en la sopa. Memorias", 2011, p. 214; es decir, "Los trabajos de Persiles y Segismunda", libro mil, capítulo dos millones).

17 de abril de 2011, 18:49  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Pero bueno! ¿Quieres seguir castigada per secula seculorum?
(Por cierto, yo también leí por ahí que Antígona representaba al individuo frente a Creonte que representaba a la tribu.)
¿Y de qué se nutrían y se nutren los poetas?

"Era del año la estación florida
en que el mentido robador de Europa
(media luna las armas de su frente,
y el Sol todos los rayos de su pelo),
luciente honor del cielo,
en campos de zafiro pace estrellas,
cuando el que ministrar podía la copa
a Júpiter mejor que el garzón de Ida,
náufrago y desdeñado, sobre ausente,
lagrimosas de amor dulces querellas
da al mar, que condolido,
fue a las ondas, fue al viento
el mísero gemido,
segundo de Arïón dulce instrumento."

(Luis de Góngora y Argote, Soledad primera,)

(Tú sigue, sigue portándote mal!)
Voy a leer quién es Simic: parece majo. ¡Que sí, Elefante de Guerra, que te levanto el castigo, que a mí me caen bien los poetas, y que también sé que Quevedo dice en el Buscón que los poetas deben descartar a Júpiter, Venus y demás dioses "so pena de de que los tendrán por abogados a la hora de su muerte", y como a mí me cae muy bien Quevedo- entre otras razones porque le entiendo, o me creo que le entiendo- pues nada, que te levanto el castigo atendiendo a la ley infinita del código de "Los trabajos de la boba", capítulo uno más infinito.

17 de abril de 2011, 21:38  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

He oído que los poetas comen hambre.

17 de abril de 2011, 22:30  
Blogger Iñaki Viar ha dicho...

Ion pregunta:¿realmente somos libres al elegir?. Y Ali dice: Qué bueno, somos inconscientes de lo que elige nuestro inconsciente.
Pues no existe esa libertad (no tiene nada que ver con la libertad política) es una idealización del yo. Tampoco es siempre bueno ser incosnciente. El psicoanálisis pretende hacer consciente algo de lo inconsciente, de modo que aprés coup podamos saber por qué elegimos aquéllo. Que obtengamos una ganancia de saber que nos pueda servir a mejor hacer.
En resumen, el psicoanálisis pretende hacernos responsables de lo que elegimos, es decir, que somos responsable de nuestro inconsciente. Porque más allá de nuestro Yo consciente está el Sujeto del incosnciente, que éste si que sabe. Y también "somos" eso. En realidad es lo que hace el derecho: aunque haya sido incosnciente eres responsable de los efectos que produce tu acción.
En realidad es que aunque sea inconsciente algo "sabemos" de ello.
Muy interesante el trabajo de Javier Gomá, aunque le falte explicar que el mito es un concentrado de una historia y transmite un contenido inconsciente. Véase lo que dice Freud sobre el mito de Prometeo. O las tres Horas, o Parcas. Doña Ana nos lo puede explicar.
Doña Elefanta si usted empareda a Antígona yo la tendré que ir a rescatar. La honra a los difuntos es sustancial a la humanidad.

18 de abril de 2011, 0:10  
Blogger Iñaki Viar ha dicho...

En cuanto al Mercader de Venecia estoy con Shylock, pero me encanata Porgia.

18 de abril de 2011, 0:12  
Anonymous muchogoce.com ha dicho...

Parece que se nos ha olvidado decir que entre elegir una cosa u otra, una de ellas hay que perder. Elegir entre dos deseos es renunciar a uno de los dos. Es decir perder. No elegir, es querer ganarlas todas.
Hace tiempo leí esta frase " El neurótico no es un sujeto que ha elegido. Es un sujeto determinado por una elección, determinado por la elección de la no-elección.
Freud, ya escribio sobre la elección de la neurosis. Lacan, sobre la elección forzada.

18 de abril de 2011, 16:57  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Se pierde lo que no se tiene y eso duele.

19 de abril de 2011, 0:24  
Anonymous Ana ha dicho...

Sí, duele un horror: para mí el dolor mayor de mi vida ha sido a consecuencia de una elección, de una buena elección, gracias a la cual he encontrado la dicha, pero también, al mismo tiempo, la pérdida de lo no elegido ha engendrado el dolor, un dolor inmenso que me acompañará siempre; y si algo he aprendido en el análisis es a vivir con ese dolor.

19 de abril de 2011, 1:36  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Por cierto, ayer engullí algo que tengo que regurgitar. Me sobran prejuicios y me faltan lecturas, así que pregunto: ¿Quién es "el neurótico"? ¿Es oficio, título, gentilicio, patronímico? ¿Quizá el representante de una selección de cierto colectivo tocado con un embudo del revés (ejem, el señor padre del autor de la cita)?

¿Hay "el no neurórico"? ¿Y por qué, qué le pasa, pues?

19 de abril de 2011, 14:50  
Anonymous Ana ha dicho...

Una de las grandes óperas en donde se trata este tema de la duda, sobre tomar una decisión entre el amor carnal (Venus) o espiritual (Elisabeth) es la de Tannhäuser de Wagner, en donde el protagonista sufre las cnosecuencias de sus elecciones experimentando un gran dolor. La música de esta ópera es muy bonita, es espléndida. Yo no sé qué es y qué no es un neurótico pero reconozco en este personaje, en Tannhäusser, a un un ejemplo de neurótico, ya que establecer esa diferencia tan enorme entre amor carnal y amor espiritual yo creo que es propia de personas neuróticas y también esos autocastigos tan terribles que se inflingen a sí mismos debido a su culpabilidad. Creo que es la historia de un neurótico en grado superlativo. Y la música es también preciosa en grado superlativo. Yo creo que un no neurótico no hubiera establecido esas diferencias entre esos dos amores. Lo que yo no sé es definir ni al neurótico ni al no neurótico.
Respecto a lo que dice muchogoce.com sobre lo que dicen Freud y Lacan acerca de la "elección" yo he leído un poco sobre ellos y no me he aclarado demasiado. Si puedes explicarlo pues yo estaría encantada y me imagino que los demás también.

20 de abril de 2011, 0:22  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Neurosis: Conjunto de enfermedades cuyos síntomas indican un trastorno del sistema nervioso, sin que el examen anatómico descruba lesiones en dicho sistima
neurótico: que pacede neurosis

20 de abril de 2011, 8:47  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

De las lecturas que digo que me faltan, el diccionario no es una; qué alegre el jugar lexicográfico: ¡a la rueda, rueda, de pan y canela, dame un besito y vete a la escuela!
Quiero decir que el diccionario es un ente circular y, a la vez, en fuga permanente. ¿Qué es trastorno? Yo no lo voy a poner, pero quien acuciado por mi misma neurótica insatisfacción vaya y mire verá que la búsqueda tampoco termina ahí, querido Anónimo.
¿Cómo es ser “no neurótico”?, ¿modelo a perseguir (siempre no neuróticamente, claro)? ¿Como una vaca adiestrada en los secretos del logaritmo neperiano? Y sin embargo ellas tienen una mirada tan, tan melancólica.

20 de abril de 2011, 9:15  
Blogger helena ha dicho...

Estaba aquí leyendo todo esto tan interesante, y se me ha ocurrido preguntarme si no será que lo que se pierde en una elección es algo que en realidad no interesa. Literalmente es así, puesto que si lo dejamos no podemos interesarnos en ello.

Me preguntaba sobre la fantasía que hace que a veces elija lo que no quiero: fantaseo que me gustaría…y luego no es así.

Elegir -y elegir entre dos bienes- los elijo todos y luego veremos qué elección me elije a mí, cual de las opciones acierta conmigo o me lo pone más fácil. Quizá creemos elegir y somos elegidas. Quizá la elección tiene algo de ambas cosas, no es unilateral aunque lo parezca. Entonces claro: esa elección se convierte en la única que “puede interesarme”.
Pero esto solo sirve para el momento de la elección, no hay garantías de que esté eligiendo bien o mi bien. Será después –y no siempre inmediatamente después- cuando pueda hablar sobre la experiencia de esa elección. Y aquí ya no me caben los lamentos: “tenía que haber hecho lo otro”, porque eso es darle a la manivela de la fantasía en mi contra, porque no puedo, no puedo, no puedo saber qué hubiera pasado.

También me pregunto sobre esta confusión que veo muy común entre “deseo” y “capricho”. Me molesta en mí y me molesta muchísimo cuando alguien intenta abrir paso a su capricho –incluso a mi costa- haciéndolo pasar por su “deseo”. Esto me hace saltar. Creo que puedo apartarme del curso del deseo de alguien sin ser arrollada (dejarle pasar como si fuera un avión supersónico, ocupar un segundo plano –o un tercero, cuarto quinto…, retirarme de su periferia,), creo que no tengo interés en obstaculizar deseo, mas bien lo contrario. Pero a veces las elecciones son caprichosas y ¿tienen poco que ver con el deseo propio y con el ajeno?
Creo que puedo soportar saberme objeto en el deseo de otro, pero ¿ser “objeto de su capricho”?

En mi opinión las elecciones “acertadas” son aquellas las que tensan y movilizan el deseo, las que lo hacen circular. Por esto una elección puede ser acertada y sus resultados un fracaso y supongo que también viceversa. Ser responsables de lo que elegimos hasta las últimas consecuencias, responder por la propia autoría, es reconocerse autor, autora. Puedo quiero y me gusta hacerme responsable de todas mis elecciones, pero ¿no sería injusto hacerme responsable de todos “mis” fracasos y "mis" exitos? Las elecciones son solo mías, y muchas veces los fracasos y los éxitos son compartidos, aunque los asuma como propios.

También pienso que “deseo llama a deseo” y coincidente o disímil, el deseo transcurre con mayor amplitud, temporalmente en cauces mayores cuando es acompañado por más deseo (el de “el otro” semejante)

Me pregunto también sobre a representabilidad del deseo. Las elecciones ¿representan al deseo? Soy del parecer de que el deseo es irrepresentable. “Tiñe” las cosas, los lugares, las circunstancias, las conversaciones… y también influye en las formas. Sin embargo no tiene forma, ni narración posible, no se puede “leer” y da lugar a todas las narraciones.
¿Quizá sea el deseo, el resultado de ese empuje vital salvaje y brutal represado y filtrado por la imaginación., por la capacidad simbólica, por el lenguaje?
¿Es lo mismo “querer” que “desear”? Para responder a la primera pregunta no tengo grandes dificultades (puedo hacerlo por descarte: no elegir lo que no quiero, o al menos “creo” no querer). Para responder a la segunda lo único que se me ocurre es que deseo desear, y que las formas y los colores de los posibles objetos de este verbo son los míos.
(¡Uy…! Creo que he dicho algo sobre mi deseo. Qué sorpresa tan buena. Muchas gracias.)

20 de abril de 2011, 12:40  
Blogger helena ha dicho...

Se me ha precipitado esto: En relación al "capricho". Su sentido goyesco, es decir: saberme objeto de algo relacionado con lo extraordinario, la gracia y el buen gusto... O en un sentido musical, cerca de lo fantasioso... Creo que no me desagrada nada.

20 de abril de 2011, 13:55  
Blogger Ali ha dicho...

Completamente de acuerdo con Helena, que las elecciones acertadas son las que movilizan el deseo y lo hacen circular.Llevamos hablando del deseo, desde la primera entrada de Iñaki, y es como que siempre surge algo en él, que hace que nos haga pensar más y más en él.Creo, que todos estamos en un mundo neurotizado en mayor ó menor medida, al que continuamente tenemos que enfrentarnos a conflictos dificiles de resolver, y esto muchas veces impide hacer una elección, quedandose atrapado en un goce. la elección de la no elección.
yo también me he preguntado muchas veces por mi deseo, si será ó no será, tantas y tantas veces que pensamos que no fué deseo por lo poco que duró.
una elección de deseo con responsabilidad a una sin responsabilidad podría ser la diferencia. ¿son estas las elecciones acertadas?

20 de abril de 2011, 14:14  
Blogger Ali ha dicho...

Ana, me quedo con tu dolor profundo ante la pérdida de lo no elegido, ¿qué más necesitas saber sobre el neur´tico y el no neurótico? Es una buena lección.

20 de abril de 2011, 16:15  
Blogger Iñaki Viar ha dicho...

La elección ha llevado a la cuestión de la neurosis, lógicamente. Como dice muchogoce.com (ya será menos goce)se trata de lo que se pierde en la elección. Lo que el neurótico cree que se pierde. Pues un neurótico cree que existe el objeto ideal que colmaría su ser,de ahí viene la idea del Todo que ha alimentado la filosofía occidental. La noción de objeto ideal viene del primigenio objeto de satisfacción. Aquél pecho materno que completaba al nuevo ser viviente y le debió hacer soñar que existía la completud. Luego viene la castraciónl, es decir la entrada en el lenguaje y la creación de la realidad psíquica. La castración significa aceptar esa pérdida de goce primigenio y por tanto la incompletud del propio ser. Un neúrótico es quien (casi todos)tiene dificultades para aceptar definitivamente la castración, la péridida estructural que nos permite ser sujetos hablantes. "Parlêtres" dice Lacan, de "parler" y de "être", serhablantes.
Entonces, decimos, el neurótico aún se empeña en creer que existe ese objeto que le compensaría su falta en ser. Ante el objeto sospecha que quizá no sea ese objeto ideal. Que quizá sea otro, o que esté en alguna otra parte...Y se paraliza. No quiere saber de su falta, de su castración, pretende mantener la pretensión, y la ilusión, de alcanzar su plenitud ideal. Ya sabern: Supermán, Batman, El hombre enmascarado...no otra cosa son los héroes infantiles. ¡Que sí que deciden su elección!
Por eso también es verdad que elijas lo que elijas te equivocas...pues no hay el Ideal. Pero con la equivocación... se gana la vida.
En cuanto al deseo...persiste la pregunta. Para cuando uno se pregunta ¿qué hacer?, sobre su deseo, éste ya se ha escapado. Y queda la dvisión subjetiva. Es cierto que el deseo es indefinible, eso que "circula", dice bien Helena,un empuje vital... lo que nos hace ir siempre en pos de algo...para saber que no será suficiente. Cuando un sujeto alcanza "todo", mal asunto, está muy grave. A veces lo encierran.
Seguir preguntándonos sobre el deseo, no lo alcanza, pero por el camino aprendemos cosas.

21 de abril de 2011, 12:15  
Blogger Iñaki Viar ha dicho...

Doña Elefante, dígale a la señora Leoparda que cuanto más se transgreden los límites,más resistentes se hacen.

21 de abril de 2011, 12:17  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Viar-sensei:
Yo a Leoparda le digo lo que usted mande. Pero que sepa que a) Leoparda las paradojas ¡no las pilla! b) Asistió al "Máster de Cálculo Homer Simpson" y aprendió que "hay tres-clases de personas-tres: las que saben contar y las que no". Y c) solo come cuentos (irremediablemente indiferente a las nacionalidades, lo mismo le da chinos que otros cualesquiera: Leoparda sin fronteras).

21 de abril de 2011, 13:41  
Anonymous Ana ha dicho...

Bueno, pues yo me he aclarado bastante con lo que habéis escrito. Hay algo que has escrito, Iñaki Viar, que no comparto : “Por eso también es verdad que elijas lo que elijas, te equivocas… pues no hay el Ideal.” El Ideal claro que no hay, pero de ahí a deducir “que elijas lo que elijas te equivocas…” pues no estoy de acuerdo - me imagino que será porque no lo habré entendido-. Creo que hay mil ejemplos de gente que ha tomado una decisión acertada porque está en consonancia con su deseo (y al revés también, que no ha acertado porque no está en consonanacia con su deseo): lo que dice Helena sobre que las elecciones tienen que ver con el deseo verdadero porque son las que lo hacen circular. Quizás yo he entendido mal, pero yo creo que precisamente el psicoanálisis te ayuda a saber cuál es tu deseo verdadero y por lo tanto a saber cuál es la elección que más se “ajusta” a tu deseo. Lo que sí estoy de acuerdo es en que somos cada sujeto el único responsable de nuestras elecciones, tanto de las acertadas como de las no acertadas. Y que nos equivocamos muchas veces, por lo que has dicho en la entrada, porque no lo sabemos a priori sino que lo sabemos a posteriori, pero ya dijimos que aprendemos mucho de los fracasos (el esplandor del fracaso), del dolor. Lo del deseo fugaz, que se escapa, junto con lo “circular”, me recuerda a lo que dice Elefante de Guerra que el diccionario es “un ente circular y en fuga permanante”: ¡Chicos, pues así es como habéis definido el deseo! ¡Así que el diccionario es un deseo!: pues en cierto modo puede serlo, el deseo de saber (?): ¡Ay, qué bueno!
Pregunta al aire: Las películas que menciona Iñaki son todas de protagonistas masculinos, ¿hay ejemplos de protagonistas femeninos? ¿Las hadas, Mary Poppins?
Bueno, eso de que neuróticos somos todos: según la definición del diccionario que nos ha traido Anónimo, es un adjetivo. A mí me gusta la gramática y se me ocurre decir que un neurótico, como es un adjetivo, puede estar en grado positivo, comparativo de superioridad, de igualdad, de inferioridad, superlativo relativo y superlativo absoluto.
(Yo, desde luego, de superlativa, nada, y de comparativa... ¡cómo me gusta la igualdad y la inferioridad!... claro que, como soy de Bilbao, pues a lo mejor algo superlat... ¡Que no! ¡Que los de Bilbao podemos ser de donde queramos!¡Pues nada, yo muy positiv...! Vale, me callo.)
(Querida Ali: te agradezco tus palabras, y, respecto a tu pregunta, te contesto que, entre otras cosas, pues lo que habéis escrito todos y lo que nos ha contado Iñaki Viar.)
Eso de que con la equivocación... se gana la vida, ya me gustaría a mí que lo detallaras más, porque no sé si te refieres a la profesión (ganarse la vida) o a que si no nos equivocamos nos morimos o qué (o a lo mejor te refieres a las dos cosas).
Peli de dibujos animados en la que el protagonista al principio solo es un héroe (porque es hijo de una mortal y de un dios), y después de realizar muchos trabajos por orden de Hera (Juno)es admitido en el Olimpo, entre los dioses: "Hércules", de Walt Disney (tiene crasos errores pero es salada, sobre todo las Musas).

21 de abril de 2011, 18:52  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

El diccionario y el deseo: gracias, Ana.
Aquí traigo de las orejas a uno que corretea como si le persiguieran con un cuchillo de castrar diccionarios. ¡Yo solo quiero ju-gar!, dice el pollo:

"Filiflama alabe cundre
ala alalúnea alífera
alveolea jitanjáfora
liris salumba salífera.

Olivea oleo olorife
alalai cánfora sandra
milingítara girófora
ula ulalundre calandra".

(Mariano Brull (1891-1956), poeta cubano muy guapo, juambautista de la jitanjáfora, la melodía infantil y leopardina por antonomasia).
Ana, para presumir de neuroticalificativa no vale ser de Bilbao, hay que haber nacido en Churdínaga. Y otra cosa, yo te deseo que no hayas aprendido nada-nada del dolor. A mí, el dolor como maestro me parece un inútil, un indeseable, un sayón, un borracho, un asesino y un payaso.

21 de abril de 2011, 20:28  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Anda! ¿Qué significa esa poesía? Pues ahora sí que te entiendo por qué has dicho que solamente hay tres clases de personas: así que la tercera clase, la de los de Churdínaga, son los que saben quiénes saben contar y quiénes no saben (es indiferente que sean del àrea de ciencias (contar números) que del área de letras (contar cuentos,) total solo es cuentión de género (cuentos y cuentas). Pues a lo mejor tienes razón y solamente he aprendido del dolor cosas inútiles, indeseables, borrachas y payasas (las otras cosas no las nombro: la de sayón, porque aunque sé que la dice Quevedo, no me acuerdo lo que era exactamente pero era algo muy malo, y no quiero mirarla en el dicci, y la de asesino pues no me da la gana de nombrarla... porque ganas de matar claro que tuve... Pero te aseguro que el dolor me ha enseñado muchas cosas: seguramente todas las que dices y algunas más. ¿Que no son cosas deseables, ni políticamnete correctas? pues sí, es posible: pero yo espabilé a base de fracasos.
Intentaré descifrar la poesía que seguramente merecerá la pena hacerlo, porque es de un hombre guapo que podía haber nacido en Churdínaga, y a esos, a los de Churdi, los conozco algo, y algunos no saben na de na, pero otros sí que saben, "saben latín"- que se dice-, y no necesitan dolores para saber más, y además te voy a decir un secreto: son los que a mí me gustan. Pero, vale, tomaré nota de lo que dices: a lo mejor es queda mal decir esto: quiero decir que yo en una conversación en la calle no lo diría, por vergüenza, pero en una conversación privada o en este blog pues me parecía bien, porque es anónimo y porque estamos hablando seriamente, aunque juguemos, como tu pollo.Pero ya her dicho muchas veces que yo no le he tomado la medida a lo que es un blog, y a lo mejor me he pasado contando cosas.En fin, que son decisiones mías y que seguramente no son muy acertadas, pero las asumo y san seacabó, de la sacabera, tirulau, plon, fuera.

21 de abril de 2011, 22:46  
Anonymous Ana ha dicho...

Yo mañana iré a pasear unos días por el ágora de Atenas y a ver si las Musas me inspiran. No sé si escribiré en el blog. Besos.

21 de abril de 2011, 23:54  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Ana, lo de ir a pasear unos días por el Ágora, lo dices así, como aburrida. ¿Y a tomar café, a Viena, que te gusta la nata? Sí, un poco de Bilbao ya eres (pues). Y te pones más oscura e imposible que el pollo Brull, pero no importa porque entonas y tarareas y la música siempre se entiende. ¿Qué tienes tú con Churdínaga? Parafraseando a Ángel González, para que yo me llame Elefanta de Guerra, y sea mozárabe y me pintaran en Soria, he tenido que hacer un viaje muy largo trepando por los huesos de muchas niñas que se hicieron viejas en Churdínaga. (Ellas decían Churdi, yo no). Es mi geogafía ficticia, mi Macondo, mi Vestusta, Yoknapatawpha y mi cuento chino.
Acabo de ver "Un mundo mejor" (la danesa que ganó el óscar a la película extranjera), sobre el billar del daño y el dolor, respuestas que son decisiones y otras veces no se deciden, y la recomiendo, me ha gustado mucho. (Esta vez hemos llorado Corteza de Cerebro de Señora, Leoparda y yo misma al unísono, como un solo hombre).
Besos para ti también (y para las Musas, dioses, héroes e incluso algún cobarde simpático, y en general).

22 de abril de 2011, 2:26  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Así que hablamos de hipotecas y fianzas, las de la carne en libras, qué antiguos. Resulta que alguna vez leí que, en los manuales de confesores de nuestro Siglo de Oro, los pecados de la carne se contemplaban con cierta comprensión y en cambio la usura siempre se ha visto con ojos muy severos; supongo que precisamente, si esto es así, por antisemitismo proverbial, cosas complejas, oscuras, ¡y bajandoooo! El primer préstamo que me dio un banco tenía un 19% de interés (fue hace muchos años). Al firmar, yo le dije (con la mente) a aquel director de sucursal: "A mí me crujes, pero tú te vas a abrasar vivo por toda la eternidad, que lo he leído en un sitio, que lo sepas". (Él, con la mente también, me tarareó: "pero dejadme que yo prefiera ..."). Sin embargo, considero que el trato con los bancos siempre es meridiano y hasta soleadamente justiciero, y eso es muy importante. Claro que también por eso me vienen a la mente las palabras de un poeta que dije el otro día (Charles Simic), sobre la afición que tenía a romper sus versos: "Escribir poesía es el mayor de los placeres, pero también lo es el hacer borrón y cuenta nueva".
Perdón, pero aquí hay un entremés (con lo que yo me esfuerzo con la tragedia):
⎯ Creonte, mira lo que hago con los papeles de la hipoteca: ¡borrón y cuenta nueva!
Y Creonte, Por mí bien, pero tendrás que devolver la pasta, guapa.
⎯ Jopé, es que me la gasté en cortinas (y unos collares de los chinos bastante vistosos), pero ya no me gustan, ahora quiero estores.
⎯ Y Creonte: Pues una de dos. Y dos es el trullo, reina del visillo.
⎯ ¿Y no podría ser sopas y sorber, o sopar y sorber o soplar y sorber o llevar el santo y tañer las campanas, o como quiera que diga tradicionalmente el pueblo llano y su nunca bien ponderada a la par que anónima sabiduría? (O sea, no pagar para no paralizarme).
⎯ Aquí opina el Coro: ¡Al trullo, al trullo!

Catarsis de la elección y fin del entremés: No existe la cortina ideal. (Y en el trullo no hay ni ventanas).

Termino brevemente con mi historial hipotecario:
Aquella fue la primera vez, después vino otra y luego otras (que ma-ho-go); la última la acabaré de pagar cuando cumpla 72 años, bueno, cinco meses después. Ese mismo día, por la tarde, me pongo una manta en la cabeza, cojo el biquini y me largo a Ibiza a vender collares y vivir la noche a tope.

23 de abril de 2011, 13:06  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Por su día, por la gloria del sábado: a Cervantes, "Con quien tanto quiero" (para que se lea con música de "no perdono a la tierra ni a la nada").
"Yo tengo juicio ya, libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia, que sobre él pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos, y no me pesa sino que este desengaño ha llegado tan tarde que no me deja tiempo para hacer alguna recompensa, leyendo otros que sean luz del alma. Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala, que dejase renombre de loco; que puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad con mi muerte". (Quijote, II, LXXIV)

23 de abril de 2011, 13:08  
Blogger M ha dicho...

He visto la película “En un mundo mejor” y que en danés su título es “venganza” que le va mejor. Igual que dice Elefante de Guerra,la película me ha gustado mucho. Va bastante bien con el tema de la “elección”; ante un ataque se siente odio, frustración, impotencia y se puede sentir ganas de venganza.
Ahora elegir reaccionar con venganza o no esa es la elección. No quiero destripar la película, hay temas muy interesantes a tratar.
Toca muchos cosas pero destaco uno el poner límites cuando alguien se pasa en tratar mal a una persona.Si la vais viendo podemos comentar alguna cosa más.

24 de abril de 2011, 3:40  
Blogger Iñaki Viar ha dicho...

Que siempre nos equivocamos es una formulación lógica, Ana. Es verdad que tenemos, a veces, la sensación de acierto, y la dicha que la acompaña. Pero nunca lo elegido es definitivo, aunque gratificante no deja de ser un cierto sucedáneo de los objetos primigenios. Si el sujeto no hubiera perdido algo esencial, no estaría buscando siempre algo que diera pleno sentido a su vida. Por eso no hay elección que le detenga.
He visto la peli que comentan Doña Elefanta y Dña M. Da en pensar, digo, aunque no es flor que me guste el pensamiento. Me parece que hay un entrelazamiento interesante de los acontecimientos, pero yo situaría como desencadenante del conflicto la falta de responsabilidad de los profesores para atajar a el maltrato a los muchachos. Si no hay ley en ese contexto se abre la puerta a lo peor.
También nos muestra unos padres que primero fallan y luego responden. Aunque hoy en día los dramas en general muestran el fracaso del padre en su función.
El juicio libre y claro, sin embelecos ni disparates... Pero dice el Caballero de la Triste Figura que el desengaño ha llegado tarde, a la hora de su muerte. Hora de elegir la verdad para él. Pero yo añoro al caballero andante del que tanto aprendimos en Sansueña.

24 de abril de 2011, 20:33  
Blogger Iñaki Viar ha dicho...

En los años ochenta dió en muy famosa una serie de dibujos cuyos protagonistas eran, a fuer de tortugas, mutantes.Ninjas era su oficio. Reuníanse en las alcantarillas de Nueva York y allí habían sus moradas y sus pláticas. Bien que jóvenes, eran sensatas, y dejábanse aconsejar por una gran rata repugnante y sabia. Del Oriente decían que fuera llegada al Nuevo Mundo. Y así la llamban: Sensei. Nunca alcancé a saber si por sabia, o por rata. Tanto da, pues en eso de los encantamientos, tantos me han salido al paso, que no han de asombrarme ya.

24 de abril de 2011, 20:48  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Lo sabía, sabía que vuesa merced era japonés (de Sansueña de toda la vida).

"Las cosas tienen un precio. Lo es del poderío
La corrupción, del amor, la no correspondencia;
Y ser de aquella tierra lo pagas con no serlo
De ninguna: deambular, vacuo y nulo,
Por el mundo, que a Sansueña y sus hijos desconoce".
Luis Cernuda, de "Ser de Sansueña", en Vivir sin estar viviendo, 1949)

24 de abril de 2011, 22:44  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

A mí, de la peli, se me han quedado muchas escenas puestas. Por ejemplo, la del padre en el taller del hombre que le ha sacudido en el parque:
"No me das miedo porque no puedes hacerme daño", y le dice (más o menos): "Vengo a que me digas por qué me has pegado"; y va con los críos porque sabe que se lo debe, que ellos quieren justicia, que le devuelva las hostias, que no se quede con ellas, es su padre, es bueno, tiene razón. Y el otro le da otra manta. Y el padre se queda con ellas. Y tú viéndole también quieres que le atice, como sea, que se las devuelva todas, te duele todo el cuerpo al mirar, con esos críos que están viendo cómo pegan a su padre. Y el padre insulta al tío: eres un gilipollas, un hijoputa o un desgraciado, no me acuerdo qué le llama, por eso me has pegado. También le quiere agredir, no va perdonando, no es un bueno superior, es uno de tu barro. Pero no juega exactamente a su juego, es libre de elegir no pegarle, y, sobre todo: No huye, va a buscarle, aquí estoy, me lo vas a decir, tú me sacudes lo que quieras, no me haces daño. "No puedes hacerme daño".
Pues eso es lo que yo entiendo por sentimiento de libertad, ¿"una idealización del yo"? (Viar-sen-sei-su-pra). Para mí, poder elegir respuesta, poder salir de la riada del odio y los golpes y destrucción, por ejemplo.
(Bueno, a ver, traduciendo, es que yo a leches no tengo nada que hacer; en cambio a insultos y palabrotas siempre me veo más posibilidades, sobre todo si me las dejan pensar con calma).

24 de abril de 2011, 22:54  
Blogger M ha dicho...

Estoy de acuerdo en el comentario de Iñaki que dice que el desencadenante es el colegio, pero también los padres y los estados. Las películas una de las muchas cosas que tienen de interesantes para mí, es que te metes dentro, pero todo el rato eres espectador, así que es todo más fácil…y desde la butaca, ves cosas que quizás en la vida pasan tan rápido que igual no las ves. Qué bien está conseguida la escena en que los padres van al colegio para denunciar el maltrato a su hijo y la falta de responsabilidad de los profesores (qué tranquilidad la de los profesores cuando hablan) Impresionante cómo se pasan la pelota unos a otros incluidos los padres. Tomar una decisión responsable implica que te impliques, que va a llevar consigo esfuerzo y actuaciones. Los profesores parecen preferir el ¡no pasa nada!…. y así no tiene que ver conmigo…, menos esfuerzo…, la responsabilidad fuera de uno mismo. Y los padres también. Es como si se pensase: si dejamos las cosas estar, se arreglarán por sí solas, como si las fuera a mover una energía exterior que nos librará de nuestra responsabilidad y claro no es así. La escena en que el padre está en África y le llama su hijo, habla también de cuando los padres vemos lo nuestro más importante que lo de nuestros hijos. O cuando el niño viene maltratado del colegio y la madre lo recibe haciéndole cosquillas. ¡Cómo se enfada el chico!. Como comentas Elefante de Guerra cuando el padre recibe los golpes del mecánico, te duelen pero él hace esa elección de parar la violencia y quiere que sus hijos lo entiendan. Creo que los niños lo hubiesen entendido mejor si ellos se hubiesen sentido protegidos anteriormente. Los niños parecía que podían pensar me pegan a mí y pegan a mi padre. Me planteé el dilema de hasta qué punto devolver el golpe es una solución, cuando no hay garantías cuando no funciona la institución escolar o la familia o un estado de derecho.

25 de abril de 2011, 13:08  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

M., precisamente esta mañana me ha vuelto en bumerán la bondad de la elección del padre: no creo que satisficiera a los niños, precisamente. Estoy completamente de acuerdo en todo lo que dices, incluyendo la duda sobre devolver el golpe. Hay una desprotección real que se mezcla con nuestra sobreprotección evidente en otros muchos terrenos, esto merece un análisis tan dificil de hacer mientras vas vivendo las situaciones, y actúas como mejor puedes y sabes, y siempre mal. Recuerdo perfectamente las otras escenas que dices, y desde la serenidad y claridad del sofá que también dices, me he visto como la madre de las cosquillas y he entendido cosas viejas, a coup donnée (¿cómo lo decía Viar en ese japonés tan raro?), los cien mil golpes donnés, y qué fue o pudo ser lo que no hice pudiendo. Ahora sabría corregir algunas cosas, lo malo es que me han cambiado la mayoría de las asignaturas.

25 de abril de 2011, 21:59  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Del vocabulario de esta entrada, la palabra responsabilidad sobresale y domina con sus seis pesadas sílabas encadenadas como los días laborables de la semana bíblica, como un temible pulpo gigante (raza sextopus), un tren de mercancías con seis vagones cargados de bombas. En una entrevista en el suplemento del periódico del sábado a Philip Roth, hablan del "sentido erróneo de la responsabilidad" del protagonista de su primera novela ("Adiós Columbus"), debilitado por la insaciable carga de cosas que no le corresponden. El escritor observa que "asumir la responsabilidad es una forma de eludir el caos y el azar, de crear una ilusión de control del destino". Y dice también: "La culpa da sentido a muchas cosas".
Me parece a mí que con "dar sentido" se refiere a eso que Viar (Señor de San-sueng-ya) llamaría el goce de la culpa.
Tal vez dejarse asfixiar por el compromiso y sus pesos es una modalidad de la irresponsabilidad, atiborrarse de obligaciones para ensordecerse la vocecilla de lo más íntimo, de lo que solo cada uno puede oír de sí.
Empalmando con los asuntos de "En un mundo mejor", yo creo que las cosas que pasan en la escuela son responsabilidad de quienes trabajan en allí, pero que los hijos son de las familias y sobre todo son de ellos mismos, como dice ese poema de no sé quién tan repetido: que no nos pertenecen. Ser progenitores A y B no cancela a las personas A y B que seguimos siendo, y nuestros progenitoriados también tienen que poder elegir y, de hecho, también eligen. Voy a votar otra vez por el médico de la película: no sé si refería Viar a él cuando hablaba de fracaso del padre en su función, pero a mí me parece un buen padre. Ha sido infiel a su mujer y le ha hecho daño, le ha roto algo bonito, y falta de su casa cuando su hijo querría tenerle, porque va y viene a su trabajillo en África (su Ibiza de noches locas). Pues a mí me parece un hombre que va moviendo el dedo por el mapa del tesoro de su deseo, y creo que es muy bueno tener un padre que sabe hacer eso.

28 de abril de 2011, 2:00  

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