domingo, 27 de febrero de 2011

Verdad y ficción


Bocca della Verità

La verdad es que la deriva de la conversación en este blog nos lleva a más y nuevas cuestiones. La verdad es que la cuestión de la verdad es verdaderamente compleja. Pero intentemos apuntar algo de lo que dice el psicoanálisis sobre ello, o ella.
En el fondo parece que la perseguimos siempre, la buscamos cada vez que hablamos. Cuando tratamos de interpretar la realidad que nos acontece queremos alcanzar la verdad como la causa que nos explique lo que pasa. Obviamente no es así, más que a medias. El Y0, nuestra consiciencia razonante, no quiere la verdad. Más bien tiende a ignorarla. A proseguir en las representaciones que nos hacemos del mundo y de nosotros mismo, que aunque no sean confortables, a veces dolorosas incluso, son las nuestras, en las que estamos instalados y nos reconocemos.
Esta búsqueda de la verdad es moderna, quiero decir hija de la aparición de la mentalidad científica en el mundo. antes la verdad era la Verdad, es decir la Verdad religiosa, la expresión de la voluntad divina. Hoy se tiende a buscar la verdad como se busca el bacilo de Koch para encontrar la tuberculosis. Una realidad objetiva que explique todo.
El propio Descartes que inicia el pensamiento moderno, coloca a un lado a Dios como garante de la verdad, para poder así pensar y discurrir libremente. Se dice que fue un recurso para que la Inquisición no le persiguiera. Pero la verdad quedó separada de la religión para el pensamiento racional. Lo que Kant desarrollaría ampliamente. Todo esto dejó al ser humano solo ante la verdad, a intentar mirarla de frente.
Freud introdujo como enseñanza de sus pacientes que la verdad está reprimida. Y que es la explicación de los síntomas: la carga de líbido reprimida se derivaría por diversos caminos para producir los diferentes síntomas.
Más tarde Freud se dión cuenta que el levantamiento de la represión no producía por si mism los efectos terapéuticos esperados. Y escribió en "Más allá del principio del placer" que en los individuos existía también una pulsíon mortífera que perpetuaba los displaceres sintomáticos. Esta es la verdad radical sobre el inconsciente: que insiste en la repetición, que consiste su goce, y que esto es efecto de la propia naturaleza del ser hablante, de que la vida humana habita en el lenguaje, y por tanto el sujeto que es su efecto.
Se acabó todo idealismo sobre la condición humana. El sujeto humano se arregla con su condición de mortal. Lo sepa o no.

Lacan llevará a ubicar la verdad como efecto de discurso. Según en que discurso se está, se encuentran unas verdades u otras. Además está el amor, el gran velo sobre la verdad. Amamos y desconocemos. Por fortuna siempre nos dejamos engañar en alguna medida.
Hoy el postmodernismo ha descubierto que la verdad no depende de los indicadores de la realidad. Esto ha dado pasos hacia el relativismo, el multiculturalismo... como si la virtualidad de la verdad diluyera los principios éticos. Creo que esto va ganando en la sociedad.

Dice Pierre Malengreau que" la verdad falsa es aquella tras la que corremos. Es la que corre sola cuando hablamos. Es la que Lacan dice que tiene estructura de ficción." Frente a ella está la verdad verdadera "la que solo se atrapa a través de mentiras y fracasos" Esta verdad se refiere al límte que encuentra el sujeto constituido por la imposibilidad de inscribir en el inconsciente la relación sexual. Es el límite de la relación con el Otro. La condición del ser hablante exiliado necesariamente del goce "natural". Es lo siempre fallido en su encuentro con el objeto.
Lacan elabora el concepto de "real" para referirse a ese límite, a lo imposible de ser hablado. A lo que no entra en el lenguaje, pero sin embargo consitituye el campo vacío en torno al que las palabras pueden significar y proporcionar sentido.
Pero en el psicoanálisis nos servimos de la "verdad mentirosa" para acceder a su más allá. Nos servimos para efectuar el trabajo de cernir lo real, las condiciones de goce de cada uno que constituyen su ser pulsional. Ahí donde tienen su morada la dicha y el sufrimiento.

Mientras seguiremos buscando interpretar que ha pasado en los países árabes, que ocurrió verdaderamente el 23-F, si los terroristas dejarán de matar.... La verdad siempre estará más allá del saber. La verdad, a veces, no es benéfica. Puede ser insoportable. La verdad de los hechos sociales es una multitud de círculos de verdades, y su destino azaroso. No debemos renunciar a interpretar los hechos de nuestra actualidad, pero no creamos demasiado en grandes verdades reveladoras, tan frágiles como nuestras ficciones.

25 comentarios:

Anonymous Ana ha dicho...

¡Qué bien te he entendido: lo has explicado de maravilla, Iñaki! Me he quedado la mar de bien, como que no tengo necesidad de saber más cosas ni de entender el libro ese que estaba leyendo! Así que, Elefante de Guerra, no me importa nada hacer el ridículo con mis malabarismos con el libro, incluso soy capaz de cantar mientras tanto (para atraer (?) a la gente y así ganar más pasta)! ¿Y qué voy a cantar? Pues, en primer lugar, Iulio Caesar de Händel (una ópera magnífica y que además se desarrolla en Egipto, y que además tiene varias partes en las que cantan sobre derrocar al tirano de Egipto)y, en segundo lugar, para la gente a la que no le gusta la ópera, pues la propia de La(s)can-can, ya sabéis cuál, y si no la sabéis, pues nos la inventamos.

28 de febrero de 2011, 0:01  
Anonymous Ana ha dicho...

Verdad y Ficción:
Quiero despedirme hoy con la más bella despedida que conozco y que está precisamente en la ópera “Così fan tutte”, en un terceto (Terzettino ) que cantan dos mujeres y un hombre con una música preciosa y que, por cierto, es una “falsa despedida” porque tanto los espectadores como el hombre saben que es falsa. Las únicas que creen que es una despedida verdadera son las dos mujeres (que, por cierto, son hermanas), y cantan de una forma muy sentida y muy lírica el siguiente texto:

“Soave sia il vento
Tranquilla sia l´onda.
Ed ogni elemento
Benigno risponda
Ai vostri desir”

(“Così fan tutte”, Mozart)

También quiero añadir que, aunque don Alfonso sabe la verdad, sabe que todo es una farsa, un engaño, una ficción que él mismo ha creado, que, a pesar de ello, él se contagia del ambiente tan lírico y sentido en el que cantan las mujeres, de tal manera que él también canta con ese acento tan verdadero y tan emocionado… , es decir, en ese momento él se cree la ficción que él mismo ha creado, y en eso está el encanto de esta escena tan bonita; en eso y en que el público también lo sabe y también se emociona.

28 de febrero de 2011, 0:16  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Pues la verdad es que yo no lo he entendido casi casi tanto, aunque la verdad es que cuando he visto la nueva entrada he pensado "¡Comidaaa!". Y la he probado y está un poco fuerte, especiada y humeante, la verdad. (Yo creo que Viar ha leído que estamos leyendo a Lacan, y no sabe que es de mentirijillas).
Ana, has puesto un postre muy muy bonito. Pero me estoy pensando lo de que cantes, porque cantas muy bien y la gente va a pensar que somos unas verdaderas embaucadoras. (Aunque tú seguro que crees que "La(s)can-can" podríamos aspirar a ser verdaderas en nuestra falsedad).

28 de febrero de 2011, 0:44  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Una vez leí que un indicio de inteligencia en los monos es su capacidad para engañar. Un mono que ha descubierto comida puede distraer a un colega, y sin embargo competidor, indicándole otro lugar que no es. El indicador que miden los inteligentólogos de la monística consiste en que nuestros peludos e inocentes allegados demuestran tener algo así como una teoría de la mente mona: han sabido calcular lo que su semejante quiere, y saben más o menos qué hará y cómo pueden alterar y guiar su comportamiento. El interés propio les lleva a mentir, que es una forma de actuar, y es el conocimiento propio tanto como la identificación con sus semejantes lo que hace posible esta forma de acción pacífica. No seré yo quien critique a un mono que solo quiere engullir algo perfumado y brillante que cuelga de una rama. Ese animal tiene hambre o ganas y respeta la integridad física del prójimo (amén de salvaguardar la propia). No media animadversión ni odio alguno, el autor y la víctima del engaño serán otras veces alegres y cariñosos compañeros de despioje y acicalamientos mutuos.
Los niños son nuestros monos más cercanos y, no estoy segura, pero creo que todos mienten mucho, casi todos o la mayoría mienten bastante, o sea, muchos lo hacen. Bueno, lo que quiero decir es que yo fui una niña muy embustera. No me acuerdo de cuándo ni cómo empecé pero guardo escenas casi remotas, y me veo mintiendo sobre una relativamente grande variedad de asuntos, no todos los cuales estaban claramente relacionados con la mera subsistencia. También recuerdo que la expresión franca de mis deseos o necesidades, así como la revelación de mis actividades no solía ser favorablemente acogida ni por la crítica ni por el público formado por mis mayores. Puedo imaginar todas la mentiras dichas entonces apiladas en grandes montañas mullidas, y estoy sintiendo una enorme nostalgia. Qué bueno era mentir y para cuántas cosas servía, qué de dolor ahorraba, cuánta luz encendía.

1 de marzo de 2011, 1:13  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

"La mentira tiene las patitas muy cortas", le decía yo a mi hijo, para educar mosqueando. Ese dicho y otros recibidos de mis ancianas, o rebuscados en los repertorios de ancianos con más siglos de tierra sobre los huesos, forma parte de los saberes que transmitimos las mujeres en muy primera instancia (lengua materna, que se llama, y aprovecho la tribuna con vistas al Pisuerga para insuflar orgullo de hablanta a las hablantas), la misma lengua con la que enseñamos a mentir. Ese hijo mío ha sido un crío muy poco mentiroso, cosa que yo he observado con algo de preocupación, al igual que el hecho de que nunca quisiera chupar chupete. (Es que pensaba, ¿dónde va a encontrar consuelo? Y si llego a saber que consuelo le estaba esperando en una pleyesteision le escayolo los pulgares).
"Miénteme, dime que me quieres", resume capítulos muy principales de la trama. Sin embargo, siempre me ha parecido que eso pide una coda (un codicilo adjunto), quizá sobreentendida: "pero hazlo con tal perfección, que ni tú mismo puedas sospechar que es mentira". Lo que me recuerda aquello de que un psicótico es alguien que cree que dos y dos son cinco, mientras que un neurótico sabe que son cuatro, pero no le gusta nada. ¡Nada de nadaaaa!
Y esto va de cabeza al tema del original y la copia. Postmodernidades aparte, cuando contemplamos algo que sabemos ser una copia de Miguel Ángel, por más exacta que sea, no sentimos la emoción que nos provocaría el original. Y es gracioso porque tampoco seríamos capaces de distinguir copia y original por nosotros mismos, pero yo creo que revela que una noción de verdad en el centro del corazón de la existencia, más allá de la verdad como explicación e incluso como hallazgo, que es la vivencia de la verdad. Sin la vivencia de verdad no hay verdadera vivencia, menuda jugarreta.

1 de marzo de 2011, 14:20  
Blogger Iñaki Viar ha dicho...

Ya sabía yo que con la verdad entrábamos en un jardín complicado. Y parece que las flores nos dificultan ver el jardín.
No pretendo despreciar la verdad. Solo que,alcanzando nuestras verdades necesarias, no nos conformemos con habitarlas cómodamente. Como si fueran lo definitivo. Porque nos quedaríamos en la posición de amos del saber. Lo acarrearía que las verdades adquiridas se nos escurrieran entre las manos satisfechas.
Para el psicoanálisis la verdad está en relación con la relación que cada sujeto tenemos con nuestro forma de hacer con lo imposible. Es difícil esto. Cada vez que lo escribo tengo que inventarlo. Es decir, la verdad, en tanto tiene relación con el inconsciente, no puede ser dicha toda. Así lo expresa Lacan (no puedo inventarme todo,solamente algulna forma de decirlo)que escribía complejamente para que la gente no se precipitara a comprender su enseñanza. Pues lo que se llena de sentido, de comprensión, cierra el agujero de imposibilidad necesario para operar en psicoanálisis.
Otro sí digo, que sí buscamos efectos de verdad,liberadores en las relaciones sociales.
La verdad factual es una exigencia moral, es la decencia. Sin perder de vista que siempre hay, más allá, la verdad indecible del sujeto particular.
Cuando Johnny Guitart, tras años de ausencia, le dice a la chica (mi versión es un poco diferente de la que nos trae Doña Elefant): "Miénteme, dime que me has querido todo este tiempo". Ella, en su respuesta, al mentirle como él le pide, le confiesa su amor.
Aforismo lacaniano: "Yo, la verdad, miento".
Nos resuena como el reverso de este otro aforismo sagrado: "Yo soy la Verdad y la Vida".
No habla de la mentira vulgar del mitómano, sino de que, por estructura, el sujeto no puede decir toda su verdad. Que miente aunque no quiera. Pero en los pliegues de las mentiras con que nos enredamos se puede llegar a entrever algo verdadero. La verdad puede ser entrevista, Lacan dice "mi-dite", semidicha.
Lo que Doña Elefanta dice de "la noción de verdad en el centro del corazón de la existencia", por el ejemplo que pone: la emoción ante el arte, apunta precisamente a algo que no se agota al expresarlo con las palabras. A un encuentro con algo que esperamos desde siempre pero que es un desconocido. Eso: un hallazgo.

1 de marzo de 2011, 22:47  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Querido Viar-sensei:
Abierto este segundo volumen ha comenzado a caer toda clase de claveles y clavelinas, jacintos, jaras, clemátides, prímulas, ponsetias, dalias, llantén, cosas trepadoras y enredadoras, lirios de los valles, lavandas, chibiritas, meacamas, violetas, un agujero descomunal, un poco de romero, mirto ... (Pues aquí no cae ningún jardín, eh, yo no sé qué jardín dice).

1 de marzo de 2011, 23:47  
Blogger Ali ha dicho...

¡qué verdad no conformarse con las verdades que necesitamos porque nos quedaríamos en una posición amo.!
Ayer hablábamos de tomar decisiones, una de las cosas más complicadas, para tomar una decisión sobre algo importante, es que hay que rechazar aquello que dejas por lo que eliges, y eso hace que nos tambaleemos, porque siempre es mejor jugar a varias bazas.Entre 2 médicos que opinan de distinta manera ó elegir el psicólogo que puede ayudar a tu hijo, y queremos creer que la verdad es la verdadera, es la que nos va a solucionar, la que no va a "fallar", lo que no queremos perder,..de aquí la angustia "cuando falta la falta" ó queremos que no haya falta, que nada se escape y sobre todo que la decisión no arriesgue.

2 de marzo de 2011, 13:59  
Anonymous Ana ha dicho...

Así que estamos en un jardín verdaderamente complicado, con unas flores preciosas: pero veo que ese jardín -para unos- o ese lugar misterioso- para otros- está en Roma, junto a la Bocca della Veritá... "La mentira o la verdad, en esta o en esta, en esta estará... en una mano hay verdad y en la otra hay mentira: o en la misma mano el anverso y el reverso, uno verdadero y otro mentiroso... ¡Y cualquiera se atreve a meter la mano en esa boca! Pues yo he dicho la verdad cuando he dicho que te he entendido, Iñaki, pero como siempre mentimos... ¡No, no es verdad! La palabra mentira en el sentido moral es decir lo contrario de lo que se piensa con la intención de engañar: y ahí está, en mi opnión el quid de la cuestión: lo que hablabas de decencia, en mi opnión se refiere a eso, a la intención. Por lo demás yo creo que los pacientes siempre hemos comprobado eso en la consulta: que mentimos sin darnos cuenta, sin ninguna intención de engañar. Y yo repito y digo sinceramente que tengo la sensación de haber entendido, lo mismo que otras veces digo que no he entendido o que no estoy de acuerdo. Pero es que esta vez ha sido todo como muy claro para mí.
Elefante de Guerra: me han encantado tus comentarios, creo que han sido muy buenos: me ha encantado cuando dices que sin la vivencia de verdad no hay verdadera vivencia y que menuda jugarreta, y lo que dices sobre el original y la copia también es una verdad como una casa.Y lo de los monos me ha encantado: ¡Qué bien los monos! Yo de todas formas he conocido a alguna persona que es un poco así y es una suerte, la verdad.

"Patet omnibus veritas, nondum est occupata: multum ex illa etiam futuris relictum est."
(Traducción: La verdad se extiende a todas partes, aún no ha sido totalemnete descubierta: gran parte de ella incluso se ha dejado para los que existan (vivan) en el futuro")
(Séneca, Epístolas morales)

Yo creo que Séneca estaba pensando en Freud,en Lacan, en Iñaki Viar, y también en un grupito de mujeres sabias, nada mentirosas, ni delincuentes, y a las que no les importa hacer el ridículo en absoluto.

3 de marzo de 2011, 0:00  
Anonymous Ana ha dicho...

Lo que he querido decir en el comentario anterior es que para mi ha sido un placer leeros y sentir la emoción del hallazgo, es decir, que lo que vosotros habéis encontrado y lo habéis comunicado, yo al leeros, tambiém he experimentado ese placer, esa emoción de que yo también "hallaba", lo mismo que me ha ocurrido cuando he "hallado" algo yo sola.

3 de marzo de 2011, 0:15  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Las dudas y vacilaciones paralizantes que trae Ali son muestras muy agudas de cómo nos agarrota el temor a equivocarnos, y el ejemplo que pone es especialmente difícil por el otro afectado. Sin embargo, cuántas veces utilizamos el recurso a nuestros afectados para no tener que alterar lo que verdaderamente nos detiene y colapsa, eso que encadena a "proseguir en las representaciones que nos hacemos del mundo y de nosotros mismos" (Viar, día 27). Y que es bastante parecido a una muerte en vida, porque si estás ocupado en que nada escape, como dice ella, no te quedan manos para atrapar lo nuevo que demandas.
Ahora mismo aprecio en mí que los textos y reflexiones del blog a lo largo del curso de las distintas entradas, se han ido filtrando como agua por las paredes de una cueva y noto en este momento ya como un pequeño torrente que me lleva a menudo hallazgo abajo. Las crisis, los síntomas con los que nos expresamos y nos hablamos a nosotros mismos, cuando, completamente mudos, nos reclamamos a gritos, precisamente, desprendernos de la solidez de las certezas acostumbradas, por incompatibles con nosotros mismos, por falsas y por inertes.
A mí estos útimos textos de Viar me resultan verdaderamente luminosos (también con muchas vainicas de dolorosos, cómo mola darse coscorrones), y el final del segundo, la síntesis sobre la búsqueda y la experiencia de la verdad ("un encuentro con algo que esperamos desde siempre pero que es un desconocido", me ha permitido sacarme una hoja muy afilada que se me hincó en el primero ("[la verdad] puede ser insoportable") y lanzarla al boquete de la oscuridad, con la fuerza que se obtiene de la semi-dicha de la palabra.

(Ana, te he echado de menos. He leído ahora tus comentarios, y yo creo que a ti también se te está formando un blogarroyo íntimo, a base de reflexiones y expresiones).

3 de marzo de 2011, 0:20  
Anonymous Ana ha dicho...

Elefante de Guerra: ahora que estamos, como en la canción, “Ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras, tralará…”, hablando sobre la verdad y la ficción, te contestaré respecto a lo que me dices sobre que para mí el blog es como un blogarroyo o algo así, te diré que para mí no tengo ni la más remota idea lo que es el blog, que yo soy muy nueva en estos lares y que continuamente me digo que voy a dejar de escribir porque me enredo un montón y muchas veces me quedo preocupada pensando que no he comprendido bien a alguien, o que he dicho demasiados disparates, pero después quiero escribir, así que es un foco de contradicciones, como la vida misma y como el psicoanálisis y como todo. Pero me gusta tanto por lo que os leo como por tener la oportunidad de comunicar también lo mío: así que yo os agradezco a todos lo que estáis haciendo.
Precisamente es el tema que estamos tratando: que cuando escribo en el blog tengo la sensación de que es imposible decir la verdad, que no podemos expresarnos como quisiéramos… pero eso también nos ocurre en muchos ámbitos de la vida, como que el lenguaje que utilizamos no es totalmente la civilización de los dos impulsos de Eros y Zánatos, que efectivamente siempre hay fisuras, que por lo visto es imposible civilizar nuestra psique, y que para tapar las fisuras, necesariamente tenemos que mentir, primero a nosotros mismos (a veces de una forma consciente, pero casi siempre de una forma inconsciente) y también a los demás. ¡Cuántas veces queremos decir algo y decimos lo contrario! Elefante de Guerra decías que muchas veces las personas mentimos sin que esté el tema de la supervivencia: pero yo creo que sí está el tema de la supervivencia, porque nosotros no sólo necesitamos comer y beber y estar calientes: nosotros necesitamos estar psíquicamente bien y mentimos por nuestra salud psíquica: el problema ético que yo veo es cuando mentimos para atacar, para hacer daño a alguien, bien de una forma consciente o inconsciente, y entonces eso a mí me parece fatal, me parece que la persona que miente para defenderse es muy posible que tenga toda mi aprobación, pero la persona que miente para hacer daño, para difamar, para calumniar, pues a mí me parece que es una mala persona, y éste es mi juicio , mi discurso “amo” sobre él, y yo creo que también tenemos derecho a tener de vez en cuando el discurso amo, es más, yo creo que es necesario que tengamos mucho de discurso amo, porque cuando no lo tenemos, caemos en crisis. Y claro que cuando caemos en crisis debemos desmontar el discurso amo para luego volver a montar otro, pero lo que dice Iñaki, siempre con fisuras, o por lo menos sabiendo que no será el definitivo. Esta es mi opinión que pertenece al discurso amo de este día, de este momento, un discurso que puede y seguramente variará con el tiempo, ¿Por qué? ¿Porque está lleno de mentiras? Pues sí y no, porque yo digo que la verdad no es inmutable, es mutable (Como la Donna e movile qual piuma al vento, muta d´accento e di pensier). Y otro día me gustaría hablar sobre la verdad y la ficción en los hombres y en las mujeres…

3 de marzo de 2011, 22:07  
Anonymous Ana ha dicho...

Quizás haya mentido sin querer, pero sí he sido sincera: lo que decís sobre la noción de verdad en el centro del corazón de la existencia: a mí eso me parece precioso. La verdad puede ser insoportable... sí, pero solamente por un tiempo -en el caso de las personas que hemos hecho o estemos haciendo psicoanálisis- y después, una vez analizada esa misma verdad, no solamente es soportable sino que incluso es aceptada y opuede ser el puente para llegar a otra verdad aún más liberadora. No sé si me he expresado con claridad: lo que quiero decir que lo insoportable puede convertirse, mediante el análisis, en algo incluso bellísimo.

3 de marzo de 2011, 23:51  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

... e di pensier, e di pensier.
È sempre misero, chi a lei s'affida,
chi le confida, mal cauto il cuore!

Te contesto una cosa (y luego me desmayo): En el estereotipo la mentira es territorio femenino, tanto la pérfida como la piadosa. Ahora me despierto: Hombre, mujer, será depende. En la insignificante realidad de cada uno en su pequeño universo mundo yo no sé si hay verdad en femenino y en masculino.
Ana, aquí donde me ves tan lenguatera, sufro hartos padecimientos en el circo de persecución frenética de dos fieras inagotables, una se llama "¡lo digo!" y la otra es "¡a callar!". Lo mismo me pasa lejos del blogarroyo, solo que ahí fuera tal vez reina más a menudo de lo necesario un cauto, furioso o mortecino silencio. Hablar aquí es más fácil por las mismas razones que lo hacen difícil. Aquí tal vez somos más dueños de nuestras palabras, y con serlo más siempre es bastante poco, pero estamos mucho menos seguros de cómo se reciben. Es un permanente tentar al teléfono descacharrado (ese en que se hace una cadena boca-oreja y nunca queda una sílaba con vida de lo que empieza a lo que llega). A mí me gusta. Ves, no sé y no puedo saber exactamente qué has querido decir tú, lo sé, no importa (bueno, sí, sí y sí importa). Pero yo me voy a quedar pensando en lo que dices de la intención de dañar. Sé que hay gente verdaderamente mala de vivir, de vivir al lado y de vivir ellos seguramente. Pero el asunto de la intención me parece bastante difícil. Ana, yo creo que eso no lo puede saber otro de uno, ni uno de otro, y es incluso difícil averiguarlo uno de uno. (Como ya se nos ha pasado lo de la honra, podemos discutir de esto. ¡Vengaaa, que sí!).

4 de marzo de 2011, 0:36  
Anonymous Ana ha dicho...

Es verdad lo del teléfono descacharrado: una analogía muy buena, y como tú bien dices,Elefante de Guerra, tiene sus ventajas el hecho de no saber exactamente lo que estamos diciendo o lo que queremos decir, y de ahí a lo de la intención: en eso también estoy de acuerdo contigo, Elefante de Guerra, en decir que es muy difícil saber la intención de otra persona e incluso de una misma. ¡Al final te voy a dar la razón en todo! (¡No, en lo de la honra, no! ¡Hasta ahí podríamos llegar, por favor!)
¡Claro que no se puede pensar en términos de verdad masculinos o femeninos! Por eso mismo pensaba yo que tiene narices que a las mujeres se les exija “más verdad” en todo: las religiones, y, en general, las sociedades, nos marcan nuestros comportamientos e incluso nuestras vestimentas, nuestro todo, para que tal religión o tal ideología sea más verdadera… y al final consiguen que nosotras “seamos” y que ellos “tengan”: nosotras “somos” hijas, madres, nietas, abuelas, hermanas, tías, etc… y ellos “tienen” padres, hijos, nietos, abuelos, tíos…, porque encima incluso la “naturaleza no verbal” nos hace que seamos “más verdaderas”, menos ficticias: mesntruaciones, embarazos, partos, postpartos, lactancias, etc… y, encima, por si esto fuera poco, la tradición nos ha asignado eso, que seamos el prototipo de la mentira pérfida y piadosa: pues yo me estoy acordando de los esclavos que aparecen en las obras de Plauto, tan mentirosos y trapaceros, ¿Por qué? Pues para subsistir, subsistir en la naturaleza, en la jungla del lenguaje.: Plauto era un hombre salido del pueblo que sabía muy bien lo que era ser esclavo y conocía a los amos: prácticamente en todas sus obras los esclavos hablan sobre su condición de esclavos y en cambio las esclavas no lo hacen, las esclavas simplemente “ son “su papel y en cambio los esclavos tienen ese papel, puesto que pueden hablar sobre su condición. ¡Aupa el debate y hasta otra!

4 de marzo de 2011, 19:22  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Ana, te cojo el último asunto: tú pones el agua y yo echo unas piedras para que salte (si no, no sería un blogarroyo, sería un bloglago impronunciable). Lo que dices de la exigencia de verdad en los trabajos del ser mujer, yo lo reformulo como que a más papeles de verdad, menos verdad propia, mucho más difícil. Y de ahí tal vez lo que puede tener de verdad la femenina falsedad. A lo mejor salimos del jardín complicado para solazarnos en los lentos manglares de los tópicos, con sus medias verdades. Pero si hay algo interesante que puede verse al mirar en general y casi de lejos (así miraría un pajarillo volando sobre ese río de mujeres, todas distintas y tan parecidas y ninguna "la mujer", a los ojos de nuestro Don Juan de octubre), creo que la búsqueda de verdad para ellas (o sea, ¡nosotras!, pordiós me estoy retorciendo de resistencia) habrá estado especialmente marcada por la rigidez de unos papeles que han de ser encarnados con todas las chichas del corazón, nada de meramente desempeñados, como dices. Una puede ser mala ingeniera y eso duele, pero ser tenida por mala madre te parte el alma. (No es lo mismo con los hombres, ni siquiera ahora). Y toda esa verdad particular atascada y sin cauce será probablemente la que sale por el cuerpo. Pero no estoy pensando en la menstruación, sino en las manifestaciones físicas tradicionalmente asociadas a la histeria y el nerviosismo femenino en su incomparable riqueza expresiva (pánico, parálisis, fatiga crónica, anorexia, yo qué sé), ¡bendita locuacidad!
Por otra parte, también me parece que en nuestras quejicosidades las mujeres pedimos a los hombres que sean de verdad en la medida en que nosotras renunciamos a serlo. Por poner un ejemplo (tontito el pobre, ya sé): a cuántas esclavas de la cera y la cuchilla nos disgusta la depilación masculina; igual es que estamos exigiendo que sean ellos los portadores de la verdad pilosa de nuestra especie.

4 de marzo de 2011, 22:56  
Blogger M ha dicho...

...."Solo que,alcanzando nuestras verdades necesarias, no nos conformemos con habitarlas cómodamente. " Recojo esta frase de Iñaki porque para mí es lo esencial; me ha gustado el gran contenido que transmite y lo bien expresada que está. Cuando la leí pensé habla de la ética al comportarnos, y al pensarnos ( nuestras verdades necesarias) no me gusta la mentira, creo que lleva a caminos complicados y de dificil retorno, embarulla y confunde.
No me gusta cuando me toca de cerca, desconfio. Las mentiras de las que hablas Ana del psicoanálisis son como tú dices otra cosa y yo le pondría otro nombre porque es un recorrido nuevo el que se hace y se va buscando saber con herramientas nuevas. Bueno esto es muy complicado cuando se generaliza porque también habrá pacientes que mientan, en fin que cada persona es un mundo.
Me sumo a lo que comentais de escribir aquí y me tranquiliza que os pasen cosas parecidas a las que me pasan a mí, desde el vértigo a que mi entrada quede la última, a que no se me entienda y a querer dejarlo todo cerrado para ser entendida. Menos mal que poco a poco voy aprendiendo a soportar la falta.
Como Elefante de Guerra y Ana haceis unas entradas tan agradablemente
largas( me gusta leerlas) desde el principio he pensado qué facilidad tenéis
para escribir y expresaros , a mí me cuesta más trabajo.
Un beso de buenas noches.

4 de marzo de 2011, 23:41  
Anonymous Ana ha dicho...

M: a mí me gusta mucho leerte: me ocurre que cuando te leo me quedo como en paz: me transmites mucha paz y yo también te deseo un beso de buenas noches.
Yo también creo que lo que nos ocurre en el psicoanálisis no es exactamente decir mentiras, sino que es una especie de engaño que nos hemos hecho a nosotros mismos o algo parecido.
A mí lo que mencionas sobre el escrito de Iñaki también me parece esencial, pero a veces es buenísimo para mi - como me ha ocurrido cuando he leído esta entrada- precisamente habitar esas verdades cómodamente: descansa muchísimo la psique (cuando está revuelta y cansada de tanta búsqueda) y esos "hallazgos" que encuentras al leer el texto de Iñaki me causan placer y emoción y deseo descansar cómodamente en ellos todo el tiempo que pueda, es decir, hasta que surja algo que me haga de nuevo levantarme de mi sillón cómodo y continuar buscando mis verdades.

Elefante de Guerra: Eso, ¡Bendita locuacidad! Porque el poder hablar y quejarse nos hace ver nuestro papel un poco más desde fuera, como decías tú, como ese pajarito.
Es posible que haya escrito en plan victivismo, pero yo no iba exactamente por ahí, lo que quería decir es que somos las que hacemos verdaderas las ideologías, religiones, etc, que lo ficticio se hace más verdadero con nosotras, pero incluso lo que dices que podemos ser malas ingenieras: yo en eso no estoy de acuerdo: tampoco se admite eso: tenemos que ser buenas en todo: se ha llegado a tal punto que a los niños se les valora mucho más que estudien que a las niñas, pero no por lo que tú dices, sino por algo mucho peor: porque se da por supuesto que las niñas son dóciles, trabajadoras, estudiosas, y a esas niñas tan estupendas no les valoran nada todo su esfuerzo (de ahí esas enfermedades que mencionas), en cambio a los niños se les valora que sean deportistas, líderes y si además estudian se les elogia muchísimo. Es decir, las niñas "son" y los niños deben "alcanzarlo con su esfuerzo, su inteligencia, etc...) Seguro que no te había enetendido bien o que he caido en contradicciones, pero me he quedado mucho más tranquila cuando hemos llegado a la conclusión de que estas conversaciones son como el teléfono descacharrado.
Yo mañana me voy por ahí muchos días y quizás no tenga acceso a ordenadores, así que si no os veo pues os deseo lo mejor y hasta la vista.
Otro beso de buenas noches.

5 de marzo de 2011, 0:43  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

M., me he visto de cuerpo entero en lo de "aprender a soportar la falta", y eso que falta es una palabra que os veo emplear y yo no puedo, porque nunca sé si es tacha o ausencia o hueco o nada, o todo a la vez, excepto inquietud, tristeza, brechas, escoceduras y algo que no consigo mirar de frente, más que con la ansiedad de evitar todo por evitar la falta.
Y sobre todo para Ana, que emprende una excursión a Ítaca (y que no teme ni a los lestrigones ni a los cíclopes), unos pensamientos de esta mañana, porque yo sigo blogarroyo abajo, con algunas ideas culebreando como anguilas. He oído en la radio hablar de nuevo sobre las detenciones estos días de unos pollos que guardaban doscientos kilos de explosivos en un cajón de la cómoda, y no he tenido más remedio que acordarme de lo que Ana comentaba sobre las intenciones y el reparo que yo puse. Estribada en tal reparo, la defensa podría justamente reprochar al juez la frivolidad con que juzga al atribuir intenciones a esas aves ahora enjauladas.
Y más tarde he oído hablar en la radio a un jesuita asturiano que trabaja en Camboya. Al contar su historia, el tipo decía cosas como que se sintió llamado por Dios, y que Dios le dijo que Él estaba en los hombres (hombre, por favor, le digo mientras asgo una delicada tacita de caolín separando mucho mi meñique); y que luego se fue a ayudar a los refugiados de las guerras. Ha dicho: "los que no tienen un lugar en la Tierra". Y aquí ya he estampado esa tacita contra la pared, porque me tenía que sonar unos mocos y unas lágrimas; por lo que decía y por cómo lo decía, con la sencillez justa (sí, sí, ya sé, también se puede fingir sencillez) y con el timbre de la voz (mi oreja histérica es muy sensible con los timbres). Así que he renunciado a no saberme experta, porque su vida es completamente un Miguel Ángel auténtico.
Bueno, pues aquellos pollos y este cura me dicen a gritos que a veces las cosas son verdaderamente lo que parecen.

5 de marzo de 2011, 13:06  
Blogger M ha dicho...

Elefante de Guerra, yo también estaba escuchando en la radio a ese jesuita Kike y me ha gustado y me he dicho en cuanto monte la casa rural me voy unos días que estoy yo con muchas ganas de volar. No he entendido muy bien que te estabas tomando tú, yo un café con varios cigarros a gusto!
Luego he leido Ana que se ha ido ( supongo que de vacaciones porque sería lo que me apetecería tener a mi, pero bueno, ni tan mal un un fin de semana)
Por otro lado, la falta... , como yo la entiendo es lo que hace que nos movamos, cuando me la explicaron me pusieron el siguiente ejemplo, te acuerdas de aquel juego de formar palabras que era de plástico rectangular con base roja y las letras color marfil; tenía un hueco para que pudiesemos construir las palabras, ( a mí me encantaba). La falta que es dificil de soportar, que habla de que no somos perfectos, de que no todos nos quieren, de que hacemos una cosa y parece otra, también tiene el otro lado precioso que da tranquilidad, que te hace como descansar, cuesta... porque no le puedes ir de lado, ella te mira de frente pero con calma y te calmas. Bueno espero que lo explique mejor Iñaki, para mí es de los conceptos mejor conseguidos por el psicoanalisis.

5 de marzo de 2011, 20:34  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Blogarroyo abajo, de hallazgo en hallazgo, me encuentro ahora con un palabrario rojo y marfil resplandeciente. Gracias, M. Cuando tu tomabas café y cigarrillos (hay una peli muy buena de Jim Jarmusch que se titula así) yo corría que me las pelaba en un gimnasio (al salir enciendo también unos pitillos, para equilibrar). Ahora ya sé por qué corría, por qué corro tanto. Te he entendido muy bien, pero entiendo sobre todo el malestar; y en cuanto a la paz que dices, tiene toda la pinta de ser la coronación de una montaña, y yo creo que me entretengo mucho triscando por las faldas con las cabras. La tacita china que decía antes son mis juicios, escrúpulos y dudas de señora pensativa fina, que a veces me llevan tan lejos que acabo prefiriendo las flores de plástico a las naturales. (Podría llamarme ElefaLta).

5 de marzo de 2011, 22:57  
Blogger Ali ha dicho...

¡Qué bien has explicado lo que es la falta M.!
eStoy totalmente de acuerdo que la falta es saber que no somos perfectos, y me hace recordar cuando hablábamos de la responsabilidad. Soportar la falta es pensar que quisieramos llegar a solucionar todo pero no podemos, no todo se puede controlar..y algo tan sencillo de entender(no creo que sea una cuestión de creernos superiores alos demás)sea tan dificil de aceptar. Yo también pienso que es un rasgo más femenino que masculino en general, pero seguramente somos nosotras quienes nos hacemos imprescindibles y al final nos ponemos la soga en el cuello.El lado positivo de la falta es dejarte ayudar, aceptarte en falta,descansar. Lo escribo y parece que me lo creo, pero en el día a día es lo más me puede costar. Me pregunto sobre el goce de estar en esa posición que sabemos el daño que nos hace, pero que no se puede dejar.

6 de marzo de 2011, 0:26  
Blogger helena ha dicho...

El amor es el gran velo sobre la verdad.
La verdad tiene estructura de ficción. “El arte es una mentira que nos acerca a la verdad” –dijo Picasso. Llevo tiempo y tiempo dándole vueltas a un barrunto que conecta: arte, amor y estilo. Esta “verdad” es un nuevo ingrediente interesante.
Gracias por estas pistas.
Leo lo que escribís sobre la falta y siento un tono que me da… gusto. Me pregunto si saberse en lo faltante (por decirlo de otra forma) produce también una sensación de distancia y una especie de certeza de que de la mayoria de las cosas se puede hacer una pregunta.
Y ese amor “entregar lo que no se tiene” es ¿entregar la falta?. ¿No es esto el colmo de lo entregable y de lo esperable...? Me pregunto si el arte tendrá que ver con esto...

6 de marzo de 2011, 2:27  
Blogger helena ha dicho...

Lo que estais escribiendo ha hecho que escriba algo.Me ha gustado, es largo y lo he puesto aquí: http://www.helenaiza.com Merci.
Recuerdo aquel juego que dice M. Era muy chulo y es una metáfora estupenda.
La "certeza de que de la mayoría de las cosas se puede hacer una pregunta" es más bien: la certeza de que la mayoría de las cosas (objetos) pueden convertirse en incertidumbre, contingencia. Una forma de ver la realidad sin un destino necesariamente, sin un sentido. Esta paradoja
rueda a favor de la verdad como "hallazgo": cada hallazgo sugiere un punto de derrota, una deriva... Una circulación sin rumbo (no hay destino en el horizonte), por el puro placer de estar ahí, circulando. Algo así es para mí la verdad: derivas y derrotas entre objetos...

6 de marzo de 2011, 14:28  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Helena, has escrito un texto muy bonito, lleno de confusión y de pasión; porque es un temazo, y a mí también me pone a decir cosas que en realidad no entiendo. Como no sé qué es el amor, excepto todo, entonces tal vez nada; y la frase de Viar ("El amor pone un velo sobre la verdad") me hace rascarme (arrascarme, arrascarme y arrascarme) mucho, quiero escribir algo sobre el estilo.
Creo que el estilo es siempre Yo ("El estilo es el hombre"), o bien Nosotros (yo y yo y yo ...) cuando el estilo es un movimiento o una época. Y que el yo, ya se ha dicho, es una cárcel, la mazmorra donde vive la falta, y es también la guerra. A veces el arte es solo estilo, pero lo mejor del arte no es el estilo, sino eso otro que dice Viar, la hazaña de entrever, lo que no se agota con las palabras ni con las imágenes de ningún tipo (consideremos que las palabras son siempre imágenes, imágenes acústicas y conceptuales), una aventura más allá del estilo, incluso contraria al estilo. Pero sin decir Yo tal vez no hay actividad. Los orientales renuncian a ella precisamente para escapar de la penas del ego.
Y el otro día encontré en mi Lacan seven otro momento completamente heaven: la clase sobre "La creación ex-nihilo", y el ejemplo del vaso, el primer objeto humano creado, alrededor de un hueco. La mano del mendigo que vive en mi calle es también un vaso.

6 de marzo de 2011, 16:08  

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