domingo, 29 de mayo de 2011

Al borde de la salud mental

Comienza así Jacques-Alain Miller su texto: “La Salud Mental no tiene más definición que la del Orden Público” (1). Definición que ha abierto un campo de discurso en el que proseguimos. En su tiempo, me hizo evocar mi experiencia de joven psiquiatra a principios de los ochenta. Eran tiempos difíciles, de reconversión industrial y conflictos sociales. Fui enviado como Jefe del Centro de Salud Mental a una localidad fabril con graves problemas: paro, marginación, toxicomanías, etc. El gobierno municipal debía tener las mejores intenciones para movilizar todos los recursos disponibles frente a esos problemas. Esa política también nos alcanzó a los trabajadores de Salud Mental que fuimos incluidos en ese movimiento. Así nos llamaron para intervenir directamente en situaciones “de crisis”. Mi idea, por entonces, un tanto aguerrida sobre la función de los centros de Salud Mental me facilitó incorporarme a esta tarea.
Relataré algunas intervenciones. En una ocasión la policía municipal nos avisó de que en un bloque de vivienda había gran alarma por una mujer que, junto a otros comportamientos extraños como vigilar por las ventanas y no salir de su casa, temían que manipulaba el gas. Los vecinos inquietos avisaron al alcalde y éste nos envió la policía. Fuimos a la casa de la paciente. Me acompañaban dos expertos celadores con ambulancia para la eventualidad de un ingreso hospitalario. Nos abrió un familiar y pude hablar con la mujer. Presentaba lo que sugería un delirio de persecución poco estructurado. Ante la alarma creada le propuse un ingreso hospitalario, a lo que se negó lógicamente. Algunos vecinos expresaron su disconformidad y los celadores le agarraron de los brazos a la mujer para llevarla a la ambulancia. En un momento la situación tuvo tintes dramáticos. La mujer, ya mayor, empezó a sangrar por las erosiones en la piel de sus brazos ocasionadas por los celadores al intentar llevársela. Y comenzó a gritar desesperadamente. Reaccioné dando la orden a los celadores de que la soltaran y de que nos fuéramos y dejáramos en paz a la señora. La crisis se acabó inmediatamente. En el tiempo en que permanecí en el Centro de aquella localidad nunca volvió a presentarse el problema de aquella señora.
En otra ocasión la policía vino para llevarnos en su coche a otra emergencia. Se trataba de un joven, con antecedentes psiquiátricos, que estaba creando conflicto en su casa, en un barrio muy marginal. Por el camino los guardias, algo inquietos, dijeron que se trataba de un tipo muy peligroso. “Éste ya ha matado a dos, en peleas. Pero salió pronto por que le dieron por loco. Además es alto y fuerte como un toro”. Mientras nos dirigíamos al lugar yo le trataba de tranquilizar a la asistente social que me acompañaba, que se estaba quedando pálida. El semblante de caballero es de lo más apropiado para tranquilizar. Sobre todo a mí mismo. Finalmente llegamos. Había revuelo en el portal y la escalera. Alguien comentó que allí cerca estaba un primo del sujeto de la intervención. Le pedí que viniera y, después, que él le propusiera acompañarle a la ambulancia para ir al hospital. Momentos después bajaron lentamente por las escaleras nuestro sujeto y su primo. Entró dócilmente en la ambulancia y se fue. Fuimos a tomarnos un vino antes de volver al consultorio.
Los afanes intervencionistas municipales fueron aminorando y abandonaron su idea de “comando psiquiátrico” para toda situación de crisis que se presentara.
Recordé aquello al leer en el texto de Miller “…con la salud mental se trata siempre del uso, del buen uso de la fuerza”. Y, diría, de inventar algo si se puede…Y de lo que dice Jean-Claude Milner en “¿Desea usted ser evaluado?” (2): “Hablar de salud mental como de una extensión de la salud pública supone en realidad extender la esfera de lo público, de tal modo que la esfera de lo privado queda totalmente absorbida por lo público.” Y después: “Aquí, en cambio, la realización de la noción de lo público supone también y ante todo la preocupación por lo privado.”
Es cuando el proceder de un sujeto adquiere un carácter disruptivo capaz de alarmar a otros cuando ese sujeto franquea el borde de la salud mental. En realidad el diagnóstico de enfermo mental lo hace el coro de vecinos, y la autoridad competente pone en marcha el tratamiento, cuyo fin es la recomposición de la homeostasis social que supone el orden público. A partir de ahí entra en juego la contingencia del encuentro que afectará, de un modo u otro, al destino del sujeto.

NOTAS:
(1) Miller, J-A. “Salud mental y orden público”. Uno por Uno nº 36. Barcelona 1994.
(2) Miller, J-A. y Milner, J-C. “¿Desea usted ser evaluado? Miguel Gómez Ediciones. Málaga, 2004.

Iñaki Viar

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65 comentarios:

Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Viar, usted plantea un tema muy serio y también doloroso. Pero como yo soy una verdadera sinsorga, me reído mucho con el diagnóstico "delirio de persecución poco estructurado", y lo apunto para las reuniones sociales y de comisiones de calidad y evaluación varias: "Disculpad chicos mis improperios, es que padezco un delirio de persecución poco estructurado, qué lata".
Por un lado, el miedo en el espejo; y multiplicado, "en el coro de vecinos": ¡qué miedo, el miedo al miedo! Por otro, el milagro, que es como llamamos en mi barrio a "la contingencia del encuentro".

(Ana, léeme recado en "Evaluación").

29 de mayo de 2011, 20:53  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Y el almodovariano título es genial, acabo de darme cuenta.

29 de mayo de 2011, 22:51  
Blogger Ali ha dicho...

Gracias Iñaki por esta nueva entrada sobre salud mental, que me ha parecido muy interesante después de la evaluación y que a su vez, estan muy relacionadas.
El momento de vida que nos toca vivir, la evaluación que se haga de un ser humano, la gente que te rodea, el lugar donde uno cae,puede ser lo que te machaque el futuro.
Tengo alguna experiencia sobre centros de salud mental, psicólogos que me han hecho recapacitar sobre la responsabildad que supone poner a un posible paciente en sus manos, la tendencia al diagnostico fácil de evaluación.
Niños y adultos que su futuro depende tanto de la contingencia del encuentro, que afectará de un modo u otro al destino del sujeto.

29 de mayo de 2011, 23:09  
Anonymous Ana ha dicho...

Iñaki Viar: Lo siento, pero yo no entiendo de eso: no puedo opinar; ni siquiera he entendido lo que dices en los dos últimos párrafos. Así que de momento no voy a hacer comentarios. (A lo mejor no es tan difícil, pero en serio, me suena a demasiado de médico... y yo de medicina, solamente entiendo sobre pacientes, un poco locos, sí, la verdad, pero pacientes al fin y al cabo.)
(Elefante de Guerra: ya he leído tu recado en la "Evaluación" y me parece que vamos a estar mucho más de acuerdo de lo que pensaba... Lo que dices sobre los exámenes y demás a mí sí que me interesa, y mucho.)

29 de mayo de 2011, 23:25  
Blogger M ha dicho...

Bueno, bueno…con esta otra entrada de Iñaki he sido muy consciente de que últimamente estoy más en el tiempo lógico, subjetivo que en el tiempo cronológico.
Estaba pensando en meter una entrada en la de evaluación que tenía cosas para decir… pero ya se me ha pasado... Al principio he pensado ¡qué rápido va Iñaki! una entrada por semana pero creo que han pasado ya 15 días o no….no voy a contar. Porque ya llevo algunos fallidos con el tiempo.
Este tema que tenemos ahora es muy complejo pero me he acordado que cuando era pequeña quizás 13 años, hubo un tiempo en que me preocupaba no estar muy bien de la cabeza, nada grave, solo pensamientos de pre adolescencia que cuando me ponía en contacto social se me pasaban y ya no me acordaba hasta que aparecían cuando estaba sola en mi cuarto.
De ahí pienso que quizás la línea, a veces y según en qué casos (este tema es complejo para ser radical) es frágil y que las contingencias de la vida pueden hacer pasar la frontera de buena forma.
Si uno no está muy roto va haciendo dentro de la neurosis que es a lo que más podemos aspirar y quizás sea divertido si nos lo permitimos.
Sobre los casos que comenta Iñaki que tampoco sé muy bien hacía donde comentar… pero cada vez es más frecuente que sepas o conozcas de alguien que es diagnosticada como bipolar, no sé si está de moda o es un cajón de sastre o es que los diagnósticos son mejores .
Lo único que puedo pensar es que, por favor, acierten con los diagnósticos y que curen o lo intenten, haciendo el menor daño posible porque la salud mental es un tema muy serio, que no recibe mucha inclusión social y puede hacer mucho daño.

30 de mayo de 2011, 23:06  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Es que a mí el título me evoca el mar, desde el principio, "el borde del mar" (sí, en franchute, castellano 'orilla'): "Jeune homme assis au bord de la mer" es un cuadro muy bonito de un pintor francés del XIX, Hyppolite Flandrin. Él está desnudo y esconde la cara abrazándose las rodillas, sentado en el filo de un cantil. Le miras y te das cuenta de que le pasa algo grave, que ese tío está sufriendo mucho. Te dan ganas de llamarle, ven, vístete, te vas a caer; claro que ya sabes que no te oye, lo normal con la gente de los cuadros. Sientes que el dolor es un grave riesgo, y que el dolor del otro también te amenaza a ti. Majaretas inquietantes y siempre singulares, la soledad es una condición de la locura (tal vez como lo que señala M. en su recuerdo adolescente; si los inquietantes van en pareja o grupo ya tenemos una banda de algo: músicos, manguis, etc.). Por lo visto la locura tiene historia, quiero decir que es una construcción social (el hígado o el cólico nefrítico no son historiables, me parece), hecha de bordes móviles como una playa que va cambiando de perímetro y figura con las estaciones y mareas. Tengo una cita de Saul Bellow de una novela que me gustó mucho ("Son más los que mueren de desamor"): "Pero los locos siempre son actuales, del modo en que los andarríos corren en las playas por delante de la línea de espuma". Esta es la parte visionaria y siempre extraordinaria de la locura, una palabra que tiene un importante significado admirativo, no lo digo yo, que me chifla ponerme banal y gilipollas; lo dice el diccionario, un señor muy sólido. La locura es lo portentoso y lo descomunal, y la expresión "una locura" encaja igual de bien en contextos de aflicción y en los del mayor júbilo. Me salgo por peteneras, no tengo más remedio, porque ya he visto que ese jeune homme va a seguir assis au bord de la salud mental mientras quede pintado. Y tú, ahí, mirando con el corazón en un puño.

31 de mayo de 2011, 0:21  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Me suena haber leído un reportaje sobre antipsiquiatría en los años setenta, cuando yo todavía me limpiaba los mocos con el puño del jersey. No me acuerdo de nada, excepto que denunciaba métodos y categorías de la psiquiatría institucional, las drogas y los encierros de por vida, soluciones expeditivas a problemas que son médicos solo en parte, y a veces en parte alguna. La mujer de la que habla Viar me ha recordado a todas las viejas hurañas y solitarias de los barrios y pueblos, esas que los críos temen, espían y persiguen (igual ya no pasa, ya no hay niños sueltos por las aceras, diablos sin mucho quehacer, entregados a la aventura de espantar moscas con el rabo), una de las varias reencarnaciones de las brujas.

1 de junio de 2011, 0:13  
Blogger Ali ha dicho...

El dolor es un grave riesgo y que tambien te amenaza a tí. Qué verdad elefanta, me ha gustado cómo has descrito lo que es el borde del mar, el borde de la locura, el borde de lo social.
Cuando existe el dolor en alguien, es tan inmenso que le impide escuchar, es como vivir en su propia certeza,no existe duda, no hay mirada, todo le sobra.
Ahora que elefanta nos nombra la antipsiquiatria, yo también recuerdo cuando estudiaba en la facultad, y teníamos un profesor que me hizo "enloquecer" con sus ideas mezcladas politicamente; yo vivía entonces sola,y llega un momento que es como si estuvieses a punto de traspasr una barrera de lo real, incluyendote como parte de ese mundo que no controlas, y que la soledad hace que se aumente.
Desgraciadamente está la enfermedad bipolar muy presente en nuestra sociedad, mezcla de euforia y depresión, que en menor escala es algo muy comun entre nosotros ante tanta fustración

1 de junio de 2011, 9:03  
Anonymous Ana ha dicho...

Franquear el borde de la salud mental: Me parece que estoy vislumbrando algo: que al final la salud mental, para medirla, para evaluarla, necesitamos del “coro de vecinos”: si te rompes una pierna te duele la pierna estés donde estés y digan lo que digan los de tu alrededor… pero si te duele la mente tiene que ver con dónde estés y con quién estés: y es verdad. ¡Creo que al final os he entendido! ¡Qué lenta! Pero espero que haya sido lenta pero segura… ¡Vaya! Creo que os voy comprendiendo: que las enfermedades no mentales –aunque puedan ser una somatización de algo mental, no son tan “sociales” como las mentales y que un enfermo mental sufre en sí mismo –como otra enfermedad no mental- pero, sobretodo, sufre en la relación con los demás, en su socialización, y los demás también sufren con él y por él.
Que como la “socialización” del niño pasa por “domesticar” los impulsos de Eros y de Zánatos para poder vivir en sociedad… pues creo que ahora comprendo los ejemplos de Iñaki Viar al contar la relación de los psiquiatras con las fuerzas del orden público, y lo que dice sobre la esfera de lo privado y de lo público… ¡Ay, que ahora pienso que sí, que lo estoy entendiendo!, y lo que dice Ali, que tiene que ver con la evaluación y con la contingencia, y el ejemplo que nos pone M de sí misma, y lo que nos dice Elefante de Guerra… el joven del cuadro al borde del mar, tan bello, pero tan… solitario, y esos recuerdos de las viejas medio brujas de los pueblos tan solitarias y extrañas… bueno, ya me voy aclarando.
Una ópera con una música muy bonita (del argumento no me acuerdo muy bien): “Lucia de Lammermoor” de Donizetti…. Es el coro – como el coro de vecinos- quien dice que está loca, que pobrecita… en la escena de la locura la música es eso: una locura – como dice Elefante de Guerra, la palabra “locura” encaja en contextos que parecen dispares pero que son eso, una “locura”-.
Siempre que veia en la televisión un anuncio de aire acondicionado que se ponía en marcha cuando hay gente en la habitación y hay un hombre con un gran parecido a Woody Allen y que, cuando él está solo en la habitación, no funciona el aparato porque él no es nadie, yo me reía mucho y me sentía muy identificada, porque cuando entraba en crisis y estaba sola, me ponía a temblar y me daba cuenta de que efectivamente no soy nadie, que las personas somos relaciones, en el sentido de que las personas, como las palabras, tienen sentido cuando están relacionadas con otras personas, ya que cuando estaba con gente dejaba de temblar: y esto me ocuuría también en las sesiones, que me ponía a temblar y yo le preguntaba a Iñaki :”¿Qué pasa?¡Es que estoy sola? y él no me respondía y entonces yo pensaba que él como que desaparecía, aunque estuviera presente, para el tratamiento.
Yo he tenido durante muchos años relación con un enfermo mental que vivía en una casa de salud mental (manicomio) y se escapaba y llamaban a la guardia civil y efectivamente era un peligro para el orden público, porque claro, dejaba de tomar la medicación y se descontrolaba y robaba y se exponía él mismo y a los demás a muchos accidentes. Y cuando iba a pasar temporadas con su familia pues sus familiares no podían dormir, simpre vigilándole, y además cuando más angelito parecía, mayor pifia te la hacía, como, por ejemplo, escupir la medicación sin que nadie se diera cuenta. Sí, el tema que nos trae Iñaki Viar es muy grave, muy doloroso y muy serio, porque, lo que dice M, la inclusión social, es muy difícil.

1 de junio de 2011, 21:14  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Los locos que hacen averías, como el matón de la historia de Viar, y el de la guardia civil que cuenta Ana, suben bastante la temperatura del problema, y avisan de que es mejor no hablar a humo de pajas, si hay que vigilar heridas gordas y sufrimientos contundentes, no solo padecidos sino también infligidos. Y nos meten en el desasosiego de decidir quién es "sujeto que responde. Ese al que la Ley puede condenar si la infringe". Porque "Si no hay sujeto que pueda responder es irresponsable" (Viar, "Responsabilidad"). Entonces, me parece la responsabilidad más grave es resolver quién no es responsable y, por tanto, sujeto. Como yo ahora me veo muy ligera de esa carga (y ya que tengo la bocota abierta), voy a decir que no veo nada claro por qué obligar a alguien a tomar "la medicación". Me pregunto si no es preferible darle una buena somanta de palos, o lo que toque pagar. Yo sí lo prefiero para mí. Te duele el cuerpo pero te dejan el alma. Tranquilizar a alguien a cambio de robarle lo único que tiene, su desgraciadísimo ser, es un trueque mucho más leonino que el incivilizado ojo por ojo.

2 de junio de 2011, 0:21  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

(Sigo un poco más, es que no se me cierra la boquita. Con lo que decía Ali, al final: Y tanto. Y sobre otro asunto que se ha mencionado, los diagnósticos, aparte del daño que pueden hacer a veces (a cambio de muchos bienes, espero), a mí me parece que la fiebre diagnosticadora es un síntoma de alguna seria enfermedad de nuestro tiempo, que vive un acelerado florecimiento de síndromes nominales. Digo yo si no se tratará de un transtorno del conocimiento, cataloguitis, una especie de afasia que cambia comprensión por emisión compulsiva de sintagmas terminológicos. Estoy pensando en la angustia y el pánico y lo que la psicología hace con ellos, taxonomías linneanas proliferando sin freno hasta la total reducción al absurdo: transformemos la angustia en fobias y listémoslas, desde la temor a las cucarachas pecosas a la fobia social. Es el signo del empirismo cienciotécnico, y también el diagnóstico digital, que se basa en la presencia / ausencia, que es binario y no admite aproximaciones.
Pero el arte es analógico.
Muchas felicidades, Leonard Cohen, nuestro nuevo Príncipe de las Letras. Estoy doblemente orgullosa, por nosotros y por él: You're my man.

2 de junio de 2011, 0:39  
Anonymous Ana ha dicho...

Pero el problema es que sin la medicación sí que te duele el alma: es un sufrimiento atroz. Me explicaré: si un enfermo mental deja de tomar la medicación es porque ésta es muy fuerte y siente un poco de alivio al no tomarla, pero al cabo de un par de días se descontrolan tanto y sufren mucho más, tanto que ellos son los que quieren tomarla, pero mientras tanto han podido hacer algo muy fuerte. La medicación es un mal remedio, pero es el mejor remedio (ellos sufren menos con la medicación -aunque también sufren- que sin ella: ellos siempre sufren muchísimo, con o sin medicación) Y sobre lo que dices de la responsabilidad, pues yo no sé quién responde de eso:si un enfermo no toma la medicación porque se lo ha permitido un médico o un familiar y comete un delito, entonces, ¿quién es el responsable? ¿los médicos?¿los familiares? porque desde luego el enfermo no es responsable. (Repito: dejan de tomar la medicación porque ésta es muy fuerte y piensan que no la necesitan.)(Estoy convencida que si pruebas un solo día lo de los palos pedirían a gritos la medicación antes de que les arrees el segundo palo: te reto a lo que quieras)

2 de junio de 2011, 0:53  
Anonymous Ana ha dicho...

La angustia, el pánico y la fobia... y el diagnóstico: por cierto, los profesores examinan, los médicos diagnostican y ¿quiénes evalúan?
Los sistemas binarios, ausencias y presencias, lo que decía M: la línea del borde de la salñud mental no es tan clara: no es sí o no.

2 de junio de 2011, 1:08  
Anonymous Ana ha dicho...

“He escuchado toda la discordia / He escuchado todo el dolor / Y creo que no importa lo que haga por ti / Volverá a pasar / Por mi parte pienso que puedo curarlo / Pienso que puedo curarlo / Estoy loco pero pienso que puedo curarlo / Con esta canción.”

( Leonard Cohen )

¡Qué diferencia unas de otras locuras! Las locuras curables y las incurables. Leonard Cohen, el poeta cantautor príncipe de las letras cura su locura con su propia canción.

2 de junio de 2011, 23:33  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Si hay pirados que ven el universo en un grano de arena y el paraíso en una flor, en justa reciprocidad merecen que apreciemos en cada majareta un mundo. Y porque la cosa es analógica en el arte universal de la chotez, cada cual se dibuja en su cuota.

Escena banal y cotidiana en el lado de acá de la salud mental. (Bueno, lo que quiero decir es que no han mediado denuncias de vecinos). Entrevista con un psiquiatra. Ella le cuenta questo e quello, él sentencia "angustia y depresión", desenfunda una afilada pluma cuyo punto de oro destella un breve momento y se dispone a extender una receta. Asombrada por la agilidad, tal vez desconcertada y también alarmada, ella trata de detenerle: "Prego, signore doctore, non é quello che io voglio, io non voglio mangiare nessuna pillola. Il doctore la mira de arriba abajo; inspira suave y largamente y después escupe: "¿Es que no toma pastillas cuando le duele una pierna?"
(¿Eh? ¿Qué contestas a eso, Antonella?)
"Scusatemi, signore doctore, ma io credo che non sono stessamente la mia anima e la mia gamba. Adesso, io, che sono matta, mi credo essere soltanto questo dolore".
(¿Y per ché le hablaría yo en italiano si no sé y él tampoco?).

Soy superpartidaria de todas las drogas, las drogas son lo mejor, son tan tan buenas que todo lo demás seguramente no vale nada a su lado: son tan dulces como la muerte. En alguna parte leí que los viejos en China se apartan a morir a los fumaderos de opio, mansa y apaciblemente. Es una buena pista de lo que dan y de adónde llevan. No quiero mezclar churros y meninas, que dice el pueblo, a veces serán necesarias y/o deseadas, pero ¿por qué es la única respuesta? (Como el tartamudo del chiste que tras mucho esfuerzo había aprendido a decir ver-mú, y luego ca-fé.
¿Solo o con leche? (...) Ve-mú).

3 de junio de 2011, 0:44  
Anonymous Ana ha dicho...

La salud mental: franquear o no su borde depende del orden público, y éste depende del coro de vecinos: por ejemplo, tenemos un personaje histórico, Calígula, emperador romano que estaba total y absolutamente loco, y aún lo que es peor, era un monstruo, pero el “coro de vecinos” no opinaba que era un loco, sino que, todo lo contrario, le decía que era tan divino como los mismos dioses y los ciudadanos ricos se disputaban entre sí el honor de pertenecer a su misma casta, a su misma cofradía sacerdotal:

“Hactenus quasi de principe, reliqua ut de monstro narranda sunt. […] Verum admonitus et principum et regum se excessisse fastigium, divinam ex eo maiestatem asserere sibi coepit; datoque negotio, ut simulacra nominum religione et arte praeclara, inter quae Olympii Iovis, apportarentur e Graecia, quibus capite dempto suum imponeret, […] Templum etiam numini suo proprium et sacerdotes et excogitatissimas hostias instituit. […] Magisteria sacerdotii ditissimus quisque et ambitione et licitatione maxime vicibus comparabant […]”

(Suetonio, La vida de los doce Césares, Calígula)

Traducción: “Lo que hasta aquí he dicho cuadra con un emperador; las cosas que de aquí en adelante he de contar son obra más bien de un monstruo. […] Pero como todos le aseguraron que había rebasado la magnificiencia de los reyes y príncipes, comenzó, a partir de aquel momento, a arrogarse la majestad de los dioses; y, en consecuencia, encargó que transportaran de Grecia las estatuas de los dioses que inspiraban mayor devoción y tenían un mayor valor artístico, entre ellas las de Júpiter Olímpico, para quitarles las cabezas y sustituirlas por la suya.[…] Instituyó también en honor de su propio numen un templo, así como sacerdotes y víctimas muy escogidas. […] Los ciudadanos más ricos se disputaban las dignidades de aquella cofradía sacerdotal.” (Traducción de Mariano Bassols de Climent)

Y a continuación Suetonio va narrando unos relatos espeluznantes de ese monstruo espantoso y dice que “él mismo se daba cuenta de su desequilibrio mental y que más de una vez había pensado en la conveniencia de aislarse y someterse a un tratamiento”…. Y yo pregunto ¿Era culpable Calígula de sus acciones,? ¿Eran culpables los que ejecutaban sus órdenes? ¿Eran culpables los que le imitaban? ¿Era culpable cada uno de los vecinos de ese coro que le adulaba y le jaleaba sus acciones y palabras? A Suetonio le parecía un monstruo, por lo tanto no podemos escudarnos en decir que claro, era otra época y que no podemos juzgar con nuestros parámetros actuales aquellos tiempos… No, no podemos decir eso.
(¡Ah! y yo también soy partidaria de las drogas, signore doctore y signorina Antonella, ¡Oh che bella la lingua italiana!)

4 de junio de 2011, 0:30  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Muy bueno el caso Calígula, Ana. Con el teleobjetivo de los siglos y su literatura, parece claro que si está loco o no, es irrelevante: él, más malo que un demonio, y quienes le consentían mucho peores. (Cosas así solía oír decir yo a mis mayores, y, buenoooo, por alguna razóoon, tales escuetas reflexiones acababan siempre con unos zapatillazos en mi culo). Veo a mi abuela, sentada en una esquina de la sala y mirando en la tele con el rabillo del ojo, yo creo que era "Recuerda", de Hitchcock. Como sabía que no entendía nada, le dije algo como "es porque no se acuerda". "Sí, sí, que no se acuerda". O sea, que, "y yo la reina de Saba, con unas naranjas de la China".
¡A mi abuela con trastornitos! Según mi abuela, todos responsables, todos sujetos, hasta Calígula.

4 de junio de 2011, 1:35  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Cómo me gustó la peli "Recuerda" que nos pusieron en el colegio durante la adolescencia! Sé que después la monja nos hizo un forum, pero no me acuerdo de lo que dijo. Muy bonita y muy al caso de lo que hablamos.
(A mí no me daban zapatillazos pero también me dejaban el culo o la cara un rato colorados..., aunque los tortazos de mi madre me hacían reir porque no me hacía daño - ¡vaya mala yo también-!)
Pues si tu abuela, Elefante de Guerra, dice que todos responsables, pues ¡hala, todos responsables y se acabó!

4 de junio de 2011, 12:46  
Anonymous Ana ha dicho...

Dice Iñaki Viar que "el semblante de caballero es de lo más apropiado para tranquilizar. Sobre todo a mí mismo": seguramente será verdad que ese semblante tranquilice tanto a hombres como a mujeres; y no ha hablado del semblante de "hombre", sino de "caballero". Yo me pregunto si existe el semblante de "mujer" y de "dama" y cómo son esos semblantes. Pero ya que estamos con los caballeros y la locura y además Iñaki Viar encuadra estos dos conceptos en un contexto de "valentía", voy a copiar unos fragmentos de un libro de un gran caballero muy loco y muy cuerdo, de don Quijote:

"En todo este tiempo, no había hablado don Diego de Miranda, todo atento a mirar y anotar los hechos y palabras de don Quijote, pareciéndole que era un cuerdo loco, y un loco que tiraba a cuerdo[...] [(Don Quijote): ]Yo, pues, como me cupo en suerte ser uno del número de la andante caballería, no puedo dejar de acometer todo aquello que a mi me pareciere que cae debajo de la jurisdicción de mis ejercicios; y así, el acometer los leones que ahora acometí, derechamente me tocaba, puesto que conocí su temeridad exorbitante, porque bien sé lo que es valentía, que es una virtud que está puesta entre dos extremos viciosos, como son la cobardía y la temeridad;[...] mejor suena en las orejas de los que lo oyen: "el tal caballero es temerario y atrevido", que no "el tal caballero es tímido y cobarde"."

(Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha)

4 de junio de 2011, 23:15  
Anonymous Ana ha dicho...

Silenciooo,Qué silenciooo! Parece que estemos todos en una de esas reuniones para evaluar la calidad de nuestros delirios de persecución bastante o muy estructurados... Pues yo que soy la encargada de poner el sello de calidad, ¡Plis!¡Plas! ¡Ya os lo he puesto a todos!¡Qué guapos estáis todos con el sello resplandeciente de oro, plata y marfil en medio de la frente! ¡Hala, pues yo me pongo otro para no ser menos! En este blog las entradas todas, todas, todas, sin excepción son de calida máxima, al 100%, y las de los comentarios, pues qué os voy a decir, he tenido que ser justaaa, y claaaro, con un poco de aquí y otro poco de allá, pues han quedado bastante apañaditas, aunque más bien justitas: pero, pero, pero no os preocupéis, porque os vamos a dar un plazo para mejorar aún más vuestras participaciones, y al final va a ser la leche (la leche que nos van a dar).

5 de junio de 2011, 1:07  
Blogger Ali ha dicho...

Me parece importante, tocar el tema de la medicación, complicado de abordar sin un buen diagnóstico.
Me pregunto hasta qué punto es bueno medicar si no existe una buena terapia que lo acompañe.
La medicación como algo necesario para el paciente, ó para los de su alrededor.
La medicación como "ayuda" ó para dejar de ser él mismo.
La psiquiatría solo como medicación que al fin y al cabo es lo que dice elefante de guerra "la cataloguitis", osea no tratar al paciente como paciente único sino como catalogado,evaluado diagnosticado como uno más
según los "baremos".
¿dónde queda la responsabilidad?

5 de junio de 2011, 13:56  
Anonymous Ana ha dicho...

Me imagino que eso será el problema de los protocolos: que si no sigues un protocolo te expones a que si fallas (todos cometemos necesariamente errores) te pueden denunciar por negligencia o lo que sea: es lo que decís sobre la fiebre de catalogar… al final es para que falle o acierte “el sistema”, no una persona concreta: los errores y los aciertos los comete el sistema que ha aceptado un proyecto presentado por un equipo… y al final los trabajadores nos vamos convirtiendo en piezas del sistema y los clientes ( o pacientes, o alumnos…) somos también piezas de ese sistema. Pero yo no soy tan pesimista y pienso que hay buenos proyectos, que hay buenos equipos y dentro de esos equipos hay buenas personas, personas que creen en su trabajo, que tienen esa relación con su trabajo que al final les da la sensación de haber hecho un buen trabajo. (También sé que hay gente que no es así, que no es responsable).
Respecto a la medicación yo creo que dependerá del tipo de enfermo: hay pacientes que necesitarán mucha terapia y nada de medicación, otros menos de y más de, y así hasta encontrar algunos en los que prácticamente será todo medicación y casi nada de terapia.
En lo que no estoy de acuerdo con vosotras es en lo que decís que las “drogas” o la medicación es como un ataque a la personalidad del individuo, como que le hacen daño a su personalidad: yo creo que, al contrario, todo lo que sea paliar el dolor, es bueno y, sobre todo, para nuestra personalidad. Yo no he visto que una persona deje de ser él mismo cuando toma una medicación: lo que sí he visto es que sufre menos. Y además ¿Qué somos? Yo he dicho muchas veces que pienso que somos relaciones: pues esa persona será diferente porque sus relaciones serán diferentes y punto. Lo mismo que si tenemos nuevas relaciones en la vida: ¡Pues claro que esas nuevas relaciones nos van a afectar en nuestra forma de ser!¡Si no somos algo “fijo”! Yo creo que somos algo cambiente (todo fluye-excepto el cauce-) y no creo que la medicación nos cambie el “cauce”, solamente el agua, y el agua mejor que no sea dolorosa.
Yo he dicho en otros comentarios de otras entradas que aprendí mucho con el dolor: es verdad; pero también aprendí cuando constaté que el dolor se podía quitar (creo que incluso ahí fue donde aprendí más) y en el caso de los enfermos mentales (y no mentales) que no hacen psicoanálisis no entiendo por qué véis esos problemas en la medicación, a parte de que no sé qué es lo que tienen que aprender.
(Esto es una opinión de una persona que no es ni psiquiatra, ni psicóloga ni nada parecido: ya dije al principio de esta entrada que yo no entiendo nada de medicina.)

5 de junio de 2011, 16:54  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Acabo de volver de un viaje cósmico de dos días-dos (¡casi-casi tres!) a los MadriZes, donde he sido infinitamente feliz muchos minutos, los cuales guardo en un cofrecito. Y me he encontrado una frase de Blaise Pascal buenísima: "Todas las desgracias del mundo se deben a que las personas no permanecen en sus hogares". La podría haber firmado y rubricado mi abuela (de haber sabido), que ella era pascaliana a más no poder, tal vez no una verdadera caña pensante, pero completamente llena de razones de esas que la razón no entiende.
Yo, en cambio, creo que como fuera de casa (que decía Gamero) y fuera de mí, inclusive, no estoy igual de bien en ninguna parte.
Y de todo lo que he querido o me hubiera gustado decir acerca de las medicaciones, me parece que Ali lo ha sintetizado estupendamente con unos dilemas. Y a propósito de eso que estamos llamando "el dolor", no lo acepto como maestro porque nada bueno se aprende bajo su dictado, pero sí creo en cambio que es un motor muy importante de búsqueda.
Y viva la Virgen del Perpetuo Trastorno.

6 de junio de 2011, 21:34  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Hola madrileña bonita!¿Y qué es un "maestro" más que "un motor muy importante de búsqueda"?

6 de junio de 2011, 23:07  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Si ya lo dice el chotis: El dolor, también llamado Piiiichi, que es un chulo que castiga. Chulo, sí; maestro, no.
A ver, clase de lófgija:
Que una sardina sea un pez no significa que todo pez haya de ser sardina: Hay implicación en una única dirección. Ergo, que un maestro sea un motor no implica que cada motor sea maestro.
No discuto tu experiencia, solo faltaba. Yo la mía no la entiendo igual.

7 de junio de 2011, 0:27  
Anonymous Ana ha dicho...

Las experiencias dolorosas duelen a todos igual: otra cosa es la forma de expresarse: yo también distingo entre dolor y sufrimiento... bueno, no estamos de acuerdo en nada (porque que un dolor sea un motor no quiere decir que todo motor sea dolor)y tampoco en lo de la medicación. ¡Pues en nada!¡Pues qué se le va a hacer!

7 de junio de 2011, 0:35  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Ni en lo del cauce y el agua, no, no, noooo: ¡El cauce también se modifica!

7 de junio de 2011, 0:41  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Ya lo creo que sí, pero en un tiempo más lento, de tal forma que el agua pueda transcurrir sin desbordarse! Si,sí,sí...

7 de junio de 2011, 0:44  
Anonymous Ana ha dicho...

y además es diferente modificar que fluir... ¡Qué ganas de Guerra tenemoooos! ¡Vae victis!

7 de junio de 2011, 0:50  
Anonymous Ana ha dicho...

He ido a depositar mis armas a los pies del altar del templo de los Buenos Entendimientos y después, ya desarmada, me iré a orar al templo de la Buena Grafología, Caligrafía y Expresión. Besos.

7 de junio de 2011, 12:13  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Buenas tardes:
Aprovecho un breve descanso de mis complejas obligaciones en el negocio de atrapar moscas. En primer lugar, deseo manifestar mi desaprobación al plan de enmienda de Ana:
¡Menos caligrafía y más Hortografía!
Y después lavarme un mal sabor de ayer, porque las imágenes son criaturas delicadas y si se les estira mucho de los bracitos se escoñan, así que quiero decir en román paladino lo que yo pienso sobre Dolor (¡ayayayayay!) y Pedagogía (mmmmm). (Amor y Pedagogía es el título de Unamuno, esto ya se entiende de muy otra forma). Las desgracias de la vida, que son también la misma vida y te sacuden con cositas como panes (muerte, enfermedad, desamor, unas buenas putadas en el curro), producen dolor (¡ayayayayay!), uno que a veces es más grande que una. Por lo que he visto cuando me he podido mirar y ver (esa es otra), tengo para mí que lo que se toma directamente de esa fuente pertenece a las regiones de, digamos, Odio, Miedo y Tristeza; tal vez más allá. Y una cosa es experimentar estos nobles sentimientos (por eso se es hombre; y elefanta, leoparda, e incluso una señora con una corteza en el cerebro) y otra muy distinta vivir en sus faldas, hacerles el trabajito de razonarlos, raciocinar el rencor o la cobardía, por ejemplo, verificar sus proyectos y asumir su sombra como un aprendizaje; vamos, pagarles un porciento.
Tururú.
Personalmente, con esto que llevo puesto, mi zarrapastroso mantón de sedas falsas y sinceras, siempre que puedo dejo a mi chulo y me voy con mi maestro.

7 de junio de 2011, 19:05  
Anonymous Ana ha dicho...

Tururú que te vi: pues a ver cómo hacemos lo de no dolor y no medicación: porque aquí parece que estamos en dos debates contradictorios: la que dice síii drogas, dice síi (?: He puesto una interrogación) dolor: y la que dice nooo drogas dice nooo dolor (?:aquí también pongo una interrogación)¿Cómo se come este jaleo?
Yo no pretendo hacer una apología del dolor, entre otras razones porque cuando llega un dolor soy la que más corro de este blog para que no me alcance, y a la última (de este blog) a la que se le ocurre correr tras un dolor (pooor favooor ¿es que no se me entiende?¿Cómo tengo que escribir para que se me entienda? por eso digo que voy a hacer esos cursillos (y también de hortografía, si me enseñáis, pues yo encantada, y lo de la Pedagogía es que no me gusta, es que no me gusta nada esa palabra)
De acuerdo: lo mejor es no drogas y no dolor y eso pensáis que se puede hacer con terapia: de acuerdo: una terapia que cure el dolor, que tampoco provoque dolor y que no incluya drogas: perfecto. Yo ahí estoy totalmente de acuerdo, pero me apuesto lo que queráis que no hay nadie en este mundo que diga que eso no: ¿Quién ha dicho, dice o va a decir que no es lo mejor una terapia sin dolor y sin drogas y que cure? Así que como no sé de qué estamos hablando, pues nada, dejo de hablar y tururú, fli,fli. ¡Ay,ay,ay,có-mo es-cri-bir? ¡Qué impotencia! Nada, me iré a tocar la flauta (que no sé): turuurúuu!

7 de junio de 2011, 21:27  
Blogger Ali ha dicho...

Me está tocando últimamente trabajar el tema de la frustración, que es tan importante para poder situarse en la vida e intentar que el dolor sea menos dolor enfrentando las cosas sin que haya que salir huyendo.
Creo que el dolor está en cada uno, que no puede quitarse, como los sintomas ,que nos dice Iñaki que son respuestas del sujeto al exceso de goce.
Yo no creo en el dolor como maestro, pero sí que es un motor, aprender a buscar sin dolor, aceptarse sin que nos duela, aprender a buscar caminos llevaderos sin tanto sufrimiento.
Yo creo Ana que la medicación según en qué casos es indispensable, pero nunca como algo que tape el motivo de búsqueda que hay que tener para lograrlo, la medicación puede despojar del dolor, pero también de la unica manera que tiene el sujeto de defenderse.

8 de junio de 2011, 14:43  
Anonymous Ana ha dicho...

Totalmente de acuerdo en lo que dices, Ali, sobre la medicación, y por lo tanto, según lo que dices, el dolor sería como una defensa (en algunos casos la única defensa) del sujeto: entonces el dolor sería también como un indicio, una señal de algo que va mal y como una respuesta al exceso de goce (que dices tú que dice Iñaki, y que el dolor está en cada uno y lo de la relación del dolor con el tema de la frustración... : ¡Qué bien lo has explicado!

8 de junio de 2011, 18:35  
Anonymous Ana ha dicho...

He vuelto a mi época de adolescencia y me paseo con mi padre por este jardín, y ¡Oh!¡Hemos encontrado a Shakespeare con un libro bajo el brazo, con "Macbeth", exactamente! Mi padre se acerca al escritor para conversar con él y yo me siento en un banco junto a Ali, que está enfrascada leyendo unos apuntes sobre la frustración. Pero justo cuando le voy a preguntar si la frustración es también un exceso de goce, aparece por la senda de la izquierda un chulapo madrileño guapísimo que lleva en su brazo a una dama madrileña enfundada en un precioso mantón de Manila: Ali se levanta y va directamente hacia ella: parece que la conoce bien. A mí me suena su aspecto, como a alguien conocido, pero en ese momento se me acercan Shakespeare y mi padre, los dos muy sonrientes, y Sahkespeare abre su libro y me lee en alto este fragmento:

"MALCOLM: ¡Cielos piadosos!¡Cómo, amigo! ¡No hundáis el sombrero sobre vuestras pupilas! Dad palabras al dolor. La desgracia que no habla, murmura en el fondo del corazón, que no puede más, hasta que le quiebra." (Os digo la verdad: es el mismo libro que mi padre nos leía, unas "Obras Completas" que están ya sobadas y viejas)

(Shakespeare, Macbeth)

"¡Oh! -digo yo- ¡Habéis venido al lugar indicado en el momento adecuado y con las palabras precisas! Y corriendo, arrebato el libro de las manos de Shakespeare y dándole un guiño a mi padre alcanzo corriendo a Ali, al chulapo y a la chulapa: "Mirad, lo que dice Shakespeare sobre el dolor"- les digo toda contenta- y ellos me sonríen: el chulapo guapísimo me dice: "¡Oh, claro, yo ese texto me lo sé de memoria, pues soy maestro y justo estamos trabajando a Macbeth en clase. Bueno, chicas, me voy con mi chulapa a bailar el chotis a la Verbena de la Paloma". Entonces me fijo más en la chulapa que tenía ese aire conocido:"¡Anda, pero si tienes trompa!", le digo. "Claro- me contesta-, es que soy Elefante, y además, de Guerra. Bueno chicas, hasta otro día que nos encontaremos en el blog. Que yo ahora me voy a echar unos bailes".
Y yo le pregunto a Ali si ella también cree que el dolor puede quebrar el corazón, si un maestro o un motor pueden quebrar el corazón. Y Elefante de Guerra, que tiene unas orejas muy grandotas y lo ha oído todo nos dice: "¡Que sí, que después de los bailes en la plaza estoy con vosotras!".
Mi padre vuelve a enfrascarse en la conversación con Shakespeare y Ali en sus apuntes. Y yo recuerdo cuando el dolor rompió mi corazón, cuando la terapia lo curó y pienso que si llego a tomer medicación quizás no se hubieran curado las heridas y que a lo mejor ahora seguiría con el corazón roto.

8 de junio de 2011, 23:46  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Yo también estoy con Ali, que ha escrito un comentario ejemplar. Y con los personajes de Ana, ella incluida, claro. Por ciértops, una Elefanta que sale no será estaaa. (Buee, eeeh, que no he podido reconocer mi perfil respingoncillo, monísimo, ni mis menudas orejas de botón).

9 de junio de 2011, 1:28  
Anonymous Ana ha dicho...

Elefante de Guerra: eres una elefanta guapíiiisima y moníiisima pero e-le-fan-te, es decir, con trom-pa y con orejas gran-des, como to-dos los e-le-fan-tes ¡No me digas que quieres ser un elefante de Guerra sin trompa y con orejitas de botón!¡Qué birria de elefante de guerra sería eso, por favoooor! Venga, guapa,... que lo que sí que eres una pero que muy presumidita, guapita elefanta.

9 de junio de 2011, 20:58  
Anonymous Ana ha dicho...

Yo tengo la sensación de que cuando llego a este punto, al tema del dolor, me quedo como paralizada, como que no sé por dónde continuar: ¡ me parece tan importante este tema! por no decir el más importante, o por no decir el Tema, con mayúsculas: yo creo que es el que nos mueve a ir donde un psicoanalista y, como dide Ali,el dolor está en cada uno. También dice Ali que no puede quitarse... ¿No puede quitarse? Yo creo que sí, que puede quitarse, aunque es verdad que pueden venir otros dolores... y el dolor de la frustración yo también creo que puede quitarse, aunque pueden venir otras frustaciones... pero si sabemos tratar un dolor, ya no es tan difícil tratar los siguientes que vengan, que siempre nos van a doler, pero el tratamiento puede ser más corto... no sé si he dicho lo correcto.

12 de junio de 2011, 1:20  
Blogger M ha dicho...

! Feliz domingo de descanso!
Al borde de la salud mental… un hombre cuerdo, José Luis Sampedro.
En la revista del País Semanal le hacen una entrevista muy interesante que si os apetece y podéis, leedla. A mí me ha gustado mucho.
Un beso

12 de junio de 2011, 12:36  
Blogger Ali ha dicho...

Impresionante entrevista.
Es una persona con unos valores muy elevados de justicia y libertad.
"la libertad es como una cometa, vuela porque está atada a la responsabilidad del que maneja"

12 de junio de 2011, 23:12  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Lo siento, no he visto la entrevista a Sampedro, ni siquiera he tenido tiempo de iniciar el descanso findesemanal, ni de mirar el periódico de hoy (snif, ayer), pero en el del sábado he leído a Aurelio Arteta de mis amores, que me ha hecho subirme al techo, murciélagamente descontenta. Entre las muchas cosas que admiro de Arteta, una bien grande es su sensibilidad lingüística, su compromiso con los detalles de la sustancia humana verbalmente conformada, que para mí es un inmenso valor ético. Sí señor, es muy diferente afirmar "Era un mal bicho, pero un genio", que "era genial, pero un mal bicho" (A. Arteta, "Genial, pero mal bicho", El País, 11/06/2011). Mi abuela decía que "quien no mira un mixto no mira un Cristo". Un mixto es una insignificante cerilla, y ella pensaba, claro, en reales y céntimos, pero mis doblones de oro (a veces, es verdad, falsos como duros de seis pesetas) son las palabras de mi lengua. Pues creo que el concepto de estética aplicado a objetos verbales es complejo y que cada texto puede contemplarse como una manifestación estética de la ética. El de Arteta se sitúa a una altura a la que no sueño asomarme:
"Porque la Humanidad no requiere tanto genios como hombres buenos. Se enriquece sin duda con los creadores, pero más aún con los hombres dispuestos a llevar una vida justa" (Arteta, ibidem).
Ojalá supiera qué necesita la Humanidad, y también me gustaría ver con más claridad qué es una vida justa. Aquí abajo, apegada al mendrugo de mis ejemplos (¡que roo y roo sin parar!), me pregunto cómo de importante es que Machado fuera un pederasta (¿cuántos años tenía Leonor?, ¿catorce?).
Dice Arteta: "Si separamos en un ser humano lo excelente de lo indecente, nos quedará tan solo una excelencia abstracta. / De suerte que, al delimitarlos, nos ahorramos el escabroso problema que suscita la coexistencia en alguien o en su obra de valores tan enfrentados".
A mí me cuesta aceptar la indistinción de obra y hombre, incluso creo que el juicio de las obras es el único posible. Porque no me es dado situarme como jueza del valor global que para la Humanidad tiene el estuprador de criaditas que también escribió los versos más tristes una noche (es un decir, pobre Neruda, al que, por cierto, también he oído calificar a menudo de mal bicho). Ahora yo soy una simple lectora de esos melancólicos versos que ponen voz a nuestra tiniebla desde un ángulo admirable. El lascivo e indecente ha accedido, al convertirse en poeta, a una dimensión humana que precisamente él colabora en construir, aquella en la que me puedo comunicar con él, convertido en personaje de un espacio solo verbal, intelectual y sentimental. Es en ese mismo espacio o dimensión en la que me encuentro con Arteta, a través de sus magníficos escritos, que lo son incluso independientemente de su enorme talla civil.
Por aquí vuelvo a Machado, a su locura de amor privado (¡bolero de amour fou!) y al orden público del arte.

13 de junio de 2011, 1:02  
Anonymous ana ha dicho...

¡Hola! Quiero deciros que estoy liada con algunos problemillas (no graves) y que voy a dejar de escribir en el blog durante una temporada, aunque por aupuesto que os seguiré leyendo. Un beso y a continuar con ese arte y poderío que os caracteriza.

14 de junio de 2011, 19:56  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Anoche (era una noche de día, de estas maravillosas de plenijunio), cuando volvía a casa, caminé un rato detrás de un crío flaco, de unos nueve años, que iba solo por la calle, jugando con un vasito de helado vacío: brincaba, lo lanzaba a lo alto, el vasito giraba en el aire, el chaval lo recogía, saltaba las baldosas y hacía unas cabriolas, volvía a tirarlo cada vez más alto y luego a atraparlo. Tuve que perderle en un cruce pero le habría seguido al fin del mundo.
Ana, ¡no tengas problemas!
(Ni problemillas de nada. Me has recordado "Nada grave", el título de los últimos poemas de Ángel González; luego se murió. La nada se presta mucho al humorismo, es para partirse).

14 de junio de 2011, 22:08  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

He leído con estupor rayano en la catatonia que "Querétaro" ha sido elegida "la palabra más bonita del español", por 33.000 votos, gracias a los cuales ha sido seleccionada entre más de treinta propuestas hechas al Instituto Cervantes por personalidades de habla hispana.
Pues me alegro mucho de los nervios, porque me ha hecho preguntarme cosas fundamentales: ¿Qué es palabra?, ¿qué es bonita?, y, sobre todo, ¿qué coño es español? Los nombres propios tienen un estatuto peculiar en las lenguas: En filosofía se llaman designadores rígidos, porque funcionan como etiquetas, tanto da para el presente que hundan sus raíces en la lengua común y parezcan comprensibles (Guadalajara funciona igual de bien que Río Piedras, sinónimas en su origen descriptivo). Son meros identificadores, así que lo mismo podrían ser cifras, como los nombres de algunos cuerpos celestiales.
Pregunta ella, "¿qué es lo que más te gusta de mí?", él contesta, "tus bragas Princesa" (sin coma entre bragas y Princesa, que es la marca comercial de la prenda). Pues déjale las bragas, o dale cinco euros para que se compre unas, y tú pírate. Qué lástima no poder hacer lo mismo con los 33.000 de los votos: apartarles del idioma, como se separan niños de sus padres en nombre del bienestar y desarrollo saludable de los infantes. Y a los del Instituto Cervantes, ¡que lo han consentido!, les haría exhibirse de rodillas y con orejones de burro llenos de moscas verdes por las plazas y pueblos de las "comunidades hispanoablantes". No voy a seguir porque estoy ya a 90º, temperatura a la que hierve el ángulo recto. O sea, gozando. (¡Lo que sufrimos gozando, la Virgen!).
"Me llamaron loco y yo los llamé locos. Y maldita sea, me ganaron por mayoría de votos”. Esta frase se atribuye, me parece, a un dramaturgo inglés del siglo XVII, Nathaniel Lee, que explicaba así su internamiento en la institución contemporánea correspondiente a su franca derrota.
Viar, dígame, ¿si uno no es el chalado solitario de las jitanjáforas, sino que el delirio corre de parte de la mayoría de la población adulta, es entonces cuando varía el concepto de salud mental, o basta con invertir las nociones de dentro / fuera, y cosillas así?

19 de junio de 2011, 21:18  
Anonymous Ana ha dicho...

Pues mira tú que Iñaki Viar no contesta:¡Iñaki!¡Contéstale a Elefante de Guerra! ¡Hombre!
Pues mira tú que no pensaba escribir pero cuando veo el vacío se me apodera la tristeza así de una manera que no, que no me gusta, y voy y me digo pues voy a escribir, qué narices, y que se hunda el mundo, porque vamos a ver, ¿No saludó Iñaki Viar hace más de un año a un vacío? Y ahora,¿ Qué pasa?¿Que va a tener que decir adiós al vacío? Ay qué tristeza.
Pues mira tú que andaba yo cavilando sobre lo dicho por Elefante de Guerra y se me viene a la cabezota otra vez de nuevo el párrafo de Suetonio sobre el paso del Rubicón de Julio César y resulta que en ese párrafo es más importante el nombre propio del río “Rubicón” que el nombre común “río”, y ¿cómo lo sabemos? Pues así mirando la oración adjetiva de relativo que lleva el pronombre relativo masculino “qui” en lugar del neutro “quod”, porque el antecedente no es el “río” que en latín es neutro (flumen), sino “Rubicón”, que en latín es masculino, y precisamente ha quedado para la posteridad la expresión de “pasar el Rubicón”, que como cualquier hijo de vecino sabe que es algo así como dar un paso enorme hacia adelante lleno de riesgo y sin poder volver atrás, como tantos que damos en la vida, o como el que voy a dar ahora al decir: “Iñaki Viar, o contestas a Elefante de Guerra o te reto en este mismo instante y lo hago a muerte, ¡sabe dios que sí! ¡Iñaki! ¡a contestaaaaar!!
Pues mira tú que cómo son las cosas…. ¡Ay, qué vida! (Elefante de Guerra, te voy a decir algo al oído: “o le damos caña a Iñaki o nos mata a disgustos y eso sí que no, antes vivas que muertas a disgustos.”) (Elefante de Guerra: te voy a decir otro secreto al oído: yo estoy mueeerta, pero tú continúa en pie: ¡Nooo, noo, no nos moverán! ¡Así muera yo cantando fuerte y dignamente!)
(Aviso a todos: ¿Por qué no se le ocurre a alguien escribir una novela de asesinatos que se titule algo así como “Historia de un blog”, y que comience así como éste y después comience a complicarse y comencemos a matarnos y eso?)
Pues mira tú que ahorita me he caído con todo el equipo: estábamos al borde de la salud mental, y yo ya me he caído al otro lado, pero os aseguro que no es el lado de la locura, sino de la cordura (que viene del latín: cor, cordis: corazón)
Pues mira que que he tecleado “etimología de cordura” para cerciorarme, y me encuentro con estas dos frases que no pone quíén las ha dicho pero que vienen muy a cuento de lo dicho por Elefante de Guerra (o por lo menos es lo que yo pienso), y son éstas:
“¿Qué es la razón? La locura de todos”
“¿Qué es la locura? La razón de uno”
Y tecleo la primera frase y me aparece un artículo de un tal Gabriel Meraz en el que se citan estas frases y después dice: “Rensi, citado por J.M. Gironella”. Y yo añado: “citado por Gabriel Meraz Arriola”•.
(Continúa en el siguiente comentario)

22 de junio de 2011, 20:01  
Anonymous Ana ha dicho...

(Continuación del comentario anterior)
El texto del río Rubicón, en el que el pronombre relativo tiene como antecedente al nombre propio del río en lugar de al nombre común “río”- que, por cierto, este último, la palabra flumen” (neutra) está más cerca del pronombre relativo masculino “qui” que concierta con “Rubiconem” -, es exactamente éste:

“Consecutusque cohortes ad Rubiconem flumen, qui provinciae eius finis erat, […]
(Suetonio, vida de los doce césares, Julio César,31)

Traducción: “Y habiendo alcanzado a las cohortes junto al río Rubicón, que era el límite de su provincia […]”

Es curioso cómo en la actualidad, precisamente, yo creo, debido a los descubrimientos del psicoanálisis, de la psicología y demás, se da mucha importancia a los nombres propios, a “lo singular de cada uno”, y así en casi todos los lugares a los que acudimos como clientes (o como pacientes, o como alumnos, etc…), en lugar de tratarnos de “usted” o de “tú” rápidamente intentan aprender nuestro nombre propio para llamarnos por nuestro nombre, porque nos “llega más” y por lo tanto “vende más” y es oomo más personal, más cercano. Parece que los nombres propios singularizan más: ¡Qué gozada sería que todo estuviera nominalizado propiamente, porque así no habría malentendidos, aunque también es verdad que quizá habría menos magia, menos misterio y menos seducción (?)-
(Ahora tampoco ese hombre al que he retado me va a contestar a mí… ¡Pues ¡Guerra! ¡Vae victis! ¡Vae, vae, vae victis! ¡Ay de los vencidos! ¡Ay, ay, ay qué tristeza este adiós a un vacío! ¡Nooo, noo, no nos moverán!¡La cordura hasta la muerte! ¡Viva don Quijote!) ¡Ay, alguien me ha lanzado una flecha al cor de la cordura!¡Muero, pero muero de pie!) (Fin de la tragicomedia culebrona: pausa para llorar un poco- y ahora que continúe otro-)

22 de junio de 2011, 20:02  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

¿Por qué tienes nombre tú,
día, miércoles?
¿Por qué tienes nombre tú,
tiempo, otoño?
Alegría, pena, siempre
¿por qué tenéis nombre: amor?

Si tú no tuvieras nombre,
yo no sabría qué era,
ni cómo ni cuándo. Nada.

¿Sabe el mar cómo se llama,
que es el mar? ¿Saben los vientos
sus apellidos, del Sur
y del Norte, por encima
del puro soplo que son?

Si tú no tuvieras nombre,
todo sería primero,
inicial, todo inventado
por mí,
intacto hasta el beso mío.
Gozo, amor: delicia lenta
de gozar, de amar, sin nombre.
Nombre: ¡qué puñal clavado
en medio de un pecho cándido
que sería nuestro siempre
si no fuese por su nombre!


(Pedro Salinas, La voz a ti debida, 1933)

22 de junio de 2011, 23:40  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Qué versos tan bellos!
Y también puede ocurrir lo contrario: que un nombre tenga tantísimos significados que, como es tan difícil saber cuál es el significado correcto, al final se queda sin contenido, sin designar a ningún concepto. Esto lo podemos ver en la novela de Umberto Eco, "El nombre de la rosa", en donde el propio autor juega con el título y con el significado del nombre de la rosa. Además acaba el libro con una cita en latín sobre este mismo tema: "Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus" (Traducción: La rosa primitiva existe en cuanto al nombre, tenemos nombres desnudos").
Algunos desean que los otros no tengan nombres para poder poseerlos, otros piensan que los tienen pero que no designan nada concreto, que son nombres desnudos, y otros, los padres (varones) ponen su apellido a sus hijos que nacen sin nombre. Los hijos nacen sin nombre e incluso los padres deben reconocerlos como suyos propios, es decir, los hijos nacen sin nombre propio y sin nombre común (¡Cuántos padres a lo largo de la historia no han reconocido como hijos (nombre común)a niños cuyas madres les han pedido que los reconozcan como tales¡)
Y respecto a los nombres que se han quedado vacíos de significado... (por cierto, ¿vacíos o desnudos? - me imagino que será lo mismo-)... porque se han degradado, porque se han tergiversado sus significados...

24 de junio de 2011, 0:02  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Ana, dices muchas cosas de cosas lingüísticas que me hacen inflarme de ganas de decir cosas de cosas, pero voy a atender a un principio breve, muy sintético, con su punto arcano y sus batientes alas incógnitas cargadas de sentidos personales posibles, que he oído citar aquí a veces (creo que fue Ali la primera que lo mencionó, y Viar-sensei te lo hace respirar): No todo.
Así que, cogiendo apenas un cabito de tus comentarios, me lo llevo a la placita de la onomástica. Conozco a una hermana de una elefanta (que también conozco) que se normalizó los apellidos. Que se conoce que ella los veía paranormales o subnormales por algo que no he podido comprender, y unos comisionados de una academia (real, lo juro) les cambiaron las grafías; aunque, no contentos, también la pronunciación (donde había fricativas ahora hay africadas y así por la vía). Por la pureza de alguien, creo. Me dolió un poquito porque ahora ya parecemos menos hermanas, y yo tenía entendido que es tradición que los hermanos compartan cosas. La verdad es que, como decía mi padre, a mí la tradición da mucho asco verme comerla, porque me pongo superescogida y melindrosa, y dejo el plato lleno de ondaquines y cosas que no consigo tragar.
(A ver si llego al asunto, que es que me viene a la mente lo que me impresionó oír en un reportaje sobre transexuales algunos testimonios de personas que odiaban su sexo biológico).
Por la misma senda, resulta que Vizcaya ya no va a ser más Vizcaya, liberada por fin para todos de su propio sexo ortográfico. Qué bien que la cirujanía legal pueda cortarnos (riqui-raca, ras, ras, pum, zas y, por fin, ¡tras!) todo esto que nos cuelga y que no, noooo, noooo es nuestro, que yo desde mucho antes incluso de ser consciente me he sentido mujer y he odiado este nauseabundo cuerpo de machote: un cuchillo bueno, unas hormonaciones hipodérmicas o intramusculares, siliconas y tacones, y ya podremos tener el cuerpo que soñamos e incluso sentimos. Normalización.
Por el pequeño orificio de estas frases estoy tratando de colar un síntoma como un elefante. Sí, es mi síntoma, yo ya lo sé, lo que no resta un ápice a lo que tiene de síntoma de cierta enfermedad de la sociedad en la que vivo, un verdadero problema de salud pública.

24 de junio de 2011, 16:01  
Anonymous Ana ha dicho...

Sí, un problema de salud pública lo de esta sociedad en la que vivimos (lo de Vizcaya, estoy de acuerdo contigo, Elefante de Guerra, no tiene "nombre").
Elefante de Guerra: por mí no te cortes, puedes decir lo que quieras sobre lingüística y sobre cualquier asunto que trate: yo no hablo ex cathedra y además tampoco soy muy rigurosa en mis apreciaciones: lo que escribo son "comentarios", sin más, es decir, lo que se me ocurre decir de una forma informal y anónima. Al principio tenía miedo de decir disparates; tenía la sensación de que me estaba como examinando. Ahora también pienso que digo cosas inexactas, incluso disparates, pero no tengo la sensación de estar en un examen sino que simplemente estoy comentando, sin rigurosidad científica, lo que os leo y lo que se me ocuure.
Lo de la tradición es algo curioso: a veces, cuando nos conviene por la razón que fuera, apelamos a la tradición, y cuando no nos conviene renegamos de ella. Me ha hecho gracia la palabra que has empleado: los ondaquines: yo la he escuchado y leído en euskera (hondakinak con el significado de "restos"), pero una vez la escuché como una "bilbainada" (es decir, como una palabra en euskera que se ha incorporado al castellano de Bilbao) y la pronunciaron así:"hondakiña" y se referían a una "sobra" tierna y cariñosa, como al resto de un sabor bueno, concretamente a una mujer que decía que su padre le llamaba cariñosamente "mi hondakiña", porque fue la última de sus hijos y además la única del sexo femenino.
"No todo": a mí esa expresión me recuerda a mi padre por eso de que no le gustaban las palabras todo, nada, siempre, nunca. Así que no todo, pues muy bien, por mí es perfecta (aunque la verdad no sé muy bien a qué se refiere Lacan cuando habla del “no todo”).
Y hablando de nombres y de sabores enchufo el tocadiscos y pongo el disco de Joan Manuel Serrat “Tu nombre me sabe a hierba”.
El tema que tratas, Elefante de guerra, sobre los transexuales, es muy delicado: yo conozco a una mujer que se está conviertiendo en hombre y es terrible todo, lo de ella, lo de su familia, amigos y conocidos…. Comprendo lo que dices sobre los cuchillos, siliconas y tacones, pero probablemente los especialistas en este tema tendrán algo más serio que decir para estos dramas concretos, que yo me imagino que siempre los habrá habido, que no creo que sea un problema nuevo, actual, que lo que probabalemente sea actual es los medios con los que se cuentan en la actualidad para parcticar un cambio de sexo, medios que no existían antes.
Por cierto, ¿los ángeles no eran seres asexuados, lo mismo que el dios de la religión católica? Después son los cristianos los que se escandalizan de que haya personas que quieran cambiarse de sexo, pero ¿y sus creencias? ¿qué es eso de creer en seres asexuados?¿qué es eso de creer de que un ser asexuado, como dios, se desdobla en padre (masculino), hijo (masculino) y espíritu santo, neutro, pero que a la vez es el que deja embarazada a la virgen María y ella da a luz a un hombre masculino que a su vez se casa con las monjas (femeninas) y con los monjes (masculinos) y cuyo padre es neutro y que él mismo se considera padre y da su nombre (cristiano, de Jesucristo) a todos los hombres y mujeres del mundo?

24 de junio de 2011, 23:28  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Ana, que no me corto. No sé qué es para Lacan el "no todo". Para mí es algo así como asentir a la fragmentariedad del decir, del saber y del ser, un hallazgo y también una liberación de los angustiosos afanes a que nos somete el Todo. Y no he querido tratar el tema de la transexualidad; lo he traído con irresponsable desparpajo por lo que veo en él de ejemplo dramático y radical, por la rematada coincidencia de esa negación con la forma en que muchas personas parecen vivir la españolidad lingüística. Y por la aberración moral que llaman planificación lingüistica, una operación de cambio de sexo obligatorio.
N.B. (Va a ser que voy por el todo): Los bilbainismos, que no bilbainadas, no son solo palabras eusquéricas. Hojalatero en la acepción 'fontanero', también puede considerarse bilbainismo.

25 de junio de 2011, 15:05  
Anonymous Ana ha dicho...

Elefante de Guerra: lo de la “bilbainada” yo creo que ha sido el inconsciente el que me ha hecho escribir esa palabra porque en realidad la palabra hondakiña solamente se la he oído decir a esa persona que os he comentado y yo creo que ni me atreví a escribir un concepto lingüístico porque no era algo serio, extendido y demás, así que me salió esa palabra, la bilbainada.De todas formas muchas gracias por aclararlo. Lo del hojalatero no lo conocía pero si es así pues muy bien y sí que estoy de acuerdo en que los bilbainismos no son sólo palabras eusquéricas, y también estoy de acuerdo contigo en que hay personas que no sólo viven la españolidad lingüística de una forma insana sino que además pretenden imponernos a todos sus malsanos criterios apelando a razones erróneas y radicales . Yo no sé a dónde vamos a llegar en política lingüística, pero esto no tiene buen aspecto. Hoy he leído en “El Correo”, en las “Cartas al director”, una carta sobre este tema de la política lingüística que yo creo que refleja lo que dices, Elefante de Guerra. La carta la han titulado “Nombres en euskera”.
(He encontrado en Internet este artículo sobre el hojalatero y el fontanero: no sé si será correcto:"Archive for the ‘hojalatero’ Category
El hojalatero.
Sábado, Diciembre 18th, 2010
Antiguamente se llamaba hojalatero al profesional que se dedicaba colocar el cinz en los tejados, poner las bajantes pluviales de cinz, colocar los canalones, pesebres, etc. Pero además de hacer estas labores también realizaba los trabajos de fontanería propiamente dicho.
Es muy habitual oir hoy en día, sobre todo a personas de cierta edad que han conocido a los hojalateros, llamar hojalatero al fontanero actual. Se ha producido una mayor especialización y es normal que un profesional que ejecuta las obras de tejado empleando cinz, no realice trabajos de fontanería y viceversa. Aunque tenemos el caso de profesionales de la vieja escuela que hacen las dos labores.")
Lo del "no todo" te he entendido muy bien y además me ha gustado mucho cómo lo has explicado: con las tres “bes”: breve, bueno y bonito.
He estado mirando en Internet artículos de lacanianos que hablan del “no todo” y veo que todos se refieren a la relación sexual, o, mejor dicho, a la no relación sexual. Pero yo no les entiendo. También he estado releyendo un libro que tengo en casa de Colette Soler titulado “Lo que Lacan dijo de las mujeres” y también habla mucho sobre el “no todo” de la mujer (no toda) y de la no relación sexual, pero tampoco lo entiendo.

25 de junio de 2011, 20:18  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Ya, que el sexo es importante, ya me acuerdooooo. (Por eso, la anécdota que contabas de un padre que hablaba de su hija como ondaquín, me ha dado un poco de repeluco. ¿A que flipas?). Estoy segura de que la relación sexual tiene su no todo, e incluso su nada de nada a veces. Las mujeres, ni te cuento.
Ana, no se me había ocurrido consultar sobre hojalatero, ha sido lo primero que me ha venido a la cabeza porque casi he de rebuscar en recuerdos (y no tengo a los relatives que me quedan, todos descendientes del homo churdinaguiensis, a mano para hacerles cantar). Probablemente es una acepción mejor etiquetada como anticuada, incluso rural antes que dialectal. Se me ocurren otros usos léxicos castizamente castellanos a la par que bilbaínos (solo quiero decir no generales ni muy amplios en la geografía del español) como estrada 'camino estrecho', albardar 'rebozar' o agujeta 'cordón de zapato', pero todas ellas tienen diferente diatopía y otras dimensiones sociales que hay que combinar (como la propia edad, que es una variable sociolingüística bastante pertinente en estos casos de hablas históricas). En realidad, también ondaquín tiene una geografía más amplia que Bilbao, y a la vez más pequeña, puesto que no forma parte del vocabulario de todos los bilbaínos (¡faltas tú!). Según dice un aforismo de la lingüística, cada palabra tiene su historia, y, además, el habla que he evocado es de un tiempo que ya no es plus.

25 de junio de 2011, 22:47  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Historias como la de chapela, palatalización galorrománica de la velar inicial del latín capella y la de agur, madrileño abur, del latín auguriu(m). Que me salgo del tema por todas partes y me pongo TODA SÍNTOMA, jopé, ¡cuánto mejor TODO SEXO!

25 de junio de 2011, 22:48  
Anonymous Ana ha dicho...

¡Ahí, ahí te quiero ver, Elefante de Guerra! ¡Cómo me gusta! Debe ser también mi síntoma porque ¡cómo me ha gustado lo de la chapela y lo del augur!¡Y ya no te cuento lo de la mulier churdinaguiensis!(Que nooo, que no es el mío, o por lo menos eso es lo que creo... ¡calla! ¿a ver si tengo dos síntomas y no me he enterado? No, hubiera salido ¿Nooo?)
El problema del hojalatero es que yo pensaba que en todas partes se confundían ambos términos, no solo en Bilbao. Y sí que conozco "estrada", "albardar" y "agujeta".
No lo tomes a mal pero te voy a decir algo con todo cariño: que tienes un síntoma estupendo, vamos que me gusta, que me parece un buen síntoma... pero ¡oye! que yo soy mujer (lo digo por eso de que he leído por ahí que para los hombres las mujeres son sus síntomas, vamos, que no me estoy insinuando ni nada de eso... es que como todo es sexo... ¡a ver!)
Pero yo estaba con el no todo y el sexo:
“No-todo” en la no relación sexual me sugiere la canción francesa titulada
“Je t'aime... moi non plus", que según Wikipedia “("Te amo... yo tampoco", en español) es una canción francesa con letra y música de Serge Gainsbourg[…]
Es considerada como ``La máxima canción de amor´´ debido a su letra y a los intérpretes de ella.
El título de la canción viene de la conocida cita atribuida a Dalí: "Picasso es español, yo también. Picasso es un genio, yo también. Picasso es comunista, yo tampoco".
La letra de la canción es un diálogo imaginario que se produce en un encuentro sexual entre dos amantes. Es muy conocida por la repetición de la frase del título, que se traduce como Yo te amo... Yo tampoco,”
Y ahora copio otro artículo:
APRECIACIONES DE JE T'AIME MOI NON PLUS?
Hace tiempo esta frase también llamo mi atención y le dí el mismo sentido que la mayoria suele otorgarle (dejando un poco de lado la semántica), pero hoy por coincidencia, investigando otro tema me interiorizé un poco de lo que es el psicoanalisis, por esto propongo:
"creo amarte (consciente) pero realmente no te amo (inconsciente)" es decir; estas en mi cuerpo pero no en mi alma, por eso pide más, puede tomarse como algo carnal, pero tambien como algo mas profundo.
PD: Para quien le interese entenderlo leer un poco de Freud y Lacan. Buscar la diferencia entre" je et moi"
Y otro artículo acerca de una exposición del pintor José Miguel Rojas, en el que se habla de esta misma canción, del psicoanálisis, de Lacan , del amor, del bolero, de poesía, del no todo, de la falta, de la ausencia de comunicación, de miradas y de cuadros, del narcisismo y, finalmente, de la soledad. A mí me ha gustado mucho. Lo encontráis si tecleaís en Google “Jose Miguel Rojas te amo, yo tampoco acerca de la exposición”.

25 de junio de 2011, 23:45  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

He estado viendo los cuadros del pintor José Miguel Rojas que cita Ana (en la Galería virtual; Ana, yo voy donde tú digas, pero luego me distraigo y me pierdo por los sitios), y había una serie de cuerpos andróginos, o tal vez femeninos, por las caras y los pechos, aunque mostrando penes ("El tercer sexo / Cuerpos que importan"). A mí la combinación me resulta muy chocante y perturbadora, me parece que por algo distinto a la costumbre y pudibundez o mojigatería.
Encontré en Madrid la exposición de El Prado sobre "El Joven Ribera", y me supuso un maravilloso reconocimiento de un pintor de toda la vida en el que o no había reparado o no me gustaba, o una cosa por la otra. Así que también subí luego a sus salas de siempre y pude volver a ver (esta vez por primera vez) muchos cuadros maravillosamente cervantinos. Quiero citar uno, uno grande con el retrato de Magdalena Ventura, la Mujer Barbuda de los Abruzzos, que fue encargado al Españoleto por el Virrey de Nápoles para dejar testimonio de un fantástico caso real: una mujer que exhibía una tupida y larga barba y que aparece en el cuadro con más de 50 años, y un niño de mantas al que ofrece su pecho desnudo, su marido junto a ella. Miran muy graves e impactan, te quieres ir corriendo pero te atrapa el susto, su tristeza o seriedad, la serenidad de la escena, la maestría y la belleza, y lo terrible que asoma.

26 de junio de 2011, 10:38  
Anonymous Ana ha dicho...

Pues sí, a mí tampoco me ha gustado lo que he visto en la Galería virtual: yo he puesto el comentario por el texto. Me ha pasado como con los “Cuadros para una exposición” de Mussorgsky, que me encanta, que la he escuchado mil veces pero que no he visto los cuadros que le inspiraron la música y, todavía lo más grave, se me suele olvidar el nombre del músico.
He visto el cuadro de Ribera que mencionas, Elefante Guerra, y sí que es impactante y, a su vez, bello ( ¡ Qué bien lo has explicado ! ). También he vuelto a mirar otros cuadros de él… A mí también me gusta mucho Ribera. Es que los clásicos por algo lo son: son una maravilla. Al final todos caemos rendidos a sus pies.
Ahora sí; ahora, después de la canción francesa, quiero poner con el volumen muy alto la ópera de Mozart “Così fan tutte” (= “Así hacen todas”), es decir, se comportan amorosamente y sexualmente como los hombres, y además Todas. De lo cual yo deduzco que:
1.- Según Mozart, si las mujeres hacen “todas” igual, entonces sí que existe La Mujer (no tengo ni idea: en realidad estoy provocando) (ya sé lo de no decir “todas”…. pero yo no soy mi papá).
2.- Según Mozart, y tal como tratamos el tema en su ópera “Don Giovanni”, a las mujeres había que seducirlas “una a una”, pero eso no es un problema para que no exista La Mujer que se comporta en el terreno sexual y amoroso como El Hombre. (Me están saliendo demasiadas mayúsculas en este comentario que precisamente se está refiriendo al no todo… ). Bueno, esta ópera, Così fan tutte, es magnífica en todos los sentidos:¡ Cómo me gusta!
(Por cierto, el tema es “Al borde de la salud mental” y yo ya no sé de qué estoy hablando)

26 de junio de 2011, 13:58  
Anonymous Ana ha dicho...

"Al borde de la salud mental": Hay algo que creo es importante: que los locos de verdad creen que están cuerdos (se encuentran mal y sufren mucho precisamente porque se creen su locura, porque no saben que están locos: yo a aquel loco que conocí le decía: "es mentira, nadie te está persiguiendo; nadie está maquinando nada contra tí: por eso tomas medicación, porque tienes tanto miedo a ser agredido que el miedo se convierte en sufrimiento" pero nada, él se creía su locura; él no creía que estaba loco, pero en cambio sí que veía locura en algunos otros. Somos algunos cuerdos (no todos) los que creemos que estamos locos y también los que vemos la locura en algunos otros.
En la entrada de Iñaki Viar hay dos viñetas: una de un loco de verdad y otra de "unas locas sociales", de las que están ¿al borde de la salud mental?

26 de junio de 2011, 22:07  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Ana, aparte del hecho bien conocido de que a los paranoicos también les persiguen, me asombra que creas que unas frases razonables pueden disipar en alguien sentimientos profundos y feroces, que no son ideas ni cálculos de tiza en una pizarra.

26 de junio de 2011, 23:36  
Anonymous Ana ha dicho...

Pues yo no me asombro por una razón: porque los sentimientos que tenía ese loco eran los mismos que los míos, con la diferencia de que a mí, cuando me decían lo mismo que yo le decía a aquel,yo, con la razón les creía, y me llegaba a autoconvencer de que todo era mentira, es decir, les creía que yo estaba "loca", que aquello era una "locura", pero el sufrimiento , el sufrimiento de la locura o del dolor,no se me quitaba. Yo no sé si a vosotros os ha pasado lo mismo. Por eso yo debía "pensar" mucho y me agotaba de tanto pensar, y deseaba tener la posibilidad de desenroscarme la cabeza y dejarla descansar durante un rato en una silla, porque debía decirme constantemente que el dolor respondía a un dolor real de algo que me había ocurrido, no a que las personas que me rodeaban estaban maquinando daños atroces contra mí y además de una forma deliberada. A mí las frases razonables me hacían distanciarme de mi problema y aunque el dolor no podía quitarlo, por lo menos me aliviaba el saber de mi locura, el saber que mis imaginaciones no se sustentaban en la verdad. Y ya que andamos últimamente confesándonos síntomas, te diré, Elefante de Guerra, que ése era mi síntoma: un rollo de síntoma, ¿verdad? Así que yo también prefiero el síntoma de ¡Todo sexo!¡Claro que sí, mucho mejor!

26 de junio de 2011, 23:59  
Blogger Elefante de Guerra ha dicho...

Ana, no sé qué decirte, por lo incomparable de cada uno, distintos todos como gotas de agua, que decía mi tía; idénticos, múltiples y disparejos.
Mi hijo solía jugar en la orilla de la playa a construir una barrera para sujetar la marea. El ponía palos, ramitas, conchas y piedras; ponía también empeño, trabajo y hasta optimismo, pero la marea siempre llegaba y arrasaba el baluarte. Lo mismo yo y mis esforzadas fortificaciones de sensatez en los momentos anegantes.

27 de junio de 2011, 11:36  
Anonymous Ana ha dicho...

(Elefante de Guerra: todos hemos jugado y continuamos jugando a eso y bien divertido que es... y además ¿Qué sería la vida si no jugáramos? A mí me encanta jugar a eso, a fortificar lo infortificable para que no se derrumbe, y cuando se derrumba, pues ¡hala!¡a levantarlo de nuevo otra vez!)
El asunto es que yo, antes de leerte, había escrito esto:
Me parece que he exagerado en el comentario anterior, repecto a mi síntoma(porque tampoco era exactamente que tenía miedo de que me hicieran cosas atroces, aunque sí malas, pero también buenas, e incluso muy buenas, en fin, un lío, y además yo me reía mucho de ello, quiero decir que me lo tomaba con mucho humor-aunque sí que dolía-) así que no haced mucho caso.
Ya dije que ando releyendo el libro de Colette Soler "Lo que Lacan dijo de las mujeres" y me ha llamado la atención lo que dice sobre el amor de las mujeres, que es celoso y exclusivo:

"Celoso es, porque demanda el ser. Hace más que demandarlo, por otra parte: en sus momentos de plenitud recíproca, llega a producir como un borramiento temporal del efecto de falta de ser, un correctivo transitorio de la castración. Correlativamente, la pérdida de amor tiene un efecto depresivo en el sujeto que cree perder una parte de sí mismo, y, como dicen algunas, no ser ya nada.[...] El amor femenino es celoso porque, y esto es lo más interesante, depende de las características de su goce. Contrariamente al goce fálico, el goce otro, suplementario, "sobrepasa" al sujeto. Primeramente, porque es heterogéneo a la estructura discontinua de los fenómenos que regla el lenguaje, teniendo por consecuencia que este goce no identifica."

(Colette Soler, Lo que Lacan dijo de las mujeres.)

Y después habla sobre "La Mujer" y sobre "una mujer"...
Y yo me acuerdo de Hera (Juno), la hermana y esposa de Zeus (Júpiter), diosa celosa y vengativa (por las infidelidades de su esposo) y que es la diosa de las mujeres y del matrimonio. Lo que quiero decir es que los griegos y romanos habían puesto a la diosa de las mujeres como característica primordial precisamente el adjetivo de "celosa". Se podrían elegir muchos textos en los que aparece esta característica de Hera, pero yo he elegido un diccionario, el de mitología griega y romana, en el que podemos leer que Hera "En tanto que esposa legítima del primero entre los dioses, Hera es la protectora de las mujeres casadas. Se la representa como mujer celosa, violenta y vengativa. A menudo se irrita contra Zeus, cuyas infidelidades significan para ella otros tantos insultos."

(Pierre Grimal, Diccionario de mitología griega y romana, Paidós)

27 de junio de 2011, 12:41  
Anonymous Ana ha dicho...

"Al borde de la salud mental": Yo leí en mi juventud una obra de teatro de Peter Weiss, "Persecución y asesinato de Jean- Paul Marat" que se desarrolla en una casa de salud mental: apenas me acuerdo de ella pero sé que me gustó y yo creo que trata este tema: si es la sociedad la que engendra locura y creo que tiene que ver con el tema del orden público.
(Recuerdo que tenía que ver con Bertol Brecht, con Alfonso Sastre y con el marqués de Sade.

27 de junio de 2011, 23:46  
Anonymous Ana ha dicho...

No me gusta que la última palabra que se lea sea "Sade" , así que voy a copiar unas rimas de Bécquer que creo que vienen a cuento porque nos quedamos de momento así, esperando a la mano de nieve o a la voz enérgica que sepan animar todo esto, aunque quede cubierto de polvo, aunque algo muera.

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga «Levántate y anda»!

(Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas)

28 de junio de 2011, 16:15  
Anonymous Ana ha dicho...

Errata: es "dueño" en lugar de "dueña"

28 de junio de 2011, 16:23  

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