sábado, 30 de abril de 2011

Responsabilidad



Seguimos encadenando significantes que de nuevo nos interrogan. De elección vamos a responsabilidad. Significante pesado, como dice E. de G., con sus séis sílabas como vagones cargados.

Responsabilidad viene de responder. Tiene responsabilidad quien puede responder. Porque hay un sujeto que responde. Por eso la Ley le puede condenar si la infringe. Si no hay sujeto que pueda responder es irresponsable. Como ven el concepto de sujeto viene del Derecho. Aquél a quien se puede exigir responsabilidad por sus actos. Aunque uno no es solamente sujeto cuando delinque, por supuesto. Pero ¿acaso no delinquimos... a menudo? La opinión de Freud es que vivimos - exagerando algo- como "delincuentes". Me explicaré, aunque puede que quede peor.

Se trata de que los humanos somos seres vivientes capturados en el aparato del lenguaje y, si por un lado surgimos como sujetos de nuestra palabra, por otro tenemos un cuerpo que goza siempre, hasta la muerte. El goce es vida por eso.

Y ese goce, nunca del todo adecuado a lo que la sociedad exige - La Moral- nos genera un sentimiento de culpa consustancial con la condición humana. La heterogeneidad entre lo simbólico del lenguaje y lo real del goce del cuerpo hace imposible una armonía completa, una adecuación total. Este es ese margen en el que transcurre la vida. Hay vida humana porque hay incompletud. Porque no todo lo "viviente" queda reabsorbido por el lenguaje. Hay un anudamiento incompleto. Por eso que haya sentimiento de culpa es lo normal. También es necesario para hacer un análisis. "Oiga, ¿aquí quitan la culpabilidad?" "Bueno, se intentará. Aunque no del todo todo". Esto al comienzo. Los que no tienen sentimiento de culpa, ni cuando roban a un ciego, no tienen de qué curarse. Están encantados de conocerse.

La culpabilidad es el pathos de la responsabilidad. Su versión excesiva, efectivamente. Pero es el precio de nuestro ser moral y social.La capacidad de sentirse culpable de algo es necesaria para actuar honestamente en la vida. No somos inmunes a la falta moral. Lo contrario es la perversidad: pase lo que pase la responsabilidad es de los otros.

El sujeto responsable es el sujeto de la enunciación, el que se responsabiliza de sus enunciados, de lo que dice. Y debe distinguir entre él mismo, como sujeto, y lo que dice, sus enunciados. Para poder responsabilizarse. Y por ahí va el psiconálisis. Pero la culpa además puede ser inconsciente. Es decir, negada por el propio sujeto. Pero no dejará de manifestarse de otro modo. Y esto va a producir más síntomas. Como la agresividad contra quiene se tiene una deuda moral.
La responsabilidad no es siempre un mandato pesado, tareas desagradables. Es también responsabilidad con el propio deseo. Es decir llevar adelante lo que hay que hacer Aquí como dice Lacan, no hay que ceder. Porque es renunciar al sentido de la vida.

Son tiempos difíciles, los nuestros, para la responsabilidad. No hay más que ver los discursos políticos. Por ejemplo, los corruptos son siempre los otros, los míos son, en realidad, buenos. Nosotros todo lo hacemos bien, los otros son maledicentes. El paro se está acabando...
En la política hoy vemos un uso del lenguaje sorprendente. Desaparece el principio de contradicción: si ayer dije blanco, no tiene importancia, hoy digo negro. Acusar al contrario de lo que, en el párrafo anterior, uno mismo manifiesta haber hecho. Proyección de las faltas propias sobre el otro. Confundir la secuencia temporal de los hechos con la lógica causal de los mismos. Trucos del sujeto con el lenguaje, uso tramposo para escabullirse de su responsabilidad y endosársela a otro.
Manifestaciones de la supremacía de la "ética de las convicciones" (mis intenciones son buenas, luego hago el bien) sobre la "ética de la responsabilidad". Es la persistencia, en el discurso político, del pensamiento religioso sobre la lógica democrática que se asienta en la responsabilidad sobre los actos.

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lunes, 11 de abril de 2011

La elección


Freud introdujo el concepto de "elección de objeto", en sus Tres ensayos sobre teoría sexual. Se trata del objeto del que esperamos satisfacción sexual. Por tanto, esa elección configurará en gran medida nuestro destino. Por ejemplo: heterosexual u homosexual. Freud considera que es ésta una elección del inconsciente en los primeros años de la vida. ¿Son siempre todas las elecciones de nuestra vida determinadas por el inconsciente? O sea ¿somos unos inconscientes? Pues sí. A ver cómo me explico... Somos inconscientes de lo que ha elegido nuestro inconsciente, que siempre se anticipa. Y este axioma del psicoanálisis no es demostrable. Como todos los axiomas matemáticos, hay que aceptarlos para poder construir luego sobre ellos. Pero el psicoanálisis no es la matemática. Por eso su demostración, la teorización sobre ello, los sueños, los actos fallidos, los lapsus, los síntomas, es un saber sobre una experiencia. Aquí hay una elección: ¿considero verosímil la existencia del inconsciente, o no? La verdad es que no gusta mucho en el mundo de hoy que prefiere otras explicaciones. Antiguamente creían más en el inconsciente, aunque en formas distintas, de tipo religioso. El oráculo, las adivinaciones. Los sabios eran considerados como los que podían adivinar. Es decir que se les suponía una capacidad de interpretar la realidad. Hoy prefieren más no saber. Creer sólamente en las radiografías. Lo cual no está mal, las radiografías, pero no las hay del sujeto. Elegir es lo más decisivo (valga la redundancia) de nuestras vidas. Y, efectivamente, no hace falta esperar mucho para darnos cuenta que siempre hay algo fallido en lo que hemos elegido. Que no alcanzamos el Ideal presentido, el Todo que nos dejaría tranquilos y satisfechos. Que siempre se pierde lo otro. Por eso Freud, en el barco que le llevaba a Nueva York, dijo: no saben que les traigo la peste. Obviamente como metáfora de un saber que destituye todo idealismo. Nuestro Yo se imagina que elige él solito. ¡Fantástico muchacho, lo estás haciendo muy bien! Luego viene la vida, que nos va enseñando. Que la buena elección sería siempre a posteriori, pero no hay segunda oportunidad. Siempre una elección es irreproducible. Y toda elección es ética porque se elige sobre un modo u otro de goce inconsciente. Y del goce elegido el sujeto es responsable. Cuando un sujeto elige ir al análisis es preciso que asuma que él es parte del drama en que se ha metido. Que ha elegido lo que tiene, lo que le pasa. Es esto el psicoanálisis es intratable: hace al sujeto responsable de su vida. Lo cual es difícil pues la tendencia espontánea es hacer responsable al Otro. Aunque bien mirado, quizá no haya mayor bien que hacerse responsable de todas las elecciones que hacemos. Algo de esto dice Lacan cuando se refiere a la libra de carne, de su propio cuerpo, que pone Antonio como garantía del préstamo que le concede el judío. Es decir, que toda elección tiene algo de apuesta y supone que la sostengamos con nuestro esfuerzo, nuestro dolor y nuestra dicha.